CAPÍTULO 16

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Sus ojos se desviaron de la pantalla ante ellos a la muchacha que se encontraba tendida en la cama junto a él, haciéndole compañía durante una aburrida tarde en la que HoSeok, tenía la casa para él solo. Se encontraban en su habitación viendo The Nightmare Before Christmas mientras devoraban un paquete de galletas que la chica llevó consigo.

HoSeok la vio reír, sin despegar sus hermosos ojos pardos de la pantalla, y atrapó su lengua entre sus incisivos con algo de potencia tras pensar en besarla por octava vez durante el transcurso de los veinte minutos que llevaban de la película.

Jung se encontraba muy inseguro. Quería besarla, pero... ¿Y si la incomodaba? ¿Se molestaría si él le robaba un beso de la misma manera en que hizo ella? Porque sí, ella lo besó, pero ¿eso le daba pase libre para hacerlo él también? ¿No se enfadaría si lo hacía? ¿Se vería como un idiota si le preguntaba? ¿Ella estaría pensando en que es un idiota por no besarla de vuelta o de manera sorpresiva igual que ella?

«Maldición, me gustaría saber que está pasando por su cabeza» pensó, cerrando los ojos por unos segundos y respirando profundamente para calmarse. Tenía los nervios a flor de piel y, controlar las ganas de besarla o tomarle la mano en medio de la película, se estaba volviendo algo sumamente dificultoso.

En momentos como aquellos, era en los que envidiaba a sus amigos, quienes poseían más experiencia en lo que respectaba a chicas y el tema de salir con ellas porque... ¡ÉL ERA UN PRIMERISO!

Sí, ya había besado antes a un par de chicas de pequeño y en la escuela media, ya sea por un juego o porque de verdad se atraían mutuamente, pero, por alguna razón, nunca llegó a algo más con alguna de ellas, lo cual, a veces, lograba hacer que el chico se terminara cuestionando si fue culpa suya que sucediera aquello.

Mientras que HoSeok se derretía los sesos pensando en qué hacer, Emily se giró a verlo. Una pequeña sonrisa rompió en sus labios al notar que el moreno poseía sus ojos cerrados y los labios fruncidos, como si estuviera fastidiado por algo. Le pareció que se veía muy tierno y se sorprendió al sentir las mismas ganas que hace dos días, de posar sus labios sobre los de él.

¿Le gustaba HoSeok? Probablemente sí.

No era algo que ella pudiera afirmar con mucha seguridad siendo que nunca gustó de nadie. Pero le gustaba estar con él. Le gustaba que él intentara acercarse a ella a pesar de lo que podía ser o que le hablara a pesar que ella no le contestaba nada. Se preocupaba por él y hace poco, se dio cuenta de que le gustaba la sensación que recorría su cuerpo cuando sus labios y los del moreno, se encontraban en contacto. Era más agradable de lo que se hubiera imaginado.

Sus dedos jugaron entre sí y no se inmuto cuando HoSeok, abrió los ojos de manera repentina y sus orbes colisionaron con los suyos. Sonrió al ver como el chico se sacudía suavemente por el susto que se llevó.

Y eso era algo que también le gustaba del chico, lo temeroso que era de todo lo que le rodeaba.

Tal vez estaba loca, pero HoSeok, era lo más parecido a la definición de héroe que ella tenía. Porque su definición de héroe jamás cayó en algo similar a Superman, Iron man o aquellos que, en realidad, le temían poco o nada a las personas o cosas que los rodean porque ellos ya son fuertes y temerle a algo, es casi imposible.

En cambio, su imagen de héroe se asimilaba más a HoSeok, quien parece temerle a todo pero, aun así, es lo suficientemente valiente como para levantarse todos los días y enfrentar al mundo. Sale a ayudar a los que puede y continúa con esa gran y hermosa sonrisa a pesar de que el mundo lo golpee, muerda, mastique y escupa todas las veces que quiera.

"De la misma manera en cómo existen personas que siempre van a buscar el mal en el mundo, siempre van a existir personas que busquen el bien a pesar de las adversidades que se les presenten y, esas personas, son maravillosas, Emily" Recordó las palabras de su madre.

Sonrió para sí misma gracias a esa dulce voz en su cabeza y admiró a HoSeok por unos segundos antes de inclinarse de la misma manera en que hizo hace unos días, en busca de unir sus labios con los de él y dar un paseo en las nubes.


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— ¡HoSeok, muchacho! ¿Ya se siente mejor? — interrogó su maestro de literatura con una amigable sonrisa mientras recibía el trabajo que HoSeok le estaba extendiendo, el cual, era más que nada un salvavidas para todos los alumnos de su clase teniendo en cuenta la poca dificultad que poseía.

HoSeok debía admitir que su trabajo le quedó mejor de lo que esperaba. Emily fue la inspiración que él necesitaba con tanta urgencia y se sentía contento con los resultados de toda una tarde escribiendo.

— Sí, bueno... Aún me duele un poco la pierna, pero controlo el dolor con medicamentos.

El maestro admiró por unos segundos la portada de su trabajo y asintió para sí mismo antes de volver a posar sus ojos en el muchacho.

— ¿Estás haciendo ejercicios o algo?

— Sí, todos los lunes y jueves en la tarde voy al hospital. El resto de la semana debo trabajar por mí mismo.

— Ya veo. Te ves mejor — halagó y le agradeció el cumplido.

Ambos se despidieron y Jung abandonó el aula en silencio. Se suponía que en una hora se juntaría con los chicos en una parrillada nueva (que él desconocía), para festejar que... Bueno, la verdad, es que HoSeok no poseía la menor idea de cuál era la excusa que ahora utilizaban los chicos para ir a comer y beber, pero estaba segura que rayaba lo absurdo.

¿Por qué se molestaban en crear excusas para salir? Esa era una pregunta a la que, hasta el momento, el moreno no le tenía respuesta.

Salió del establecimiento a paso calmo y, debido a que los dolores aparecían repentinamente cuando forzaba mucho la pierna, pensó en tomar el autobús para que lo acercara al local y ahorrarse la caminata.

Se sentó en uno de los últimos asientos del gran vehículo y viajo mirando por la ventana, con sus audífonos negros puestos y escuchando Can't feel my face de The Weeknd. Sus labios se movían sin pronunciar palabra alguna mientras cantaba la letra en silencio y, una calle antes del paradero en donde debía bajarse y caminar un poco, vio aquella figura que reconocería en cualquier lado.

Su corazón latió con emoción y se apresuró a bajar rápidamente del autobús para así alcanzar a Emily y darle una sorpresa. Tenía tiempo antes de que fuera la hora dictada en la que se juntaría con los chicos, por lo que se podía dar el privilegio de estar un rato con ella.

Trotó con algo de dificultad, viendo como la chica se internaba en la calle siguiente. La idea de gritar su nombre y conseguir así que la azabache se detuviera para esperarlo fue muy tentadora, pero no lo hizo y, en cambio, decidió zacear la repentina curiosidad de saber en dónde estaba e iba Emily la mayor parte del día.

¿Tendría una casa? ¿Departamento? O ¿Solamente vagaba todo el día por ahí hasta que la noche llegaba? Eso no lo sabía y Emily, no parecía querer decírselo ella misma por lo que, la idea de averiguarlo él, no solo le agradaba, sino que hasta le emocionaba. Actuaría de detective. Trabajo con el que soñaba desde pequeño gracias a las diversas películas que veía.

La siguió por un par de calles hasta que la idea de que ella simplemente vagaba todo el día, se hizo más fuerte. Se fijó en la hora en su teléfono móvil y se dio cuenta de que, en solo seis minutos, los chicos ya comenzarían a llamarlo para saber por qué aún no había llegado y preguntando en dónde se encontraba.

Al alzar nuevamente la vista, se detuvo de forma abrupta con la sorpresa reflejada en su rostro al ver cómo Emily, ingresaba a un gran establecimiento de, al menos tres pisos, con grandes paredes de concreto protegiéndolo. Sus ojos admiraron el lugar para luego posarse en el gran letrero de cemento en la entrada, el cual leyó en un susurro involuntario.

— Orfanatorio Jusarang... ¿Por qué diablos vino a un orfanatorio? 

WEIRD » JUNG HOSEOK ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora