Ira acumulada, explosión de palabras.

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Narrador omnisciente:

La pelinegra caminaba por los vacíos pasillos del instituto posando su oscura mirada contra el sucio suelo del lugar, sus pensamientos seguían concentrado en el bonito rostro coreano, la joven no pudo evitar soltar un bufido al recordar aquella peculiar sonrisa, tan malditamente característica de ella que, más de algún idiota había caído ante sus encantos. Rápidamente introdujo sus manos en el interior de sus jeans soltando otro de sus característicos bufidos de cansancio, más bien de un aburrimiento total.

Continuó su camino, aun cuando no tenía ni la menor idea de cuál era su motivo, su destino. De repente, al pasar por los baños masculinos pudo oír como un suave sollozo desprendía del lugar, completamente intrigada por saber si, efectivamente había escuchado bien, la muchacha detuvo su andar para dirigirse en dirección de los baños, en el instante que se giró observando la puerta de madera sintió un fuerte golpe intangible dando en dirección de su pecho, confundida estiró su mano sintiendo la fría madera rozar su suave palma-realmente tenía un mal presentimiento-. Llena de valentía la joven presionó su agarre entreabriendo la puerta, su corazón se estrujó al ser nuevamente golpeada por aquel fuerte sollozo, el sonido rápidamente había comenzado a retumbar en las paredes del lugar.

Mina fue capaz de sentir como sus pulsaciones aumentaban por cada paso que daba en el interior del baño, al parecer sus pasos habían alertado al susodicho ya que, con rapidez el silencio había reinado el lugar provocándole un intenso escalofrío-desde la punta de sus dedos hasta la columna vertebral-. Aun con aquel extraño sentimiento la joven continúo su caminar pasando por cada minúsculo cubículo sin antes verificar si estaba o no el responsable de aquel desgarrador llanto.

—…—Mina tragó saliva en el momento que quedó frente a la puerta, sus manos rápidamente comenzaron a picar como si estuviesen en llamas, ardiendo ante el tacto inevitable—oye, ¿Estás bie…—la pregunta quedó atrapada en su garganta al ver quién era el sollozante muchacho.

Sus pulmones se contrajeron ante las impactantes imágenes que estaba observando en silencio; ahí estaba su pequeño hermano aferrado al inodoro con sus húmedos cabellos castaños adheridos a su rostro, mientras que sus delicados hombros se sacudían ante sus desgarradores sollozos. Mina dio un paso en su dirección observando al joven contrayendo sus piernas hacia su pecho, en un característico movimiento de protección. La japonesa entreabrió sus labios al sentir sus ojos arder, el pequeño castaño había encogido sus hombros en el momento que sintió su presencia, el joven realmente estaba aterrado de su existencia.

—N~No… por favor~r, no me lastime más—suplicó la ahogada voz de Taehyung siendo este sonido opacado por sus suaves hipos incontrolados. Se quedó de aquella manera asustado de estar nuevamente con aquel chico de cabello negro en la misma habitación, rápidamente sus músculos se contrajeron al sentir un suave tacto posado sobre sus brazos descubierto—p~piedad…—sollozó por clemencia tomando todo el valor que tenía para ver al responsable de su anterior ataque—¿Ah?—exclamó completamente sorprendido de ver la oscura mirada de su hermana fija en sus aguados ojos—¿Mina Noona?—susurró estupefacto al ver que, efectivamente era ella.

La japonesa apretó su quijada en un vano intento por no llorar, con rapidez la muchacha subió sus palmas sintiendo a su hermano temblar bajo su tacto.

—¿Qué sucedió?—preguntó Mina con suavidad intentando no asustar al castaño—vamos Tae, debes decirme quien fue—suplicó apoyando sus pulgares sobre su húmeda quijada.

El japonés (sé que no es japonés pero en mi historia lo será) tragó saliva sintiendo rápidamente aquel vivido recuerdo de la sucia agua del inodoro adentrándose nuevamente en su garganta, sin poder evitarlo, las lágrimas nuevamente hicieron su descenso manchando sus enrojecidas mejillas.

Friends [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora