13: So much history in these streets.

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Playlist #9: ♪♩"Suburbia de Troye Sivan" & "Come Back... be here de Taylor Swift"♪♩

(...)

Pase las primeras tres semanas en casa junto a mis hermanos.

Los había visto solos seis veces en los últimos años, cada Noche Buena, en mi cumpleaños. Ya que cada navidad terminaba regresando a casa, a Brooklyn.

Aún así, todo el tiempo desde que llegué, descubrí que había algo que hacer a todas horas en esa casa. Y era una rutina que al mismo tiempo no era una rutina, siempre cambiaba dependiendo del día, pero te mantenía movido todo el tiempo.

Ahora que mamá no trabajaba todo el día, pasaba más tiempo en casa y con los niños. Así que nos levantaba a todos temprano con el desayuno. Se llevaba la camioneta para dejarlos a todos en la escuela. Yo pedí encargarme de la limpieza, por lo que lavaba los trastes y pasaba la aspiradora dos veces por semana, limpiando los estantes y guardando los juguetes de los niños en su canasta.

Descubrí que podían seguirme pagando por algunos diseños que enviara por correo electrónico a la empresa en que trabajaba, así que me ponía en mi viejo escritorio con la computadora a trabajar hasta que llegaba mamá a eso del medio día con los gemelos.

Yo los llevaba al parque, o a caminar o incluso hasta el cine, cuando solo estábamos nosotros tres. Ambos caminarían conmigo tomados de la mano por el centro de Londres, o en los andenes del metro. Y me obedecerían todo el tiempo.

Me encantaban.

Cuidar de mis hermanos más pequeños le daba un par de horas a mamá para ella sola, un lujo que no había tenido en mucho tiempo, así que me gratificaba poder ayudarla.

Había días en los que íbamos al centro comercial por comida o a recoger algo a la tintorería o por algún material de tarea difícil de conseguir. Cuando mis hermanas estaban en casa, yo me encargaba de recogerlas de la preparatoria o la academia de belleza, o me obligaban a hacer la tarea con ellas, mientras viéramos alguna película en Netflix, lo cual siempre era placentero.

Necesitaba eso, ser el hermano mayor de nuevo.

No el Louis que trabajaba en una ciudad repleta de sonido todo el día, que bebía grandes cantidades de café para mantenerse despierto o fumar cientos de cigarrillos para tratar de tranquilizarse. Ahora yo solo era "Lou" el hermano mayor, el que cuida a sus hermanos con amor y hace tareas con ellos.

El hermano cool que da buenos consejos y habla de la vida como si en realidad se supiera todos los trucos.

Incluso, en los días que solo eran para mi, me daba el lujo de salir ahí por las calles solo a buscar qué había cambiado y que no; recordaba con facilidad donde se encontraba cada tienda y fue agradable notar que muchos de los viejos dependientes de cada una, seguían tras el mostrador.

Visitar Hyde Park me llenó de nostalgia. Ahí había aprendido a andar en bicicleta, había pasado muchas tardes dibujando bajo la sombra de los árboles y otros tantos días caminando con un alfa de cabello platino que odiaba el sol y los lugares concurridos, pero que siempre me acompañaba.

Buenos recuerdos.

Y es que Londres me vio crecer durante dieciocho años, había demasiada historia en esas calles, tantos recuerdos en las comidas caseras de mi madre e incluso los libros de la estantería de mi habitación, que llevaban marcas y señalizaciones. Leía mucho cuando no tenía a nadie más que a mi. Así qué hay muchos, muchos recuerdos flotando. Los veo cada que paso junto a un lugar que significó algo para mi.

Como Robert y yo en ese pasillo en el parque, sentados en la banca mientras comíamos helado. O la cafetería en la que Chris y yo pasamos muchas tardes. La academia en la que gané mi primera competencia de arte o cuando paso frente a mi casa y casi tropiezo al imaginarme una vieja camioneta azul varada en la cochera. Siempre es una ilusión.

Al final del día, terminaba en mi habitación, con el ceño fruncido, preguntándome qué estaría sucediendo cruzando el océano...



Y cuando esa noches me acosté, decidí poner mi teléfono a cargar. Las últimas semanas lo había tenido apagado.

Cuando lo encendí, habían doscientos tres mensajes y cincuenta llamadas perdidas.

¿¡Qué!?

Todas las llamadas eran de Niall.

Los mensajes...un veinte por cierto eran de Zayn, y un ochenta eran también de Niall. Pero había un solo mensaje extra...

Harry.

H: ¿Estás bien?

Solo eso.

Me lo envió el mismo día que llegué a Londres. Solo eso. Sin dejar una llamada, sin nada más. ¿Niall le habrá dicho que vine? Sin duda. ¿Realmente le importaba o solo dejó el mensaje por ser tan amable como era siempre?

¿Si le contestaba ahora, me respondería?

¿Cómo estaba él?

¿Pensaba en mi?

¿Me extrañaba?

Solté una lágrima que rodó por mi mejilla.

Eran las doce aquí en Londres. Eso indicaba que eran las siete allá en Manhattan; donde estaría Niall tocando flojamente su guitarra en su habitación, Liam y Zayn abrazados en la cama mirando alguna serie mientras se preparaban para su día. Y Harry.... ¿que estás haciendo, Harry?

Decidí borrar todos y cada uno de los mensajes.

Luego abrí uno nuevo y puse a Niall de remitente. Él se encargaría de pasar la voz.

Niall:

Estoy bien. Estoy en casa, con mis hermanos.

Estoy muy feliz, todo va bien. Acabo de encender el celular, así que no esperes que responda a tus mil mensajes, solo que sepas que estoy bien y que voy a seguir estándolo. Pienso en ti todos los días, también pienso en los chicos. Diles que los extraño.

Aún no se cuando volveré.

¿Le dijiste a Harry?

Salúdame a Perrie.

Te amo siempre, a ti y a los chicos, no me olviden.

Lou.

Envíe el mensaje y luego apagué mi teléfono.

Dormí pensando en girasoles esa noche.

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LONDON  [New York Pluss]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora