Marruecos

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La lluvia que cubre la ciudad es tan torrencial que no puedo sentir el amargo y salado sabor de mis propias lágrimas, me duelen los oídos por el sofocante sonido de las cornetas, toda el agua sucia me cae encima al los autos acelerar. Sin embargo todo gira de un modo muy gracioso ante mí, las luces se deforman al igual que los automóviles ¿Por qué estoy en una caja? Pienso al como ver bajo la lluvia todo a mi alrededor se vuelve tan pequeño, con dificultad me limpio la cara muy inútilmente, mis manos son tan pequeñas como las de un bebe. ¿Qué está pasando? Me pregunto al sentir como la tela de mi ropa se pega a mi piel de un modo excesivo y como empiezo a temblar de frio.

Pero no me puedo parar.

Todo es tan agobiante, mi corazón late rápidamente, todo lo que tengo a mi alrededor se deforma constantemente, las intensas luces me dañan la retina, cada vez siento que respiro menos y de un momento a otro estoy gritando con la cabeza entre mis rodillas hasta que siento una punzada tan fuerte contra mi nuca, que me hace callar y caer de espaldas, solo sintiendo las gotas mojar mi rostro cayendo en brazos de la inconsciencia.

Los doctores le llaman crisis nerviosa o colapso mental.

Siento un intenso dolor en mi cabeza y un mal olor desprenderse de mi ropa, cuando abro los ojos, me percato de que la lluvia ha cesado, la calle está desierta por todos lados debe ser seguramente de madrugada. Con dificultad me pongo de pie completamente mareado, las nauseas son incontenibles asi que termino vomitando en un cubo de basura. Por suerte la calle está desierta y no hay miradas ni de burla ni de miedo. Al igual que en mi, ya no hay nada.

Ese perro de Lucas cuando lo vea, le hare pagar todas y cada uno de las que me ha hecho, lo golpeare tanto que hare que pierda esa ridícula sonrisa, esta ira es tan grande que soy incapaz de imaginarme un escenario lo suficientemente cruel, todos me parecen tan piadosos.

Al montarme en el auto ni siquiera me veo en el espejo y trato de no prestarle atención a mi hedor, conduzco cansado hasta mi casa trato de no llorar pero tengo los labios rotos de tantas lágrimas junto a una incontenible sed. Al entrar escucho los gritos de horror de las criadas, pero no les prestó atención, de hecho soy incapaz de prestarle atención a nada. Arrastrando los pies junto a mi alma, entro al baño del pasillo ahí me quito la ropa y dejo que el agua caliente caiga sobre mí, me baño hasta quitarme el hedor de la suciedad de la calle.

No puedo hacer ni un solo sonido, completamente atrapado en el silencio de mi desgracia, lo único que nace grande es eso, al salir busco una toalla, me miro al espejo lavándome los dientes, miro mi ojo derecho esta morado para no ser más que un maldito anciano ese padre de Lucas tiene todavía mucha fuerza. Mientras me seco el rostro siento algo caliente correr por mi espalda, no puede ser agua, extrañado me volteo viendo mi sucia camisa manchada de sangre.

Hundo mis dedos en mi cabellera sintiendo un ardor, al ver mi mano esta manchada en sangre, el golpe que me dio la interesada rubia que vive con el padre de Lucas. Esa misma sangre que estoy derramando la vas a derramar tu Lucas Ferraz te lo puedo asegurar pienso antes de hundir mi cabeza en el lavamanos tratando de limpiar el sangrado de mi cabeza.

Con una mano encima de mi herida salgo por la puerta dejando mi ropa tirada y regada por las baldosas del baño de invitados, trato de no ver las escaleras que dan hacia los cuartos, No puedo subir. Eso solo terminaría de matarme.

-Hey-digo a una joven criada que se acerca asustada mientras me siento en el sillón.

-Busca un kit de primeros auxilios, límpiame esta herida y manda a prepararme un té para calmar los nervios, eso sí que no esté envenada-digo mal sonante con mi repentina ronca y rota voz, ella solo asiente caminando avergonzada.

Mas allá de la opresión del velo-(Jade y Said) (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora