CAPÍTULO 4

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Jungkook cogió el cuenco de plata con las zanahorias y puso más en su plato. ¿Fue productiva la cita? Jimin había vuelto a la casa antes incluso de que Jungkook comenzara a preocuparse que solo se tendría a sí mismo para la cena, lo que provocó que Jungkook se preguntara si la cita había valido la pena el esfuerzo. Sólo tenían que enseñarle una pila de libros y Jimin perdía la noción del tiempo.

Oh, sí. Jimin tomó otro bocado de la carne de cerdo. La biblioteca de Middleton... Dejó escapar un pequeño suspiro de dicha que Jungkook sabía que no tenía nada que ver con la calidad del lomo de cerdo. Libros por todas parte y la mayoría estaba en perfectas condiciones. Bueno, al menos los que fui capaz de clasificar. El Sr. Wallace sin duda estará contento cuando lleguen los libros que escogí dijo en referencia al anterior propietario de la tienda que había permanecido con Jimin para ayudar con el funcionamiento del día a día de la pequeña librería. Jimin hizo una pausa, el tenedor suspendido a unos centímetros de su boca abierta. Miró a Jungkook, que estaba sentado a su izquierda en la cabecera de la mesa. Tengo que encargarme de que alguien los embale y entregue en la tienda.

Probablemente ese detalle acaba de ocurrírsele. Jimin no era el más organizado de los individuos. Jungkook cogió su copa de vino y tomó un sorbo. Consúltalo el Sr. Youn. Puedes encontrarlo en el establo de la posada, su hijo debería ser capaz de transportar las cajas a Busan.

La línea de los hombros de Jimin se relajó con alivio. Se metió el trozo de carne de cerdo en la boca. Su mandíbula trabajó mientras masticaba, y luego tragó la comida con un sorbo de vino. Un rastro de burdeos manchó sus labios llenos, recordando a Jungkook cómo se veían esos labios brillantes por la saliva después de chupársela. Un recuerdo que podría comprobar tan pronto como terminaran de cenar y la Sra. YoBin dejara la casa. Y después de que Jimin pusiera su hermosa boca a un buen uso, Jungkook lo despojaría de su ropa, lo ataría y dejaría su culo enrojecido con un látigo. ¿O tal vez con una vara? Había pasado algún tiempo desde que había oído la erótica combinación del restallar del cuero a través del aire, seguido del tembloroso gemido de placer Jimin. Un gemido totalmente diferente a cuando usaba el látigo. Uno era entrecortado y roto, fino y delicado, al igual que la larga longitud elegante de un látigo. El otro bajo y gutural, más grueso y más sustancial, como el golpe de una vara.

Su mano se apretó alrededor de su tenedor. Casi podía sentir el asa de cuero calentando su palma, casi podía oír los gemidos entrecortados deslizándose por los labios de Jimin.

Voy a llamarlo por la mañana dijo Jimin alejando los pensamientos de Jungkook de la alcoba y de vuelta al comedor. Va a costar mucho menos contratar a alguien en Seúl que hacer que alguien viaje desde Busan para encargarse de la tarea. Aun así me gustaría que la cuenta bancaria de la tienda pudiera permitirse más. Tuve que limitarme a cuatro cajas, y sin duda me costó un poco limitar la selección. Esa biblioteca es un verdadero descubrimiento, aunque tenía la clara impresión de que el Sr. Middleton no dejó a su esposa bien cuidada.

¿Qué te hace pensar eso?

Ella mencionó que tuvo que despedir a su doncella. No creo que tenga sirvientes que le ayuden con la casa. No vi ninguna mientras estuve allí. Y me ofreció todo el contenido de la biblioteca. Me arriesgaría a decir que Middleton gastó la mayor parte de ingresos en abastecer esa biblioteca. Los libros no parecían viejos o utilizados, como si hubieran sido heredados de alguien. La mayoría eran nuevas ediciones.

Jungkook frunció el ceño. Completamente irresponsable por parte de Middleton dejar a su esposa arruinada. La primera preocupación en su matrimonio debería haber sido garantizar su seguridad. Una mujer joven de una buena familia no tendría medios para proveer para sí misma en caso de la muerte de su marido. Sin duda, tiene familia que puede ayudarla.

SERIE ATADOS ◂Kookmin▸ (Adapt.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora