15. Kir Royal

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Era una sala amplia y majestuosa, con una larga mesa en el centro y retratos en las paredes de cubierta maderada. Las ventanas estaban adornadas por cortinas color vino, y en el techo había candelabros de oro. Era muy parecido al Comedor, pero ya no estaba en ese lugar. Esta era la casa de un vampiro, hogar de Velasco.

Llevaba apenas un par de días aquí, bajo la supervisión directa del amo. No había vuelto a ver a las presas del Comedor ni al Cocinero, o a nadie desde aquella noche. Mi vida había cambiado desde entonces. Ya no me sentía humano. Este era mi mundo ahora.

—Comprendo, pero, ¿quedó todo limpio?

El dueño de esa voz hablaba a través de un E-Nex, poniendo una mano en el oído y usando la otra para tamborilear con los dedos sobre la mesa. Sonaba molesto, pero ya no me extrañaba. El Amo Velasco casi siempre estaba molesto.

—¿No habrá nada que me relacione con ese sitio? ¿Estás completamente seguro? Te advierto que, si caigo, todos caerán conmigo, ¡incluyéndote a ti!

Estaba hablando del Comedor. Las noticias humanas decían que las tuberías de gas habían estallado en el restaurante exterior, pero nosotros sabíamos que alguien irrumpió para desmantelarlo por completo. El Amo Velasco, que era un político importante en el mundo kiniano, temía que la GIV hubiese descubierto que él estaba implicado.

—¡¿Cómo que está muerta?! —El Amo Velasco golpeó la mesa con fuerza. Me causó un sobresalto tal, que casi suelto la copa que limpiaba—. ¿Han buscado bien? ¿No hay ningún remanente?

Parecía que alguien importante para él había muerto en el conflicto del Comedor.

Me encontraba detrás de la barra de bar, observando al vampiro terminar sus alimentos, mientras atendía una llamada importante con alguno de sus expertos en «limpieza». Era mi labor, como buen mayordomo, atender sus necesidades.

Lo escuché gruñir con pesadez.

—¡Una noche! ¡¿Una noche bastó para que esa imbécil perdiera todo?! Me alegro en ese caso de que esté muerta, de lo contrario yo mismo la mataría. —Hizo una breve pausa para escuchar, luego continuó gritando—. ¡¿No sólo Rica?! ¡¿Que tenemos que indemnizar a los clientes?! ¡¿Quién lo hizo?! ¿Saben algo al respecto? Me encargaré de enseñarle a no meterse conmigo.

Escuchaba con cierta curiosidad, enterándome a medias de lo que ocurría. Rica estaba muerta. Alguien realmente poderoso debió haber atacado ese lugar para hacer algo así. Qué vueltas da la vida. Hace algunos días habría disfrutado la noticia de su muerte, pero ahora me daba igual. Esa mujer había arrancado todo lo que quedaba de humanidad en mí, tanto, que ahora me parecía irrelevante.

Suspiré. No pude evitar reír por lo bajo. Y pensar que, de no ser por Rica, yo también habría estado ahí durante el ataque. Gracias a ella pude ascender el siguiente escalón.

Esclava de la Realidad 2: Mundo EnergéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora