3: Campeón.

5.1K 716 682
                                    





-No voy a lograrlo... -Tartamudeé. Con las palmas de mis manos sudorosas, resbalándose y chirriando contra el metal. Sentía pánico en la base de mi estómago y los nervios a flor de piel. Negué con la cabeza una y otra vez con rapidez.

-Hey, no digas eso. Es solo ir en línea recta, tan solo tienes que concentrarte en mantenerte recto.

-No... no, me voy a caer. Me voy a caer y me voy a raspar las rodillas, no quiero.

Comencé a retroceder con todo y la bicicleta. Mis piernas a ambos lados, empujando con suavidad para no caer. Robert negó con la cabeza y puso resistencia. Lo miré asustado.

-Louis ¿A qué le tienes miedo? Solo concéntrate en pedalear y no mires atrás ¿de acuerdo? Si algo te pasa, yo correré a ayudarte.

Sus palabras eran esperanzadas y seguras. Sembró un poco de confianza en mi, pero tal vez no la suficiente. Y es que el día era soleado y bastante caluroso. Hyde Park estaba lleno, la gente quería salir a disfrutar del clima.

¿Y si caía y la gente se burlaba?

¿Y si nunca aprendía andar en bicicleta?

-...n-No, voy a caerme, Robert. Ya me he lastimado feo antes, no quiero-

-Louis. -me calló con rapidez antes de que pudiera seguir. Lo miré a los ojos, la paciencia infinita y la comprensión se leía en sus facciones. -En la vida uno va a caer muchas veces, demasiadas. Es más, ni siquiera puedo contar cuantas veces he caído yo. Pero uno tiene que levantarse y seguir. Uno no puede tenerle miedo a seguir intentando. Si quieres lograrlo, vas a tener que tratar y tratar hasta que te salga bien. Y yo confío en ti, yo sé que lo lograrás.

Tragué saliva audiblemente.

Miré de nuevo el camino en línea recta. Aunque solo eran unos cuantos metros, yo lo miraba como un camino infinito lleno de baches y hoyos conspirando contra mi para caer y hacerme ver mal. A lo lejos se veía a los demás niños pasear con sus bicicletas, yendo rápido y tocando los timbres mientras se rebasaban los unos a los otros con risas.

Luego estaba yo, con un casco verde, acuosos ojos azules y las cejas arqueadas.

- ¿Y qué pasa si caigo y me raspo? -pregunté de nuevo, inseguro.

-Las heridas sanarán en unos cuantos días. -Robert se encogió de hombros. Luego se acercó a mi cara y me miró directamente a los ojos. -Te diré que. Vas a intentarlo una sola vez y, no importa cuál sea el resultado, te compraré un helado, del tamaño que tú quieras, del sabor que tú quieras.

Lo miré con los ojos bien abiertos.

- ¿Incluso si caigo?

-Incluso si caes.

Miré de nuevo el camino y luego a Robert de nuevo. Asentí; primero lento y luego más decidido. Él se puso de pie, se colocó atrás de mi y esperó a que pusiera mis pies en los pedales. Me sujetó de la espalda y comenzó a empujarme levemente mientras yo comenzaba a pedalear.

-Eso, eso, tranquilo, no hay necesidad de ir rápido. -dijo detrás de mi cabeza, aún medio sosteniéndome y haciendo que mantuviera el equilibro, yo comencé a pedalear más rápido. -Bien, vamos bien, ahora te voy a soltar ¿está bien?

Asentí con la cabeza enérgicamente, sin apartar mis ojos del camino y con los nudillos blancos de sujetar con tanta fuerza el volante de la bici.

Así que Robert me soltó.

Y yo me enfoqué en los movimientos de mis pies. Como si el tiempo fuera en cámara lenta. El aire rosándome la piel del rostro, mis manos sosteniéndome, y yo avanzando, centímetro a centímetro, con los nervios a flor de piel.

LONDON  [New York Pluss]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora