El amargo sabor de un caprichoso destino

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Es difícil amar a alguien tan ilógicamente como yo amo a Jade.

  No es difícil por el hecho de que ella no acate todas las costumbres o por sus deseos de libertad.
  Sino más bien por el devastador hecho de que me pase una vida entera, una juventud, una adultez, casi veinte años amando a una mujer que nunca me amo. 
   Una mujer que siempre me vio como un estorbo, como una molesta roca en su camino, una puerta donde volver para cuando todos les dan la espalda. 

Siempre fui eso para ella. 

El padre de Khadija, el destino con el que se tenía que resignar, nunca como su hombre, nuncacomo Said. Solo me ve como aquello que le impide estar con Lucas.

   Sin embargo no la odio, no por falta de ganas sino porque odiarla seria como odiarme a mi mismo, a pesar de lo masoquista y toxica que resulta nuestra situación yo a ella aun cuando me de vergüenza y probablemente jamas lo diga en voz alta, la sigo considerando un núcleo indispensable en mi vida. 

          Simplemente no la puedo odiar, es extraño, pero en su ausencia todo toma colores grisáceos y monótonos y me invade la sensación de desesperación, ademas, no puedo odiarla por no haberme amado como me dijo Maisa –Nadie tiene la culpa de amar o no, el amor carece de límites, de lógica no tiene exactitud, ni un porqué. Mírate al espejo Said y pregúntate ¿Por qué amo tanto a Jade? Míranos a nosotros, solo estuvimos amando desenfrenadamente a dos personas que nunca nos amaron. No la castigues mas, déjala ser libre, no sigas con esa venganza. Fíjate en todas las consecuencias, perdiste el cariño y todo lo que sentía Jade por ti, te enredaste conmigo para consolarte y terminaste aun más vacio. Te casaste con Rania, tuviste un hijo varón, es una buena mujer pero no la amas. Solo la quieres, pero no la amas-sus palabras fueron como cortes a mi maltrecho corazón, me quede en silencio, terminando mi vino y saboreando la carne.

Maisa se esta divorciando de Lucas, ambos quedaron en buenos términos por la drogadicción de su hija, necesita apoyo de ambos. Se perdonaron, Maisa acepto que Lucas ama a Jade, que nunca la dejo de amar, que hubiese sido mejor que nunca se hubiesen casado, que hubieran quedado como amigos. Me gustaría tener el valor de hacer algo así, dejar a Jade libre mi cabeza quiere pero mi corazón no me deja. Cuando Jade se fue con Zein, la ira se apodero de mí, subestime mis fuerzas creyendo que de un día para otro dejaría de amar a Jade, que podría ser feliz con Rania.

Me equivoque garrafalmente me moría por llamarla, por averiguar dónde estaba, por jalarla de su precioso cabello hasta su cuarto amarrarla con mis cara corbata a los barrotes de la cama y tocarla hasta el hartazgo, hasta que no pudiera tener un pensamiento claro, hasta que la vista se le nublara, hasta que se sus piernas flaquearan, hasta que estuviera empapada en la mezcla de su sudor con el mío, hasta que las sabanas estuvieran empapadas de sus fluidos, hasta que gritara desesperadamente mi nombre, hasta deshacerme de mi ira en su cuerpo, hasta que se arrepintiera de cada una de las humillaciones que me hizo. Solo quería que me mirara. Solo quería su amor. Solo eso.

Me despedí definitivamente de Maisa, le dije que no nos volveríamos a ver, que quería cerrar esta historia, que de nada nos servía seguir viéndonos que ella no podría sanar ni yo perdonar. Me dijo que pensara en todo lo que le me había dicho, que dejara mi estúpida lucha por querer pisar a Jade, por hacerle sentir todo lo que yo sentí. Ninguno de los dos ganaría. En esas cosas no hay ganadores solo vencidos.

Al montar mi auto me tome la libertad de llorar, llore con un niño desconsolado, como un bebe recién nacido. Llore por todo por mas irrelevante que fuera principalmente por Jade. Dentro de una hora era el consejo de familia y había tomado una decisión muy clara.

Al llegar a la Casa de Mohamed, todos estaban ahí, lo primero que busco mi vista fue a Jade estaba en el fondo susurrando con Zoraide, al percatarse de mi presencia, alzo la vista y me vio. Sus hermosos ojos me miraron de manera diferente desde que me la traje de Marruecos, me miraba distinto, me miraba con desesperación, con arrepentimiento, con cariño con algo más. Así siempre quise que me miraras, así quiero que me mires todos los días. Así. Mírame así Jade, mírame así hasta que mi corazón deje de latir. Mírame así te lo suplico.

-Te esperábamos Said ¿Cómo estás?, ¿A dónde fuiste?-dijo sidi Ali abrazándome dándome un beso en cada mejilla.

-Estoy bien, fui a cerrar una asunto, si me disculpa voy al baño-dije subiendo la escalera sintiendo la mirada de Jade siguiéndome el paso. Mírame así, siempre así.

Nadie estaba en el piso, las puertas de las habitaciones estaban abiertas, camine despacio pasando de largo por una de las puertas, cuando creí percibir algo conocido. Al devolver la vista vi en el borde de los barrotes había un velo azul cielo, lo tome con delicadeza en mis manos, lo pase por mi cara cerrando los ojos, así de suave es tu piel, aspiro así de exquisito es tu olor. Mírame Jade, mírame por favor.

"Te estoy mirando Said, quiero que me conquistes, quiero tener otro hijo contigo"

Esas palabras taladran mi cerebro, me persigue, me llenan de dudas, me atormentan, pero a la vez me ilusionan con fuerza y me hacen flaquear ante mis sentimientos. Solo por consuelo me gusta pensar que la realidad es distinta, me gustaría poder suprimir a Lucas de la vida de Jade para siempre, me gustaría arrancarlo de su memoria y de su corazón para siempre, me gustaría que nunca se hubiesen conocido, me gustaría que ella me hubiese amado como yo la amo a ella pero a veces por no decir siempre al destino le gusta ser caprichoso algo demasiado despiadado.

A veces no solo te da un trago amargo, a veces te amarga toda una vida.

Mas allá de la opresión del velo-(Jade y Said) (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora