Narrador omnisciente:
El timbre resonó en el hogar de los Myoui, Mina se hallaba recostada sobre sus sábanas con su abdomen al descubierto mientras que el delicioso sueño la envolvía por completo, su madre, quien se encontraba cocinando un apetitosos pastel, se aproximó a la puerta abriendola con rapidez; su sonrisa se ensanchó al ver a una joven de cabello negro de baja estatura de pie frente a ella, por primera vez en mucho tiempo alguien- a demás de Nayeon- venía a visitar a su hija.
—Oh por dios...—susurró la mujer llevando su mano derecha a la boca—...—guardó silencio intentando asimilar la idea de que ella estuviese frente a su puerta.
—B~Buenos días... U~Usted, usted debe ser la madre de Mina, ¿Verdad?—preguntó Chaeyoung siendo víctima del nerviosismo—un gusto, señorita Myoui madre de Mina, mi nombre es Chaeyoung—saludó haciendo a su vez una reverencia.
La madre de la japonesa rió completamente enternecida por la adorables palabras que la joven había sido capaz de desbordar, por inercia la mujer estiró sus dos manos atrapando los hombros de la coreana.
—Eres una ternura, ven pasa—habló la mujer tirando del cuerpo de la joven hacia el interior de su hogar.
—Tiene un hogar muy bonito, señorita Myoui madre de Mina—halagó la coreana escuchando nuevamente la suave risa de la madre de su amiga.
—Soy Sachiko, puedes llamarme así cariño—comentó la mujer dándole un par de palmadas al hombro de la joven—ven, ¿Quieres ayudarme en la cocina?—preguntó mientras se dirigía hacia aquella zona de la casa—¡De todas formas mi hija debe estar durmiendo todavía!—agregó elevando la voz para que la pelinegra pudiese oírla.
Chaeyoung mordió su labio para luego mirar las escaleras, se quedó un par de segundos observando hacia la nada deseando ver la bonita silueta de su mayor. Cuando se percató que, efectivamente la japonesa no bajaría la muchacha emprendió camino hacia la cocina.
La coreana ingreso viendo la familiaridad de la madre de Mina con la japonesa, eran idéntica, Chaeyoung no pudo esconder aquella boba sonrisa que adornaba sus labios ante la idea de imaginarse a la castaña a esa edad. La madre de la japonesa giró su rostro al percatarse de la presencia de la menor, se quedó unos segundos en silencio notando aquel peculiar brillo en la mirada de la joven.
—¡Chaeyoung! Me alegra saber que sigues aquí—comentó Sachiko mientras caminaba de un lado hacia el otro en busca de un par de ingredientes—no seas tímida, pasa—agregó al notar como la muchacha continuaba de pie en el umbral—me alegra saber que mi pequeña tiene más amigos aparte de Nayeon—comenzó a hablar posando un par de platos sobre la mesa de mármol.
La pelinegra ingresó en el interior de la cocina caminando directamente hacia el lavaplatos.
—Lo sé, Mina no es buena para socializar—comentó Chaeyoung mientras secaba sus húmedas manos en el papel higiénico que colgaba de la pared—me siento agradecida por saber que soy parte de su vida.
La madre de la japonesa guardo silencio sintiendo como las adorables palabras de la muchacha golpeaba su corazón, ¿Podía existir un ser más puro que aquella joven? Se preguntó al notar las amorosas palabras de la pelinegra.
—Minari... Ella es especial en todos los aspectos, me da gusto saber que te tiene a ti además del conejo revoltoso—comentó con cariño logrando que la coreana riera ante el apodo mencionado por la mayor—¿Sabes pequeña? Aún que por fuera mi hija se viera intimidante... Aquello solo es una máscara, intenta ser así para que no lastimen.
La señora Myoui mordió su labio negando con la cabeza, no debía llorar, no al frente de la coreana simpática.
—¿Quien la lastimó señorita Myoui?—preguntó Chaeyoung olvidando por completo el hecho de la informalidad—¿U~Usted lo sabe, verdad?—insistió notando como la mujer simplemente negaba echando su cabello hacia atrás.
—No, lo siento cariño, pero no lo sé, Mina jamás me quiere hablar de eso—comentó Sachiko con un tono amargo en sus palabras.
De repente, el silencio que se había creado en la habitación fue interrumpido por un estruendo proveniente del segundo piso. Chaeyoung giró su rostro hacia el comedor notando rápidamente la silueta de la japonesa.
—¡Mierda mamá! ¡Me olvidé de Chaeyoung! ¡Me voy!—gritó una nerviosa japonesa mientras que, corría por la habitación en busca de sus zapatos—maldición...—susurró al golpearse contra la mesa de cristal—¡¿Mamá has visto mis zapatos?!
La señora Myoui rió para luego limpiarse sus sucias manos en el delantal. Chaeyoung se quedó en silencio viendo como la madre de la japonesa salía de la cocina para acercarse a su hija.
—Relajate cariño—comentó la señora Myoui mientras le daba un par de palmas al hombro de su hija.
—¡¿Que me relaje! ¡Olvide a Chaeyoung, Mamá! Me debe odiar—comenzó a desesperarse llevándose ambas manos a la cabeza—maldición, ¿Por qué soy tan torpe?
—Lo heredaste de tu padre—comentó la mujer para luego reír completamente divertida de las expresiones cansadas de su hija—venga ya, te diré algo...—susurró la mujer acercándose a la oreja de su pequeña—en la cocina está mi nuera.
Mina frunció el ceño dando un paso hacia atrás.
—¿Nayeon?—preguntó logrando sorprender a su madre, quien entreabrió los labios completamente impactada de la confesión camuflada de su hija—¿No? Ahm... Y~Yo, olvídalo—intentó cambiar el tema girando su rostro hacia la dirección de la cocina.
Su pulso se disparó al notar la presencia de la coreana.
—¡¿Chaeyoung?!—preguntó Mina al mismo tiempo que corría hacia la dirección de la pelinegra lanzándose contra el cuerpo de la joven—perdón, perdón—repetía besando la frente de la pequeña—no quise olvidarte, lo juro—comentó tomando las mejillas de la muchacha quedando en un incomodo silencio.
—¡Iré al súper!—rompió el silencio la voz de la señora Myoui para luego oírse la puerta cerrandose.
Mina parpadeo alejándose del cuerpo de la coreana, la muchacha podía sentir sus mejillas sonrojadas ante la vergüenza que envolvía todo su cuerpo, en cambio Chaeyoung, se mantuvo en silencio rascándose la nuca con su dedo incide y pulgar.
—Ams... ¿Quieres comer algo?—preguntó Mina mientras caminaba hacia la cocina.
—No, lo siento... En realidad sólo venía a decirte que no podré salir contigo hoy—mintió Chaeyoung al recordar la pregunta que la japonesa había ejercido hacia su madre.
Ella no era Nayeon, se repitió una y otra vez deseando que aquellas palabras quedasen grabadas en su mente.
Mina la observó confundida dando un paso hacia atrás para luego girarse.
—Oh... Ams, ¿Te llevó a tu casa?—preguntó intentando sonar amable.
La pelinegra negó con su cabeza apretando su puño en un vano intento por mantener la calma, un extraño pensamiento recorrió su mente, de repente se sentía segura de si misma, así que lo iba a demostrar. Con pasos seguros se acercó a la pelinegra mayor colocando sus dos finas manos posadas en los hombros de la japonesa.
—Nos volveremos a ver—susurró Chaeyoung para luego acercar su rostro hacia el de la pelinegra terminando por juntar sus labios contra la comisura de los labios de la mayor.
Mina quedó paraliza, su cuerpo completamente tensado por el tacto de la muchacha, la joven tragó saliva sintiendo como su entrepierna comenzaba a doler, por instinto llevó su mano hacia su miembro tapando la visible erección que la coreana le provocó, mientras que; Chaeyoung agachó la mirada sonriendo con provocación.
—Adios Miguri—se despidió dando media vuelta alejándose por completo de la muchacha.
La japonesa se quedó ahí, con la entrepierna punzando y las manos congeladas, la casa había quedado en un completo silencio siendo su respiración el único sonido. De repente, el timbre sonó, la muchacha rápidamente corrió hacia la zona del sonido abriendo la puerta sin siquiera importarle quien era la susodicha.
—¡Chaeyoung mira como me dej... ¿N~Nayeon?—preguntó Mina tragando fuertemente la saliva que había quedado atorada en su garganta.
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Friends [G!P]
FanfictionMina amaba en un completo silencio a Nayeon ya que era consciente que esta solo la veía como una amiga más. Aviso: Mina [G!P] (mujer con aparato reproductor masculino) Contenido adulto. Si eres sensible ante las escenas sexuales, no recomiendo leer...