No puedes morir, no puedes dejarla.

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Narrador Omnisciente:

Los días transcurrieron con normalidad, Taehyung intentaba evadir la presencia de la castaña cada vez que tenía la mala suerte de toparse con ella en los pasillos del instituto, mientras tanto, Mina había logrado un lazo afectivo con la joven rubia con extraña personalidad; Momo todos los días pasaba a verla aunque fuese por un par de minutos para asegurarse de que ella se encontrase en perfectas condiciones.

La japonesa se sentó sobre el colchón apoyando la planta de sus pies sobre la fría madera, sus ojos viajaron hacia su muslo notando el color morado envuelto en la piel de aquella zona, a pesar de estar con medicamentos y un constante masaje que ella misma se proporcionaba, aun así, le era muy difícil el mantenerse de pie por un periodo largo de tiempo. La pelinegra suspiró llevando sus dos palmas al borde del colchón, los músculos de sus brazos y abdomen se contrajeron en el instante que se impulsó hacia adelante.

El calor era realmente abrasador en aquellas cuatro paredes, la japonesa completamente sudorosa llevó sus dos manos hacia su holgada camiseta despojándose con rapidez de aquella tela. Mina gruñó un tanto asqueada de sentir su propio sudor recorriendo su espina dorsal, sus ojos rápidamente viajaron por la habitación observando el causante de su sofocante habitación, sin esperar más, la joven extranjera caminó intentando no apoyar todo su peso sobre su pierna lastimada, en dirección de las ventanas.

Mina estiró sus manos tomando el borde de madera, apretó con fuerza su quijada sintiendo como el objeto se rehusaba en abrirse, la joven jadeó sintiendo los fuertes latidos de su corazón chocando contra su caja torácica, con los músculos tensos y los dedos aferrados en la ventana intentó nuevamente subir la madera sintiendo como los músculos de sus hombros se contraían con brusquedad. De repente, para su suerte, el marco de esta cedió con rapidez logrando que la joven soltara un suave suspiro al sentir el aire fresco golpeando contra su abdomen, los micros vellos de aquella zona se erizaron ante el cambio climático en su piel, logrando que la extranjera diera un par de pasos hacia atrás, intentando acostumbrarse a la brisa mañanera.

El cuerpo de la pelinegra se paralizó en el instante que escuchó un clic seguido de una luz brillante viniendo de su espalda. La japonesa con rapidez se giró sintiendo un pequeño pinchazo recorriendo su muslo lastimado, sus oscuros ojos viajaron por la habitación deteniéndose en aquella joven de cabello rubio recostada sobre el marco de la puerta con la cámara de su teléfono apuntando hacia su dirección.

—Nayeon arderá de los celos—comentó Momo mientras comenzaba a teclear sobre la pantalla de su móvil.

Mina completamente avergonzada comenzó a caminar en dirección de la rubia sintiendo como su pierna resentida le obligaba a detenerse.

—Agh... Momo, ni se te ocurra—bramó la joven con molestia apuntando con su dedo índice hacia la japonesa—y lo digo muy en serio, no le envíes esa foto—ordenó mientras que, con la mayor lentitud que le fue posible se acercó a la rubia observando como esta sonreía ignorando por completo su presencia.

—Tarde—respondió la joven a la vez que giraba su muñeca hacia la dirección de la pelinegra dejando que esta fuese capaz de leer la conversación que mantenía con la coreana—es la primera vez que he leído y oído a Nayeunnie hablando tan bien de una persona que no fuese de ella misma... dime Mina, ¿Qué clase de embrujo le hiciste a la coneja? —cuestionó con diversión sintiendo un fuerte golpe en la zona de su antebrazo izquierdo—¡Hey! Relájate, di; ¡No! contra los golpes a las rubias—habló con emoción elevando sus dos manos hacia el aire para luego simplemente sonreír con diversión.

—Cierra la boca Hirai, hoy estás más estúpida de lo normal—contestó Mina mientras hacia una mueca a causa del fuerte dolor que se instaló en su muslo.

Friends [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora