Capítulo 22

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El sol de la mañana despertó a Serena. La discusión de la noche anterior les había hecho olvidar las cortinas, que habían quedado abiertas de par en par. Serena se quedó inmóvil en la cama observando las motas de polvo flotar a contraluz y saboreando el aroma del cuerpo de Leo a su lado.

Él todavía dormía y tenía un brazo cruzado sobre el cuerpo de Serena, quien poco a poco lo fue echando a un lado para incorporarse de la cama. De pie, Serena lo observó a cierta distancia y advirtió que dormido tenía un aspecto menos arrogante e invulnerable. Deseó poder meterse en la cama de nuevo y besarlo hasta que se despertara, pero no lo hizo, pues estaba decidida a dejar de hacerse ilusiones. Lo que había sucedido aquella noche  entre los dos no era sino la expresión de un deseo físico, no de amor por parte de Leo y ella consideraba que el deseo sin amor no merecia la pena.

Pensó que lo que debía hacer era fingir que no había sucedido nada, que Leo la llevaría a su casa de vuelta y que allí terminaría todo; tendría que aprender a vivir sin él y, cuanto antes empezara, tanto mejor.

Con lentitud, se agachó y le dio un beso en la comisura de los labios; tal vez fuera la última vez en que podría decirle adiós de la manera que ella quería.

Era muy temprano y el rocío extendía su manto sobre el cespéd y las plantas. Serena caminó hacia la colina que había detrás de la casa. Se sentó allí durante un rato y comenzó a racordar cómo Leo le había hecho el amor. Había sido tan dulce y tan intenso que le parecía extraño que no sintiera nada por ella.

Sin embargo, sabía que no pidían pasarse la vida  en la cama y, aunque el sexo fuera satisfactorio, había muchas cosas que los separaban y no podía vivir de la esperanza de que Leo algún día decidiera comprometerse con ella. Esa más prudente considerar que aquél era el último día.

Cuando regresaba de su camino desde la colina, se encontró con Oliver.

- Te has levantado muy temprano- dijo él.

- Tú también- respondió ella con una sonrisa algo fingida.

- No podía dormir- explicó él-. Tengo demasiados planes en la cabeza y se me han ocurrido nuevas ideas esta misma noche.

Ambos regresaban a la casa y Serena asentía con la cabeza tratando de apartar el pensamiento de Leo.

- Me gustaría haberte conocido antes que Leo- dijo de pronto Oliver y Serena lo miró perpleja-. Necesito alguien como tú- añaio algo avergonzado-. Alguien fuerte, práctico y divertido. A mi padre no le gusta nadie y tú pareces encantarle. Sé que quiere que me case con alguien como tú... Oh, no te preocupes- se apresuró a decir cuando vio que ella abría la boca para hablar-. Ya sé que no tienes ojos para otra persona que no sea Leo. Incluso cuando no se mirán, se nota que hay algo entre los dos. Lo advertí la primera vez que te vi. Noelle se imaginó que podía ser la señora Kerslake al principio, pero pronto se dio cuenta de que no tenía nada que hacer frente a ti. Por eso volvió con Philip. Ha estado revoloteando alrededor de mi hermana por años, esperando que ella se fijara en él, así que el que Leo estuviera comprometido  contigo es lo mejor que le puede haber pasado a los dos.

- De todas formas, ella y Leo parece que se llevan muy bien- señaló Serena, ocultando sus celos

- Eso es por que ella a decidido que quiere un trabajo en el banco. Noelle es más lista de lo que parece y sabe que Leo no se fijará en ella ahora que está contigo. Creo, que durante un tiempo, pensó que yo podía hacerte olvidar a Leo, pero no puedo, ¿ verdad?- preguntó él con cierta esperanza en sus ojos.

- Lo siento- dijo ella, turbada.

- No te preocupes. Siempre lo he sabido- señaló él-. Bueno, si no te puedes enamorar de mí, ¿ podrás hacerme un favor?

Una Chica Interesada {Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora