Toi + Moi ✾ KOOKMIN [2]

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—No hagas una escena aquí, JungKook —su voz temblorosa invadió aquel momento tenso; estaba angustiado, odiaba el aroma a Alfa enfurecido— por favor, cálmate.

Sabía que él no estaba ahí, la fuerte presencia del lobo y la ausencia del ente humano en ese inmenso cuerpo frente suyo lo tenía con los nervios de punta. No sabía cómo tratar a la perfección con el instinto puro de un Alfa dominante, siempre trató con JungKook.

El dulce, amable y respetuoso JungKook. Jamás con una bestia.

Los ojos dorados y rojizos del Alfa menor lo escrutaron hasta sentir que le llegaba al hueso. Tenía sus pequeñas manos sobre los pectorales del Alfa, poniendo todo su peso para que esté no diera algún paso pero sabía que era inútil.

Sí, JiMin era fuerte. Era capaz de derribar a alguien de estatura promedio, pero a JungKook apenas si podría noquearlo; y ni hablar de DaeSung. Seguramente ese gorila le rompería un hueso tal cual rompes un mondadientes.

—¿Qué haces aquí, Omega? —la voz rasposa y grave del Alfa lobo de JungKook le hizo débil. Maldita sea, no puede ser eso ahora.

—Creí que yo era el animal aquí, hermanito —se mofó DaeSung y el fuerte gruñido de JungKook le hizo empujar la lengua a la mejilla en señal de molestia.

—Lo eres —resongó JiMin. Incluso con la camiseta, podía sentir la piel caliente de su Alfa destinado. Sintió a JungKook dar un paso y solo dio en girarse y chocar su espalda al pecho de este— Pero eso no importa a-ahora. Vete, ahora, por el amor a la Diosa, hazlo-o ahora.

No sabía cómo detenerlo, no sabía cómo controlar a dos Alfas. Uno territorial y otro descontrolado; incluso si había sido pareja de uno y en este momento la destinada del otro, era como sentirse un inexperto nuevamente.

Joder, básicamente está envuelto en un gran problema con dos hermanos. Eso tampoco ayudaba a su moral.

—Lo siento señor, pero deben abandonar el local —una cuarta voz se metió. Era el mesero— están molestando a los demás comensales y- y- el- su esposo está molestando a los demás con su aroma —JungKook le ladró tal cual perro al pobre chico— oh dios, llamaré a mi supervisor.

Y así como llegó, se fue poniendo más nervioso a JiMin. Tenía la intuición que ese supervisor también era Alfa y si lo miraba así se aterrado no dudaría en meterse y ayudarlo. Mierda, JungKook en este estado era capaz de matar a alguien.

Empezó a dar pasos hacia atrás mientras sus manos iban a las caderas del Alfa y sin quererlo, su trasero dio con el lugar que no era. ¡no ahora, no ahora! Lo escuchó suspirar cerca de su cuello.

—Parece que no puede manejarlo eh —DaeSung seguía ahí, molesto pero divertido con la actitud de su siempre correcto hermanito— si sabes cómo destruir vidas, eh JiMinie —le guiñó el ojo y JungKook lo miró con el ceño fruncido— ¿Sabes lo que pasa cuando el lado humano y animal no armonizan?

Fue ahí que el supervisor llegó junto a otros miembros del personal, todos Alfas. Los comensales se habían levantado e ido al otro extremo del local ya que todo sucedía muy muy cerca de la salida principal; algunos habían abandonado por la puerta de emergencia y otros, curiosos de la disputa, se habían mantenido ahí. Sintió los brazos de JungKook rodearle el cuerpo, su nariz tocarle la unión del cuello y sintió más angustia de la que alguna vez pudo vivir. Era un punto sensible, un punto de peligro. Era el lugar donde van las marcas y con el estado de JungKook, donde los medicamentos poco a poco permitían que su celo adelantado tomara sus sentidos, y el inminente peligro que representaba DaeSung, temía que hiciera una locura.

Se había planteado en algún momento ser marcado por JungKook, no podía negarlo, ya no; sin embargo no así, no en medio de un local, en medio de un celo descontrolado. Cuando tenía que cumplir su cometido.

No sin preparativos.

Escuchó la voz del supervisor y giró a ver solo por impresión, error, sus ojos expresaban el miedo y debido a la posición, parecía que JungKook quería atacarlo. Escuchó otra voz pero no comprendió bien todo, ¿por qué hablan de electricidad?

Miró a DaeSung quien también tenía una posición de ataque. Fue altanero hasta grosero, pero él jamás habría hecho algo como una Marca contra su voluntad. ¡Maldita sean los deseos primitivos de los Alfas bajo celo de querer marcar lo que se les viniera en gana!