CAPITULO 7

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Jungkook puso su sombrero sobre su abrigo doblado en el banco de cuero y se quedó mirando por la ventana cerrada de la puerta del coche. Debido al calor del teatro había dejado el abrigo en el coche. Kim Minji y su tía, la señora Keng, estaban sentadas frente a él comentando el espectáculo de la noche, sus suaves voces femeninas una tonada ininterrumpida. Apenas las oía.

Cristo, echaba de menos a Jimin. Se había sentido tan bien simplemente verlo, estar cerca de él de nuevo, sin embargo, también había sido doloroso. Con los brazos de cruzados sobre el pecho y una mueca en sus labios llenos, Jungkook había sabido que no recibiría una cálida bienvenida. Su corbata desarreglada y el nudo torcido solo habían servido como otro recordatorio de que Jimin ya no le pertenecía. Aun así, Jungkook tenía que hablar con él, a pesar de que había sido doloroso que le arrojara la verdad a la cara.

Saber que era el peón de su padre y escucharlo de Jimin eran dos cosas muy diferentes. Con sólo unas pocas palabras, Jimin había entendido todos los matices y todos los detalles de la situación, dejando a Jungkook sintiéndose desnudo. Vulnerable y expuesto. Y necesitando a su amigo más que nunca.

Sin embargo, no había habido ninguna compasión en la mirada oscura de Jimin. Sólo desprecio y lástima. Exactamente lo que merecía un peón dispuesto. Jungkook se pasó una mano por la parte posterior del cuello. Y se consideraba un hombre. Logró detener un despectivo sonido antes de que abandonara su garganta. Un hombre no permitía que lo manipularan así.

Matrimonio. Una vez había sido una vaga idea, un concepto al que dio poca consideración. Pero había tenido suficientes oportunidades para familiarizarse con él recientemente. Definitivamente no era algo que quería o deseaba.

Quería a Jimin en su cama y a nadie más.

Empujando esos sentimientos en el fondo donde nunca volverían a ver la luz del día, haciendo todo lo imposible por negar una parte de sí mismo... Tres semanas de esa tortura habían sido la definición infierno. ¿Cómo iba a sobrevivir toda la vida de la misma manera?

No podría

Necesitaba a Jimin. Estaba atado a él de una manera que no podía explicar del todo, sin embargo, ya no podía cuestionarla o negarla.

El conocimiento se asentó, hundiéndose en sus huesos, un hecho indiscutible. Pertenecía a Jimin, no a Kim Minji. Apartó su atención de la ordenada hilera de casas que bordeaban la calle y miró a la joven que seguía discutiendo la noche con su tía. La cabeza inclinada hacia la mujer mayor, ajustó el chal marfileño sobre sus delgados hombros con aire ausente. Después de numerosas visitas por la mañana y los paseos por la tarde por el parque, aun sabía poco acerca de ella. Prefería su té sin azúcar, no le importaba la lluvia, y tenía un especial apego por YoiChu. Siempre que se refería a su hermano, le brillaban los ojos, sus labios se inclinaba hacia arriba en los bordes y su amable atención se convertía en total atención.

Ella tampoco le pertenecía. Tampoco se merecía estar atada a él por fuerzas que escapaban de su control.

¿Pero qué podía hacer al respecto? Todo estaba acordado. El resultado ya previsto antes incluso de que su padre hubiera expresado su "petición".

Su boca se tensó en una fina línea.

Iba a hacer lo que debería haber hecho en primer lugar. Pero primero, necesitaba el permiso de Kim Minji. Después de todo, también se trataba de su futuro.

El carruaje se detuvo frente a la casa de Kim Minji, una casa blanca agradable similar a muchos otras que se alineaban en las calles. El metal resonó cuando el lacayo colocó las escalerillas y luego abrió la puerta del coche. Ella y su tía cortésmente le desearon una buena noche y le dieron las gracias por una agradable velada.

SERIE ATADOS ◂Kookmin▸ (Adapt.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora