Serena se sorprendió de lo mucho que disfrutó de la cena del sábado por la noche. Nick y Mary le ofrecieron y recibimiento tan bueno que se sintió culpable de asistir a la fiesta bajo falsas razones. Tan sólo acudieron otros cuatro invitados, todos ellos amigos de Leo y la aceptaron como su novia sin ningún problema.
Según pudo apreciar Serena, Leo también pareció pasárselo bien y se mostró mucho más relajado que de costumbre. Reía y conversaba de tal forma que apenas podía reconocer en él al banquero frío y cruel al que estaba acostumbrada a tratar.
Ella, por su parte, estaba igualmente encantada, pues, por fin, podia hablar sin miedo a que sus palabras provocaran miradas entrecruzadas, sino más bien todo lo contrario, la gente reía con ella y apreciaban su ingenio.
Terminada la velada, Leo acompañó a Serena a su casa y, ya en la puerta, ella esperó que la besara, pero no ocurrió así. Leo le deseó las buenas noches, se dio media vuelta y volvió a su coche y ella quedó con una sensación de fracaso y decepción.
Aquella sensación duró todo el domingo. Normalmente, le gustaba disfrutar de su independencia los domingos y aprovechaba para hacer muchas cosas pendientes en la casa. Sin embargo, se dio cuenta de que estaba acostumbrándose a su nuevo papel de prometida de Leo y, en el fondo, esperaba tener noticias de el.
Cuando el telefono sonó, pensó con agitación que se trataría de Leo, pero su decepción se redobló al ver que se trataba de su hermana.
Controlando sus sentimientos, Serena escuchó a Madeleine durante media hora y se alegró al comprobar que su hermana estaba mucho más contenta, pues su hijo estaba mejor y, además, había conocido a un vecino que le estaba prestando todo su apoyo.
El lunes por la mañana se alegró de volver al trabajo y pensó en planificar complicados menús que la mantuvieran entretenida toda la semana.
El martes, Leo la llevo a otra fiesta y, cuando llegó el miércoles, Serena respiró aliviada por tener la noche libre. Necesitaba más tiempo para ultimar los detalles de la cena del jueves, que era realmente importante.
Se decidió por un menú típicamente inglés, compuesto por mousse de salmón, ternera en salsa y puddings individuales de postre. Mientras trabajaba en ello, en la cocina del banco, no lo hacía sino pensar en Leo. Desde el día de la cena en casa de Mary y Nick, su relación había mejorado y, cuando no tenía que pensar en si lo besaba o no, era capaz de mantener con él una conversación muy natural.
Lo malo era que, en realidad, pasaba demasiado tiempo pensando en sus besos y en sus caricias, en la forma en la que la miraba o en que sonreía y aquello era lo que la hacía esperar que volviera a besarla.
Cuando quiso darse cuenta de la hora, eran las nueve de la noche y le dolían los pies de estar de pie todo el día. Incluso los más adictos al trabajo se habían marchado del banco y todo estaba en silencio. Se estiró y miró su reloj; lo único que le quedaba pir hacer era comprobar que no le faltaba nada ningún ingrediente y preparar el equipo que debía llevar con ella a casa de Leo al día siguiente.
Mientras elegía las cacerolas más apropiadas, oyó que la puerta de la cocina se abría inesperadamente. Asustada, dejó caer una de las tapas metálicas que chocó contra el suelo con estruendo.
Leo estaba allí, en la puerta, mirándola tan sorprendido como ella.
-¿ Qué haces a estas horas en la cocina?
- Estoy preparando las cosas para mañana- dijo ella y se agachó para recoger la tapa.
- No creí que tuvieras que trabajar hasta tan tarde- dijo él, frunciendo el ceño.
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Una Chica Interesada {Completada}
RomanceCuando Serena conoce a Leo jamás pensó conocer a alguien tan prepotente y altanero, extremadamente guapo y además rico. Y Leo cada vez se convence mas de que las mujeres son unas interesadas que sólo buscan su dinero y Serena no es la excepción. Per...