43 - Final

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Sin que los padres lo supiesen Hiyori y Yamato siguieron manteniendo el contacto, quedaban de vez en cuando a veces con amigos comunes y de vez en cuando solos.



Al principio esto pasó desapercibido por todos hasta que un día por casualidad Kanade y Yananse les vieron, estos estaban dado un paseo como acostumbraban a veces y les vieron de lejos.



Kanade llevó a su hijo a parte y habló con él al respecto, al ver que su hijo tenía un brillo diferente supo que realmente iba en serio con esa chica.



Así que decidió estar de su parte y ayudar a ese par de jóvenes, para que tuviesen una coartada por si Zen lo descubría.



Un día quedaron con ambos jóvenes para ir a la feria como un par de parejas que pasaban el tiempo juntos demostrando que aceptaban que ellos estuviesen juntos si quisiesen.



Ese día Yamato había decidido proponerle a Hiyori que fuese su novia, la iba a invitar a subir a la noria y se lo pediria en lo alto de esta.



La cita doble iba bien, sin incidentes ni problemas, los cuatro fueron a la noria para subir en esta, cuando de repente se encontraron con la otra pareja.



Al verles juntos Zen iba a poner el grito en el cielo pero Yokosawa le mantuvo a raya, si ellos eran felices ¿porque su princesa no podía?



Zen decidió dejarles subir juntos algo enfadado y rabioso porque ninguno era bueno para su princesa.



Zen - susurrando al oído de su osito - esta noche lo pagarás muy caro...



Yokosawa trago duro a sabiendas de que ese estúpido le haría pagar caro que hubiese detenido que impidiese que ese par estuviesen juntos.



Ya en la noria los jóvenes estaban dentro de su cabina uno frente al otro el joven muy nervioso.



Yamato - bajando la cabeza - Hiyori... - jugando con sus manos - el tiempo que pasó contigo me hace sentir seguro - nervioso - así que... - mirándola por fin - ¿quieres ser mi novia?



Hiyori - sonriendole - claro... tú también me haces sentir segura.



Él se levantó de su sitio y se sentó al lado de ella, tímidamente acerco su mano al costado de la chica y ella desvío la mirada sonrojada pero puso su mano sobre la de él hasta que la vuelta acabó.



Después las tres parejas dieron por concluida de noche despidiéndose unos de otros, unos serios y otros nerviosos.



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Fueron pasando los años y los jovenes terminaron sus estudios en las diferentes universidades.



Seguían manteniendo su relación, quedaban muchas veces, con sus amigos que casualmente empezaron a salir juntos y otras veces con sus padres.



Al principio los jóvenes estuvieron en contra pero él la convenció para mostrás a sus padres que ambos iban en serio.



En una de esas salidas en las que fueron las tres parejas como la otra vez, Yamato hizo algo que nadie se esperaba.



Había organizado él la cita, en uno de los mejores restaurantes, en uno de los reservados con la escusa de pasar desapercibidos y que nadie les molestase.



La cena transcurrió tranquila sin incidentes hasta llegar a los postres donde Yamato se levantó muy nervioso tanto que pensaba que se podría desmayar.



El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora