21. La llegada de Selene

450 84 27
                                    



El tiempo siguió su curso, abriendo paso a las vacaciones navideñas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El tiempo siguió su curso, abriendo paso a las vacaciones navideñas. Estaba aprendiendo mucho sobre el mundo energético gracias a mis ansias por descubrirlo, sumergiéndome en libros, tratando de encontrar información útil.

Ya había leído sobre biología, política e historia kiniana. Eran temas inmensos, así que me centraba sólo en lo que me interesaba: aprender sobre mis habilidades y sobre el comedor maldito del que había escapado. Había estudiado sobre el vampirismo, la enfermedad que aquejaba kinianos desde hace más de cuatro mil años. La GIV, o Guardia de Investigación Vampírica, se encargaba de cazar vampiros que actuaban de forma ilegal. Para mi sorpresa, Velasco no entraba en su lista. Estaba registrado como un vampiro legal y parecía ser un kiniano ejemplar a la vista de todos. Y no sólo eso, también había sido uno de los que luchó por los derechos de los vampiros, en el siglo XVII. Era viejo, muy viejo, y seguro sería mucho más fuerte que Rica.

Todavía quería evitar que existieran más presas cautivas en lugares así, y no sólo eso, sino que una parte de mí, una parte malvada y podrida quería hacer que Velasco se arrepintiera de las atrocidades que había hecho y seguía realizando aprovechando su posición. Luego estaba Mateo, era imposible olvidarlo, necesitaba verlo otra vez, hablar con él. Mientras más tiempo pasaba, más comprendía el porqué de su última acción. Podía intuir, pero quería que él me lo confirmara por su propia boca. Me dolía, me dolía mucho pensar en las situaciones que lo habían orillado a hacer lo que hizo.

Ya había pasado casi la mitad del ciclo escolar, la sentencia de irme a España por el resto de mi vida terminaría por cumplirse y yo todavía no estaba cerca de atar los cabos que había dejado sueltos. Por lo menos una de mis metas estaba finalizada, una muy importante. Si Viola aún estuviese aquí, podría decirle orgullosa que había logrado culminar con, al menos, una de mis promesas.

Tras haber concluido la etapa primordial de ayuda psicológica, Selene, mi nueva «posesión» había vuelto a mí. Se notaba muy diferente, estaba alegre. Al estar en un territorio exclusivo de kinianos, no podía sacarla de mi habitación, aunque tampoco es que ella quisiera irse. Permanecía encerrada, algo a lo que, para bien o para mal, ya estaba acostumbrada.

Habían pasado apenas dos días desde su llegada, pero las dos congeniamos muy bien. Fue duro al principio, porque no encontrábamos tema para charlar, hasta que descubrimos algo único, algo invaluable: entre nosotras, no era necesario ocultar nuestro horrible pasado. Ella necesitaba desahogarse y, sin saberlo, yo también.

Darnos cuenta de ese hecho nos permitió ganar una confianza indescriptible. Pasamos una noche entera conversando sobre aquellos horribles días, no para torturarnos, sino para demostrar que queríamos superarlos. Ella habló sobre el dolor y el terror de soportar tantos festines. Yo lo hice sobre la desesperación que sentí al intentar escapar. Ella me confesó el cómo logró acostumbrarse a ese infierno, a ignorarlo, a volverse parte de él. Y yo le conté todo lo que había sucedido después de mi muerte, ese fatídico día.

Esclava de la Realidad 2: Mundo EnergéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora