capítulo 10

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Vacilante, Serena se frotaba las manos sudorosas en sus vaquero mientras se debatía frente a la puerta del despacho de lindy. Se preguntaba si Leo habría cambiado de idea o si se habría encontrado a alguien mejor.

Decidida, por fin, a disipar todas sus dudas, abrió la puerta esperando encontrar a Lindy sentada junto a su mesa; sin embargo, encontró a Leo al lado de su sacretaria, dictándole una carta.

- Serena- dijo él con cierta expectación-. ¿Querías verme?

- Sí - dijo ella.

- Entra a mi despacho.

El rostro de Lindy mostraba una indecible curiosidad cuando Leo abrió la puerta de su despacho y dejó pasar primero a Serena. Más tarde, cerró la puerta tras ella.

- ¿ No quieres sentarte? Preguntó él, después de unos tensos minutos de silencio en los que ambos se miraron sin saber qué decir.

- Oh, si, si- dijo ella con precipitación.

-¿ Y bien?- preguntó Leo con impaciencia al ver que Serena no decía nada.

- Es sobre la oferta que me hiciste ayer por la noche- replicó ella con brusquedad.

- ¿La que rechazaste?- señaló el con un tono distendido, pero con la mirada fija en ella.

- Si...yo...he cambiado de idea.

-¿ No decías que nunca cambiabas de idea?- recordó Leo.

Serena humedeció sus labios y se dio cuenta de que aquella conversación no le iba a resultar en absoluto fácil.

- Bueno, pues he cambiado de idea, pero me gustaría hablar otra vez del precio.

- Sorpresa, sorpresa- dijo él con sarcasmo y se retrepó en su sillón de cuero -. ¿Y cuánto crees que vales, Serena?

- Veinte mil libras.

Leo se incorporó inmediatamente sin disimular su sorpresa.

- ¿Cómo?

- En efectivo- siguió Serena con calma-. Y cinco mil por adelantado.

Se produjo un incómodo silencio.

- Creí haber conocido a mujeres mercenarias, pero tú las has superado a todas con creces- dijo él-. Sé que te valoras mucho, pero no sabía que tanto. ¡Esto se parece más a una extorsión!

- Puedes permitírtelo- dijo Serena con resolución-. Si la unión de los bancos y tu libertad son tan importantes, yo valgo veinte mil libras.

-¡ Tendrás que reaultar muy convincente por esa suma tan enorme de dinero!.

Serena levantó la barbilla con arrogancia y lo miró directamente a los ojos.

- Lo seré.

- Me pregunto...- comenzó Leo, levantándose de su sillón y acercándose a ella lentamente y con las manos en los bolsillos del pantalón.

Su figura, de considerable estatura, la cubrió por completo de forma amenazadora y Serena se levantó vacilante. Ambos se miraron y en el rostro moreno de Leo sólo resaltaba la claridad plateada de sus ojos, frente a la viveza del verde de los Serena. La luz que entraba por el vantenal, de espaldas a ella, dotaba a su cabello largo de un fuerte color cobrizo que la rodeaba como un aura. Llevaba la melena recogida en la nuca y Leo, de manera impersonal, la soltó extendiendo la mata de cabellos sobre sus hombros. Después, sus dedos recorrieron el rostro de Serena desde la sien, siguiendo el ángulo de sus mejillas, hasta sostenerla por el cuello, alzando así su barbilla.

Una Chica Interesada {Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora