Narrador Omnisciente:
Habían transcurrido ocho meses desde el fatídico accidente que cambió la vida de dos familias. Una linda tarde de otoño Nayeon caminaba junto a la señora Sachiko rumbo al cementerio, la joven coreana mantenía su mano aferraba al brazo de la mujer mientras que, con su otra mano sostenía su vientre sintiendo como los pies de su pequeña bebé presionaban sobre su palma, la castaña tragó saliva en el instante que su pequeña volvió a presionar la planta de sus pies sobre su mano intentando avisarle que ella estaba despierta y rebosando de una espléndida alegría. La señora Myoui ayudó a la coreana subir los escalones que daban a las grandes puertas metálicas, con un poco de esfuerzo ambas mujeres ingresaron al lugar sintiendo el característico sudor descendiendo por sus espaldas que se les solía crear cuando las suelas de sus zapatos tocaban el sombrío ambiente de aquel lugar, a pesar de que no era la primera vez que visitaban el cementerio seguían sintiendo la misma angustia que recorría su piel como les había sucedido en la primera visita.
Ambas mujeres caminaron en silencio observando el sombrío lugar acoplado de tumbas de diferentes portes y colores, Nayeon no iba a negar que le intimidaba el lugar y la forma silenciosa en la que solía estar, intranquila la muchacha llevo sus manos a su vientre comenzando a dar suaves masajes sobre la tela de su abrigó queriendo relajar a su despierta hija. La coreana estiró su mano atrapando nuevamente el brazo de la señora Myoui en el instante que sintió sus piernas tambalear, últimamente le costaba más poder subir lugares empinados, y debía admitir que agradecía de todo corazón que la madre de Mina hubiese tomado el valor suficiente para acompañarle. Nayeon giró su rostro al oír un extraño suspiro entrecortado por parte de la mujer, rápidamente la preocupación vino a su mente tomando el instinto de detenerse observando como Sachiko comenzaba a limpiar sus húmedas mejillas.
—Sachiko...—llamó la coreana acariciando con su pulgar el dorso de la mujer intentando reconfortarla del dolor que debía estar padeciendo—No es necesario que me acompañes, puedo hacerlo sola, estaré bien—admitió observando como Sachiko negaba pasando su palma libre por sus húmedos ojos logrando limpiar el rastro de lágrimas que había descendido segundos atrás.
—No, yo... necesito hacer esto, llevo ocho meses huyendo de su tumba—admitió la mujer a la vez que intentaba sonreír estirando la misma mano que había utilizado al limpiar la humedad de su rostro para posar su palma sobre el vientre de la castaña—¿Jieun nuevamente esta intranquila?—preguntó observando como la coreana sonreía asintiendo con su cabeza—jamás le ha gustado que vengas a este lugar—comentó sintiendo como el pequeño bebé se movía bajo su tacto.
—Lo sé—admitió la coreana a la vez que sentía como Sachiko alejaba sus palmas de su vientre para comenzar nuevamente a caminar rumbo a las tumbas que iban a visitar.
Sachiko suspiró sintiendo su corazón latiendo con demasiada vehemencia, Nayeon mientras tanto intentaba relajarse comenzando nuevamente a acariciar su vientre notando como habían rápidamente llegado a su destino, la joven se mantuvo quieta releyendo el nombre de la lapida sin poder creer que aquello realmente estuviese sucediendo, la coreana tragó saliva observando como la señora Myoui observaba con asco la lapida de su ex esposo sintiéndose por fin realizada de verlo tres metros bajo tierra.
—Ese capullo destruyó a mi familia—y Nayeon no podría estar más sorprendida de oír la forma en que la mujer se había expresado, notando rápidamente sus manos empuñadas y las cortas uñas encajándose en sus palmas—realmente espero que se este revolcando en el infierno.
La coreana guardo silencio teniendo rápidamente el vivido recuerdo de la policía tocando a la puerta. La castaña sentía una gran admiración por la abuela de su hija, a pesar de la forma en que la mujer le había dado la noticia, ver con sus propios ojos como Sachiko caía de rodillas al suelo llorando por lo sucedido, y aun así la señora Myoui había sido capaz de levantarse del sufrimiento y estar de pie observando con verdadero odio al responsable de todo sus males. Nayeon se estremeció ante el recuerdo de Taehyung abandonando su casa, como había decidido huir mientras que las lágrimas eran su única compañía, y a pesar de que verdaderamente la joven había estado en todo ese lapso de tiempo en un completo estado de shock, todavía no era capaz de asimilar la palabra accidente y Mina siendo unidos, porque su Minari jamás hubiese hecho eso, jamás la hubiese abandonado como lo hizo, ella no era así, y pesar de todo Nayeon todavía creía en lo que sus pensamientos seguían reafirmando.
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Friends [G!P]
FanfictionMina amaba en un completo silencio a Nayeon ya que era consciente que esta solo la veía como una amiga más. Aviso: Mina [G!P] (mujer con aparato reproductor masculino) Contenido adulto. Si eres sensible ante las escenas sexuales, no recomiendo leer...