25 - Sorata

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Esa semana este par fueron sintiéndose más cómodos juntos, hablando más de sus cosas de cuando eran jóvenes y todo empezó.



Dándose cuenta ambos que se sentían parecido en ese entonces y ahora, a Ristu aún le costaba decir esas dos palabras tan a menudo como al mayor le gustaría.



Pero de vez en cuando se las decía muerto de la vergüenza, sin mirar al mayor y haciendo como si nada hubiese pasado, Takano había aprendido que lo mejor en esos casos era no forzarle para que fuese algo natural.



Solo esperaba que algún día se lo dijese a la cara, soltó un largo suspiro mientras terminaba su café y acariciaba al gato esa semana le tocaba tenerlo a él.



Ese gato... aun recordaba el día que le vio ahí tirado en la calle tan solo, ese día Takano estaba triste sus padres habían estado discutiendo, él salió de casa para no oirlos y entonces le vio.



Fue su única compañía con el único con el que realmente podía ser cariñoso sin que le juzgarse o esperase más de él.



Luego entró Ristu en su vida y aunque se sentía bien con ese mocoso siempre volvía al gato a su suave pelaje.



Cuando Ristu desapareció sin dejar como encontrarle entró en una depresión, ni su madre, ni acariciar al gato le bastaban.



Entonces conoció a Yokosawa, fue un gran amigo, le sacaba de casa bebían juntos, se reían juntos y hablaban de tonterías, el gato siempre estaba entre ellos.



Pero hubo un día que aquello fue más haya, habían bebido de más y por fin Yokosawa que tenia sentimientos por él se lanzó y le beso.



Al principio Takano se sorprendió por eso pero luego se dio cuenta de que ese beso le había gustado o eso creía en ese entonces, solo es que necesitaba cariño.



Otra vez en su casa, bebieron de más y Takano invito a Yokosawa a quedarse, no les basto solo con un beso y entonces se dejó hacer por Yokosawa, ese día supo como podía haberse sentido Ristu cada vez que él.



No, no... no podía pensar en él en ese momento, por eso fue que le dijo que no podían hacer eso de nuevo, porque pensaría en ese niño otra vez.



Después de dejar al gato encima de su cama para que descansaste la pareja fue a la editorial encontrándose con la otra pareja.



Ya hacia tiempo que sospechaba que algo había entre ese par, Yokosawa estaba menos arisco, menos gruñón, él era quien mejor conocía al oso gruñón, ahora se daba cuenta de que cada vez que Zen se le acercaba al peli azul de le ponía un leve sonrojo en sus mejillas.



Intentó centrarse en su jornada laboral y no pensar más en ese par o en su pareja y su imposibilidad de decirle te amo a cada rato.



A media mañana salió al balcón a fumar un cigarro encontrándose con el Castaño, Zen se iba a ir pero él se lo impidió.



Takano - poniéndose delante de él - oye tú y yo no hemos hablado mucho...



Zen - disgustado - no me interesa hablar contigo...



Takano - levantando una ceja - es por Takafumi...



Cuando vio el ceño fruncido de este supo que si era por su amigo y luego se dio cuenta que le llamó por el nombre de pila, se arrepintió al momento.



El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora