SERIE ATADOS ◂Kookmin▸ (Adapt.)

CAPITULO 3

Jimin cerró lentamente el libro encuadernado en piel, procurando que las páginas de Romeo y Julieta de Shakespeare no crujieran. Conteniendo la respiración, dejó el libro sobre la mesa de té al lado de su silla y se movió para incorporarse.

¾Si quieres irte, simplemente dilo. Te haces un flaco favor tratando de escabullirte como un ladrón inepto.

Maldición. Jimin se dejó caer en la silla. ¾Mis disculpas, abuela. Pensé que te habías quedado dormida. No quería molestarte.

¾No estoy dormida.

Obviamente. Jimin se esforzó por no poner los ojos en blanco. El medico afirmaba que la avanzada edad había disminuido severamente su vista, pero Jimin no le creía. Nada escapaba de la aguda mujer mayor. Cogió el libro. ¾¿Quieres que continúe leyendo?

Ella agitó una mano pequeña y huesuda, haciendo que la elaborada manga de su bata aleteara con el movimiento. ¾No. Claramente ya has tenido suficiente de mi por hoy.

Él suspiró. ¾Eso no es cierto, abuela.

El sol de la tarde entraba por la ventana, los rayos de oro creaban halo alrededor de su cabeza gris. Apoyada contra una pila de mullidas almohadas blancas y con la colcha marfileña envuelta alrededor de la cintura, se veía muy pequeña y frágil, pero su lengua afilada contradecía su apariencia. El accidente de coche hace casi una década la había dejado inválida, confinándola en su enorme cama con dosel. Si no fuera por él, su única compañía serían dos criados. Puede que no fuera la persona más agradable, pero era su abuela y él la quería.

Con el ceño fruncido, escogió un pastelito de la caja ubicada junto a su cadera y le dio un mordisco. Era probable que sólo tolerara sus visitas porque Jimin le llevaba dulces.

¾¿Te apetece otra taza de té? ¾preguntó.

¾Ya me he tomado tres tazas. No necesito otra. ¾Terminó el bollo y cerró la caja. Permaneció sentado, esperando pacientemente mientras ella se esforzaba por volver a atar la cinta roja alrededor de la caja. Si ofreciera su ayuda, sería mordazmente rechazado.

Cuando terminó, puso la caja en la parte superior de uno de los montones de libros sobre la mesita junto a su cama. Othello, El sueño de una noche de verano, Macbeth. Conocía cada uno de esos libros de memoria. Después de acomodar la colcha, volvió su atención hacia él. ¾¿Cuándo vas a tomar una esposa?

Se revolvió en la silla de seda con flores de color rosa. ¿A qué venía la pregunta? ¿Y cómo podría decirle que nunca se casaría sin revelar por qué? Extendió la mano y enderezó el pasador de jade en su corbata. Él pertenecía a Jungkook, sólo a él.

¾HoSeok está casado y ya ha engendrado un heredero ¾dijo Jimin refiriéndose a su hermano mayor. La mujer de su hermano le había escrito hace unas semanas informándole del evento. Era tan anodina y distante como su hermano, pero al menos recordaba su existencia.

¾¿Qué tiene eso que ver con tu futura esposa?

¾Hay pocas posibilidades de que el título pase a mí. Así que no hay necesidad de imponerme a una mujer inocente en aras de conseguir el título. ¾Un título que era poco más que un nombre y una propiedad abandonada ya que su padre había desangrado la propiedad hace tiempo.

Con sus finos labios fruncidos, su abuela se le quedó mirando fijamente, su nublada mirada oscura era aguda y penetrante. ¾Nunca me he preocupado mucho por HoSeok o tu padre. ¾No era ninguna sorpresa. Ella no se preocupaba demasiado por nadie.

¾Pero tú... tú tienes que tomar una esposa.

Jimin negó. A la mujer definitivamente le pesaban los años. Lo que decía no tenía sentido. ¾Pero no tengo nada que ofrecerle a una esposa. Sin perspectivas. Una miseria de ingresos. No puedo pagar las facturas de la modista de una dama y mucho menos comprar una casa para ella.