CAPÍTULO 6

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Tendido sobre su estómago, Jimin mantuvo los ojos cerrados mientras las sensaciones de la noche anterior de deslizaban desde sus sueños hasta llenar su mente empañada por el sueño, apenas consciente. La presión del cuerpo duro de Jungkook junto a él. Los sonidos de gemidos roncos y desesperados de Jungkook pidiendo más. Los urgentes empujes del culo de Jungkook contra su pelvis mientras el orgasmo se construía dentro de su amante. Flexionó su mano metida debajo de la almohada, el recuerdo de su agarre en el muslo de Jungkook todavía fresco en su palma.

Había visto a Jungkook llegar al clímax infinidad de veces, pero nunca así. Cada línea de su poderoso cuerpo laxo todavía vibrando con necesidad innegable. Y la mirada en el rostro de Jungkook con la liberación del hombre la dicha absoluta, el temor innegable, y la confianza inquebrantable. Una mirada que Jimin nunca olvidaría. Jungkook se había entregado por completo a él, había puesto su placer totalmente en las manos de Jimin. Y a juzgar por la semilla blanca nacarada que había recubierto el abdomen duro como una roca del hombre, Jungkook había disfrutado muchísimo de la experiencia.

La sonrisa jugando en los bordes de los labios de Jimin se ensanchó en una sonrisa soñolienta, triunfante.

Se sentía como un maldito dios.

Movió sus caderas, apartando una de sus rodillas hacia su lado, en un esfuerzo por aliviar un poco la presión sobre su erección atrapada entre el estómago y el colchón. Una erección que la noche anterior había estado enterrada hasta la empuñadura en el ya no más virgen culo de Jungkook.

Su propio culo hormigueó en respuesta. La necesidad fluyó debajo de su piel, filtrándose en sus venas, creciendo con cada segundo que pasaba. Tal vez podría convencer a Jungkook para devolver el favor.

Centró sus sentidos, buscando el calor irradiado por el cuerpo de Jungkook, sin embargo ...

Jimin abrió los ojos y encontró el lugar junto a él vacío. Se alzó sobre sus antebrazos. La almohada blanca aún tenía la forma de la cabeza de Jungkook, y la colcha estaba arrugada como si alguien Jungkook  la hubiera arrojado apresuradamente después de desocupar la cama.

No podía recordar a Jungkook levantarse. Por supuesto, Jimin tenía tendencia a dormir profundamente, pero Jungkook siempre le daba un golpecito al menos antes de abandonar la habitación, ya fuera esta habitación o su dormitorio en su apartamento de soltero.

Tal vez el hombre había ido simplemente a aliviarse. Pero... pasó una mano sobre las sábanas bajo la colcha. Ni rastro de calor del cuerpo de Jungkook . Una mirada por encima del hombro hacia la chimenea de mármol confirmó sus sospechas.

Jungkook había estado ausente durante algún tiempo, el fuego que por lo general encendía antes de salir de la alcoba se había consumido hasta solo dejar unas brasas apenas brillantes.

Con el ceño fruncido, miró las cortinas verde bosque que cubrían la ventana al lado de su cama. La luz del día gris que se filtraba a través de las ranuras de las pesadas cortinas hacían prácticamente imposible discernir la hora del día. Tomó sus gafas de la mesilla de noche, se los puso, y se centró en el reloj de bronce sobre la chimenea.

Unos minutos antes de las nueve.

No había dormido mucho más de la cuenta, lo que significaba que Jungkook se había marchado antes del amanecer.

La inquietud corroyó su estómago. Apartando la colcha, sacó las piernas por un lado del colchón. Tomó su ropa del suelo y se vistió. No se molestó en afeitarse. Podría encargarse más tarde, después de que encontrara a Jungkook.

Un vistazo en la alcoba de Jungkook y en el estudio no sirvieron para encontrar al hombre.

Buenos días, Park Jimin

SERIE ATADOS ◂Kookmin▸ (Adapt.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora