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Todo empieza una tarde en que fueron todos convocado para reunirse en la gran sala de juntas de la oficina de la editorial Marukawa.



Muchos padres de los trabajadores de esta editorial habían solicitado a las autoridades la presencia de una gran sacerdotisa para conocer a sus parejas destinadas.



Muchos se lo comentaron a amigos y conocidos, muchos de ellos decidieron pedir la asistencia a este evento como invitados para averiguar también si estaban destinados a sus respectivas parejas o no y conocer si no a sus parejas destinadas.



El echo de que está gran reunión se hiciese aquí fue más bien porque los padres del dueño de esta editorial eran los primeros en querer la presencia de dicha sacerdotisa.



Empezaron a llegar los trabajadores y trabajadoras de esta editorial, los conocidos y amigos de estos y los familiares que habían solicitado dicha reunión; estos familiares trajeron con ellos a un montón de chicas y chicos con lo que ellos querían que se relacionasen sus hijos e hijas.



Una vez que todos los asistentes estuvieron allí reunidos la sacerdotisa tomo su puesto en el centro del escenario junto con sus ayudantes y guardaespaldas.



Sacerdotisa - mirando a los asistentes - buenas tardes como mucha gente sabe soy una gran sacerdotisa.



Se oyeron muchos murmullos por la sala, esto hizo que ella se enfadarse dando un pisotón muy fuerte en el suelo, esto hizo que se sintiera un temblor en la estancia cosa que hizo que todos se callaron asustados.



Sacerdotisa - sería - bien ahora que tengo su atención, de nuevo - suspirando - realmente les diré, que soy algo más que una simple sacerdotisa.



Ayudante 1 - interrumpiéndola asustado - pero... señora no es necesario….



Ella le miro muy enfadada juntando los dedos índice y pulgar, pinzando así sus labios impidiendo que este hablase de nuevo y no la interrumpiese más.



Sacerdotisa - mirando a sus ayudantes - ¿alguno más osara interrumpirme?



Todos negaron como locos, ya que sabían que cuando se enfadada esta era terriblemente vengativa.



Sacerdotisa - mirando a los convocados - ¿y vosotros osareis interrumpirme?



Todos los asistentes negaron con efusividad cualquiera se metía con esa poderosa mujer.



Sacerdotisa - cruzando sus brazos - mi nombre es Era y soy la diosa del destino.



Los asistentes se quedaron sorprendidos, habían oído acerca de esa diosa y sabían que está era muy poderosa.



Era - llevando una silla al escenario - bien empecemos con esto - colocando la silla - yo puedo revelar el hilo del destino - colocando otra silla más - y averiguar asi quién está destinado a quien.



Se dirigió donde sus ayudantes que la ayudaron a traer una mesa y otra silla más colocando ambas cosas a un lado de las tres sillas, de repente uno de esos ayudantes se colocó en esa mesa.



Era - mirando al frente - bueno este es más que un simple ayudante es un juez que tiene poder notarial.



Los asistentes a este evento estaban asombrados ante eso ¿qué significaba esto último?



El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora