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El destino realmente apesta, ¿no es así?

Suele dar vueltas, demasiadas, y realmente no sabemos dónde o cuando culmina donde muchas personas dedican gran parte de su vida a esperar aquel fin inopinado. Otras personas, le sacan provechos y hay algunas, como la de HyeWoo que son una rutina, y por más triste que aquello sonara, era imposible negarlo. 

Su hijo estaba enfermo, su primer matrimonio arruinado y había obtenido el horrible título de "Omega Inútil" tan pronto su marca empezó a adoptar unos tonos completamente opuestos a aquel hermoso tono dorado y rosa que en un principio tenía.

Adoraba a JungKook, él siempre sería el padre de su bebé, su mejor amigo, su confidente y el amor de su vida por lo que era difícil para ella poder aceptar muchos de los cambios que ahora vivía.

Se preguntó muchas veces si el consejo de su madre le hubiese sido útil, teniendo en cuenta que ella nada podía hacer contra la tácita regla de los destinados. Incluso si JungKook no estaba enlazado con aquel Omega, sabía de ante mano que ella, ya no tenía nada que hacer ahí.

"Es tu marido, HyeWoo. Tú lo conociste primero, tú te casaste con él, tú eres la adecuada para vivir con él. ¿Que si son destinados? Ustedes dos se aman, y aman a HyungShik, eso es mucho más importante que la existencia de ese chico."

La pregunta aquí era, ¿Jeon JungKook realmente la amaba? Y si, él la amaba tanto como ella a él, no importaba si el lazo poco a poco se rompía, todos lo sabían al igual que ellos. Pero, el amor a veces no era lo suficientemente fuerte como para mantener a una pareja fuerte, unida por toda la vida.

Y es que HyeWoo valoraba las acciones de aquel Omega años atrás, se alegró de su coraje al decidir por cuenta propia su futuro, respetándola a ella y a su (disfuncional) matrimonio, y mucho más, que tuviese tan presente a su cachorro.

—Debe ser una broma —comentó hacía DaeYong mientras miraba a su latte— ¿verdad?

El Alfa reacomodó sus lentes inseguro de mirar directamente a la Omega que fruncía el ceño y se mordía los labios.

—Probablemente.

—Mi marido y mi hijo —murmuró inconscientemente, concentrada más en la reacción de su cachorro que en lo incómodo que resultó su frase para el terapeuta— ¿Hay algo más que quiera ese niño?

—Vamos, Hye... —DaeYong quiso tomar su mano— No lo hace a conciencia.

—Tú sabes de estás cosas. Entonces dime, ¿qué hace ese Omega a conciencia? —su tono de voz era amargo— He... He aceptado su conexión con JungKook y lo sabes, pero, ¿mi bebé? Mi HyungShik?

—Es un cachorro con un trastorno, HyeWoo —el Alfa intentó apaciguar el ambiente— Tal vez por esa conexión con su padre, HyungShik también creyó que Park también era parte suyo. Dale tiempo.

—No lo quiero en ese equipo —HyeWoo se apresuró— Una cosa es mi esposo y otra mi hijo, DaeYong. Sabes que me ha tomado tiempo y fuerza para poder sobrellevar la pérdida de mi lazo, incluso si este puede volver, no planeo amarrar a JungKook a mí. Aún así, mi hijo no va a salir más lastimado de lo que ya está.

El terapeuta apretó los labios, queriendo ignorar las punzadas en su pecho cada que HyeWoo se refería a Jeon como su esposo, simplemente era más difícil de aceptar de lo que esperaba.

HyeWoo fruncía el ceño y con amargura bebió de su latte casi frío. Se esforzaba demasiado por pensar en algo para poder soportar todas las noticias que llegaban.

—¿Lo odias? —cuestionó DaeYong luego de minutos de silencio.

—¿A quién? —DaeYong movió su cabeza de una manera que HyeWoo relajó su ceño— Probablemente. —contestó— después de todo, fue gracias a él que mi vida empezó a ser lo más un infierno. —El silencio del Alfa la hizo hablar nuevamente— y no, no estoy deseando que muera.

Toi + Moi ✾ KOOKMIN [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora