14: Forgiveness is a nice thing to do.

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Oficialmente llevo un mes en Londres, hoy se cumple.

Y aunque me gusta el silencio por las mañanas, las comidas de mamá, la compañía de mis hermanas y como luce de bonito el otoño aquí... extraño con el alma Nueva York.

Y es que no puedo creer que han pasado treinta días desde que llegué, y desde que dejé a mis amigos, mi casa y mi vida allá. Y lo que es más impresionante... han pasado sesenta días desde la última vez que vi y escuché a Harry.

Sesenta días, dos meses.

Mamá ha cambiado el calendario de la nevera, ayer fue Halloween. Hoy inicia noviembre.

Aún hay dulces restantes en la sala, Ernest se disfrazó de Spiderman y Doris fue un princesa. Fue lindo. Me encantaba estar ahí, si, pero el tiempo se me estaba yendo de las manos, no vine a posponer todo mi plan, tenía que asegurarme de que hiciera todo en tiempo, tenía que volver para ver a Harry, lo extrañaba demasiado, tenía que saber que estaba bien, tenía que escuchar su voz, tenía que olerlo y recordarme, porque fue que hice todo esto. Pero ahora, tenía que seguir con lo acordado.

Hoy mamá no tuvo trabajo, acaba de volver de dejar a los niños en la escuela. Está lavando los trastes, usa unos guantes de plástico para no ensuciarse las manos y un viejo disco de música disco suena en el reproductor del salón.

Es hora.

Veo el fondo de mi taza de té por unos segundos mientras mamá tararea y doy el último trago antes de hablar.

-Necesito saber en dónde trabaja Mark.

Mamá estrella dos vasos en el fregadero. No los rompe, por suerte, pero se gira a mirarme como si hubiera dicho que pintáramos toda la casa de rosa chillón.

- ¿De qué hablas? -pregunta extrañada, y luego agrega rápidamente.-¿Vas a ir a verlo?

-Si, mamá.

Mamá me mira un poco (demasiado) tensa.

-Bien... -suspira. Organiza las palabras en su mente: -él, trabaja cerca de Westminster, te mandaré la dirección por mensaje.

-De acuerdo. Me daré una ducha e iré a verlo, si te parece bien. -me levanté y caminé hasta ella para dejarle la taza de té a un lado. Luego ella aprovechó la cercanía para quitarse un guante y ponerme la mano delicada sobre mi hombro.

-Lou, estoy consiente del daño que Mark nos ha hecho a ti y a mi. Lo comprendo, pero no puedes pasar toda la vida enojado con él. A veces es bueno dejar ir ese tipo de sentimientos. Cuando yo perdoné a tu padre por lo que hizo, pude avanzar y seguir con mi vida. Tu también lo necesitas.

-Lo sé mamá, no voy a llegar a matarlo o algo. -bromeo para calmarla un poco.

-Te amo, ve con cuidado. -dice cuando ya he bajado del segundo piso recién bañado y afeitado, con la chaqueta de mezclilla a los hombros, usando unos jeans negros y una camiseta blanca fajada sin mucho chiste.- ¿Quieres qué te preste al auto?

-Gracias mamá, pero creo que olvidaste el sencillo detalle de que no sé conducir.

-Ah, si, se me olvidó. Te enseñaré cuando vuelvas.

Fruncí el ceño, pero reí. Luego me despedí con un fuerte "Bye" y cerré la puerta, comenzando a caminar hasta la parada de autobús más cercana. Tenía un dosis de adrenalina impulsando para llegar hasta mi padre. Supongo que aquí es donde comenzaba el verdadero camino hasta la meta por el que vine a recorrer.

(...)

Cuando vi el palacio de Westminster acercándose, pasé saliva.

Enserio, estaba a nada de ver a mi padre de nuevo. Y por primera vez, era mi decisión.

LONDON  [New York Pluss]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora