21: thank u, next. (último)

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El veintisiete de diciembre, mi vuelo salía a las 10 de la mañana. Así que tuvimos que levantarnos más temprano para que nos diera tiempo de desayunar y llegar al aeropuerto a tiempo.

El comedor permaneció callado mientras todos comían. Mis hermanas estaban tristes por mi partida,  y aunque ya había explicado que me verían más seguido de ahora en adelante, no supe qué decir o hacer para que no se sintieran así.

Al final del desayuno, subí por mi maleta y mi mochila. Lo mismo con lo que me había marchado. Había cargado el teléfono de nuevo y ahora tenía que conseguirle un nuevo chip, lo haría cuando estuviera de vuelta en Nueva York.

Nueva York... ¿Enserio había pasado tres meses lejos de mi hogar? ¿Alguien a demás de mis amigos, habría notado mi ausencia? Mis amigos...

Estoy de camino.

Cuando llegué a la punta de la escalera a listo para bajar, vi a toda mi familia hecha una fila en la corredor hasta la puerta. Sentí un nudo en el pecho, pero cuando me tocó abrazar a cada uno, lo hice con sinceridad y afecto.

Salí de la casa prometiendo que volvería muy pronto.

(...)

-Cuídate mucho, mi niño. Haremos lo posible para visitarte muy pronto. -Mamá decía mientras me abrazaba y cepillaba mi cabello.

-Claro que si, mamá. Estaré esperándolos.

La voz de la chica por los altavoces, recordando que el abordaje para mi vuelo comenzaba en cinco minutos, nos sacó del trance.

Mamá me acompañó hasta la entrada, donde revisaron mi pasaporte y mi boleto, cuando era tiempo de pasar mamá me dio el último abrazo antes de marchar.

Le dije adiós con la mano levemente antes de perderla de vista.

(...)

Hice el chequeo y aborde al avión sentándome en mi sitio. Mi regalo de navidad por parte de Daniel, fue un boleto de primera clase, así que tenía un gran asiento que se desplegaba como cama. Una propia pantalla y una mesita plegable. Supongo que era una buena señal.

Y de pronto, comencé a pensar en todo lo que me aguardaba de vuelta en Nueva York; tenía muchos planes y los dedos cruzados, reunirme con gente no era lo único en mi lista. Este iba a ser un cambio radical. Ya no tengo rencores, ya no tengo dolor en mi alma, ya no hay razones para llorar. Soy solo yo y veinticuatro años de experiencia.

La vida me enseñó de una manera dura y brusca, pero me enseñó a fin de cuentas.

Uno me enseñó amor.

Otro me enseñó paciencia.

Otro me enseñó dolor.

Pero ahora soy muy increíble. Soy la mejor versión de mi mismo que alguna vez seré. Soy yo y nadie puede cambiarme, nadie ni nada puede alejarme de mi camino esta vez.

Puedo.

Si puedo.

Y voy a ver a mis amigos, y voy a ser muy feliz. Y voy a decir las cosas que siempre quise decir, y a gritar lo que siento en vez de guardarlo. Voy a ver a las personas que me amaron aún cuando estaba roto y seguro van a quererme más ahora que soy mil veces mejor.

Extrañaba a Niall y sus tonterías patéticamente caras, que gaste todo su dinero en una gran fiesta de bienvenida, que invite a toda la ciudad si es posible. (No, mejor no.)

A la pareja del año, o de la vida, mejor. Zayn y Liam, el alfa perfecto para el omega perfecto. Maldita sea, para este momento Zayn debe hacerse comprando una mansión solo para su ropa. Extrañaba verlo y tener alguien con quién charlar mientras fumábamos. Extrañaba la mala suerte de Liam para con todo... menos para el amor.

Y claro.

El primero y el único.

Extrañaba a Harry.

Más de lo que alguna vez extrañé a alguien, más de que alguna vez, lo haré de nuevo.

Recuerdo la vez en que lo conocí.

En una más de las millones de fiestas que Niall hace al año. Cuando mi vida era aburrida y sin sentido. Pero encontré un cigarrillo en mi bolsillo.

Este haría el trabajo, pensé.

Iba de camino a la terraza cuando lo vi por primera vez.

Piernas largas y brazos fuertes, recargado contra la barbilla mirando la ciudad cómo un niño pequeño en juguetería. Cabello largo y quijada fuerte, era atractivo. A penas y lo veía por la falta de luz, pero sabía que podía ser un buen partido solo por cómo se veía.

Sabía que podía ser otra pieza más en mi tablero.

Nunca imaginé que terminaría ganando mi propio juego, donde yo había inventado la reglas.

Tomé dos copas de alguna bandeja y salí a la terraza.

Ya conocen el resto.

Pero si puedo decir algo más, diría que cada una de las sonrisas que puse esa noche, fueron sinceras, fueron honestas. Él fue parte de mi desde ese momento, y aún puedo recordar como lucía su número escrito flojamente en mi mano.

Aún recuerdo cuando se rió por primera vez frente de mi.

La primera vez que me hizo sentir como si importara.

Cuando me hizo sentir que yo aún era algo, aún después de perderlo todo.

Incluso recuerdo la primera vez que me dijo que me amaba y aún siento el dolor en mi pecho.

Y Harry, quiero que sepas, que estuve encantado de conocerte.

Espero que nos veamos de nuevo y pronto; te prometo que ya no soy un mar de pedazos rotos. Tomé las piedras que la vida me lanzó y construí un castillo.

Un bonito y enorme castillo. ¿Quieres gobernar conmigo?

El avión despegó antes de que me diera cuenta y yo estaba volando, oficialmente de vuelta a casa.

Por favor, Harry, cuando te encuentre...

No tengas a nadie más esperando por ti.

///

Continuación en el capítulo 34 de New York.

LONDON  [New York Pluss]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora