2: Robert.

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Playlist #2: ♪♩"Just A Little Bit Of Your Heart, de Ariana Grande" ♪♩

**Corresponde al capítulo "23:¿Que se siente, Harry?" De New York.**

(...)

Mi cumpleaños número siete fue diferente a los demás.

Fue...bueno.

Ese cumpleaños, el número siete, cayó en domingo.

Comenzó con mamá entrando a la habitación con la sonrisa más sincera que la había visto proyectar en meses. Ella y mis hermanas cantando el "feliz cumpleaños".

Lottie me dió una tarjeta con mi nombre escrito con manos temblorosas en azul marino. Y un dibujo de ella y yo hecho de palitos. Aún conservo ese dibujo. Mamá me preparó una tarta y mi abuela vino a festejar con nosotros. Era un cumpleaños pequeño y sencillo, pero por primera vez estuve contento de verdad.

Decidimos pasar la navidad en casa de la abuela, derritiendo bombones en la chimenea de la casa y usando nuestros calcetines felpudos que recién nos habían regalado a Lottie y a mi. Así estuvimos hasta el Año Nuevo, con nuevos juguetes y risas estridentes al jugar con Stan, el perro sabueso de mi tía.

Fueron buenos recuerdos, marcados a fuego en mi cerebro para durar por siempre.

Sin embargo mamá pasaba el tiempo estresada, al menos esas semanas. Ella quería mudarse, pues la casa aún tenía un muy marcado olor a Mark y además, era demasiado grande para nosotros. Tenía tres pisos y más de seis habitaciones. Era ridículamente enorme, y quería venderla para así poder comprarnos un pequeño apartamento cerca de casa de la abuela. Sin embargo, algo salió mal; mi madre puso en venta la propiedad sin hablarlo con Mark, a quién no habíamos visto desde finales de Noviembre y que claro, no se había tomado la molestia de al menos mandar una pequeña carta de cumpleaños, ni siquiera de esas en las que no tienes que escribir nada, ni mandar un regalo, ni nada.

Aún así, mamá creyó que sería la mejor opción. -Volviendo a lo de la casa.- No quería el dinero para ella, claro. Planeaba invertir el dinero en el nuevo apartamento y comprar una vieja camioneta usada para movernos por la cuidad, sin embargo, cuando vendió la casa, el dinero fue retenido por el banco.

Aparentemente la casa no estaba a nombre de nosotros, bueno más bien... al mío.

La casa estaba a mi nombre.

Un niño de siete años.

Y era raro pensar que Mark me había heredado una casa. Al peor castigo de Dios que el mundo le había dado, yo, su varón omega, la decepción más grande del universo... aunque asumo que lo hizo porque era su primogénito y no tenía nadie más a quien heredar sus propiedades. Aún así, la casa estaba a mi nombre y por lo tanto, si yo la vendía, tendría ese dinero hasta que fuera... legalmente mía.

Lo cual, era hasta que cumpliera veintiuno...

Así que, nos habíamos quedado sin hogar y sin dinero. Así, de golpe. Y claro, teníamos el depósito de mi padre al mes, pero mi madre no tenía nada. Claro que tratamos de arreglar el asunto, incluso cuando Mark tenía amigos abogados que pudieran ayudar, pero no hubo nada que hacer. Nos habíamos quedado sin hogar y mi madre no tenía ni trabajo ni un céntimo para comprar una nueva casa.

La opción principal, fue mudarnos a casa de Mark hasta que mamá encontrara un nuevo empleo. Lo cual era un rotundo "no" de mi parte. Así que nos fuimos a casa de la abuela.

Lo cual nos hizo perder un año en el colegio porque no teníamos dinero para solventar todos los gastos. El fondo de Mark cubría nuestras comidas y un poco de dinero extra para ropa o tal vez algún material para la escuela, pero no solventaba el gasto completo de uniformes, inscripciones, útiles escolares, y demás.

LONDON  [New York Pluss]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora