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Shhh mi lindo corderito —murmuraba la mujer, lento y suave, con tanto amor que lograba calmar la angustia del cachorro— ya estoy aquí, nada te pasará.

—M-me duele el pecho —lloriqueó el nene, agarrando la camisa de pijama en un puño— Me duele mucho, nana.

—Lo sé, lo sé corderito —la mujer lo acomodó mejor, haciendo que su calor corporal arrullara al niño— Pero va a pasar mi lindo corderito, eres un bebé fuerte y grande, vas a poder superarlo.

—No soy un bebé —la Omega río entretenida con el ligero berrinche del chiquillo y le besó la frente cuando un precioso puchero apareció en su boquita.

—No, no lo eres, mi príncipe —su nana le regaló una sonrisa, de esas que él siempre estuvo enamorado— pero para mí, eres mi bebé. Pero shhh no se lo digas a tu hermano ¿bueno?

El chiquillo olvidó por un momento el fuerte dolor en su pecho y se dedicó a asentir enérgico hacia su nana y también le regaló una sonrisa hueca, debido a que ese día había perdido un diente de leche.

—¿Qué sientes ahora, mi vida?

El niño frunció el ceño y miró a su pecho, sentía una molestia en él, respiraba despacio y con dificultad y sentía un fuerte dolor de cabeza más calentura en todo su cuerpo. El aroma de su nana calmaba un poco sus síntomas, pero se sentía muy raro y enfermo.

Y él siempre odio sentirse enfermo.

—No lo sé, nana —puchereó y unas lagrimitas salieron de sus ojos— pero se siente feo.

—No se siente feo, mi amor —ella acarició sus mejillas con delicadeza— es normal, estás creciendo.

—¿También lo vivió mi hermano?

—Si, bebé. Él ya —el niño asintió más no preguntó nada más. Siguieron ahí por más tiempo hasta que el sueño nuevamente derrotó al niño. Su nana se quedó por un tiempo más hasta que supo que él dormiría tranquilo.

Al salir del cuarto se encontró con sus jefes quienes estaban angustiados desde el momento que escucharon el fuerte grito del pequeño de la familia.

—¿Y? —la mujer habló, su esposo acariciaba sus hombros para poder calmarla— ¿Qué es?

—Alfa —dijo con seguridad— pero es un Alfa bastante especial.

—¿Cómo que especial, Mochu? —el padre farfulló.

La mujer encogió sus hombros y miró hacia la cama del niño, él murmuraba cosas pero nadie entendía que. Tomó el pomo de la puerta y con cuidado lo cerró.

—No lo sé —murmuró— solo espero JungKookie pueda controlarlo.



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Toi + Moi ✾ KOOKMIN [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora