Capítulo 7

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A Serena la velada le pareció interminable y, cuando por fin terminaron de ver las fotos y Serena contar lo sucedido en la luna de miel, respiró aliviada. Apreciaba mucho a su amiga Candace, pero todo aquel revuelo de recién casados la aburría.

Cuando Leo explicó que, a la mañana siguiente, tenía que trabajar temprano y que debía retirarse, se ofreció para llevar a Serena a su casa y tal era su agotamiento, que aceptó.

- Gracias - dijo una vez en el coche -. Lo único que saco en claro de estas cosas es que no quiero casarme-.

- Desde luego, no tenías aspecto de divertirte mucho - dijo Leo, mientras ponía en marcha el coche.

- La boda ya fue suficiente como para aguantar encima un vídeo- protestó ella-.¡Qué raro que no hayan hecho camisetas de la boda!- bromeó-. ¿Y por qué Candace empieza ahora todas susu frases con <Richard dice>,<Richard piensa>?¡Ella solía pensar por sí misma antes!-.

- Ésa no es la razón por la que estás en contra del matrimonio, ¿verdad?- dijo Leo, mirándola de vez en cuando.

¿ Qué quieres decir?-.

- He hablado con Candace antes de que llegaras y me ha contado lo de Alex- explicó él-. Dice que te rompió el corazón-.

- Lo hizo en su momento, pero ahora, cuando vuelvo la vista atrás, creo que recibi una buena lección- señaló ella sin dejar de mirar al frente-. ¿Te dijo que era un hombre casado?-.

- Si, y que tú eras muy joven-.

- Tenía veintiún años y era demasiado tonta como para darme cuenta de por qué era tan poco claro en algunas respuestas. Más tarde, su mujer se enteró y vino a verme. Fue horrible- explicó Serena-. La mujer se encontraba destrozada por el engaño de Alex y, además, él la hizo creer que yo era la que le había manipulado y la que le estaba obligando a abandonarla para que se casara conmigo-.

Durante unos instantes, Serena guardó silencio y pensó en lo mucho que la mujer de Alex le recordaba a su propia madre. Su padre nunca la había engañado, pero sí humillado de otras maneras. Le hubiera gustado recordarlo antes de conocer a Alex, pero no lo olvidaría nunca más.

- No sé por qué Candace tiene que hablar de mí contigo- señaló con cierto disgusto Serena.

- Se preocupa por ti- dijo Leo inesperadamente-. Me ha contado que tú la ayudaste con otros problemas en el pasado y que nunca le has reprochado el haber tenido que vender el negocio, aunque sabe lo mucho que representaba para ti-.

- Oh, bueno- comenzó ella un poco avergonzada de lo mucho que Candace le había contado-... Supongo que todo a sido para bien. Por lo menos, eso me ha dado la oportunidad de poder ahorrar para mi propio restaurante. Es lo que en realidad deseo-.

- ¿Ah sí?- dijo Leo y la miró aprovechando un semáforo en rojo-.¿Estás segura que no albergas un secreto deseo de casarte como ha hecho Candace?-.

Serena contempló el magnífico perfil de Leo y sus fuertes manos al volante del coche. Su corazón llevaba la contraria a su razón.

- Estoy segura- dijo por fin con más ahínco del necesario.

- En ese caso, creo que puedo ayudarte-.

- ¿Ayudarme?- preguntó ella, mirándolo perpleja-. No necesito ninguna ayuda -.

- Tengo que hacerte una proposición- dijo él.

- ¿Qué tipo de proposición?- preguntó ella con susceptibilidad.

- Una de tipo financiero-.

-¿ Un trabajo?-.

- Algo así. ¿Está muy lejos tu apartamento?-.

Una Chica Interesada {Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora