23. Identidad

437 84 68
                                    


La enfermería de la Academia del Viento Eterno no era demasiado grande

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La enfermería de la Academia del Viento Eterno no era demasiado grande. Camas de hospital muy comunes, cortinas blancas para separar a los internados. Era muy raro que cualquiera con un biocontenedor enfermase, y las heridas físicas sanaban en un par de días gracias a la milagrosa solución kiniana, sí, la misma que me inyectaban en el comedor, después de cada festín. Sin embargo, a pesar de la gran eficacia curativa de los kinianos, el daño energético era mucho más complicado de tratar.

Me encontraba sentada en un incómodo y mal posicionado banquito, junto a la cama de Kori. Mi amiga boba se encontraba bien, tan sólo un poco adolorida. Había resistido el impacto de un golpe etéreo cargado con 32 KU sin haberse desmayado al instante. Dijeron que fue un gran logro, a todos nos dejó sorprendidos.

—¿Entonces voló por los aires? —preguntó Kori, en voz baja y entre risillas—. ¡¿Totalmente desnuda?!

También me reí. Era la tercera vez que lo contaba, pero es que era demasiado gracioso como para resistirlo.

—¡Debiste verla, su cara fue lo que de verdad valió la pena! —exclamé, sin levantar demasiado la voz.

Hablábamos en volumen bajo, porque la chica aludida yacía a unas cuantas camas de distancia, rogando porque se la tragara la tierra. Nadie había venido a visitarla, y lejos de eso, la noticia de que intentó atacar a una medio-humana con un golpe etéreo tan poderoso ya se había corrido por toda la academia, dándole una fama terrible. En adición, las fotografías que tomaron de ella durante el percance, ya se habían esparcido igual de veloces que las palabras. A decir verdad, creo que ahora incluso me daba un poco de lástima. En fin, cada quien cosecha lo que siembra.

—Tienes suerte de que no te castigaran —dijo Kori, tratando de calmar su risa tras un gesto de dolor.

—Me agradecieron por intervenir, y tomaron de nuevo lectura de mi potencial energético porque se sorprendieron. Tengo 35 KU, es bastante extraño, ¿no? —afirmé, antes de cuestionarla sobre su estado—. ¿Te duele?

—Sólo un poco, al reír. Es como tener malestar estomacal, pero en la cabeza, y en el cuerpo. Y sobre lo otro, tu potencial... —Kori rio de forma sospechosa—. Je, je, ahora eres más fuerte que esa ilusa. ¿Hay alguien más fuerte que tú en la academia?

—No estoy segura, Kremura una vez dijo que sólo había otros dos más fuertes que ella. Supongo que ahora habrá tres.

Ella puso una cara de satisfacción.

—Se lo merece por engreída. ¡Qué lástima que no te guste el deporte, Kat! Podrías ser la mejor jugadora de dominorium, incluso mejor que ese tal Kolbert.

Primero la miré, enfurruñada, pero luego solté una risa comprensiva.

—¡Eh! Nunca dije que no me gustara el deporte, sólo que ese, específicamente, no es para mí. Hablando de eso, tu resultado fue genial, ¡diez sobre diez! ¡Puntuación perfecta!

Esclava de la Realidad 2: Mundo EnergéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora