Maurizio no comprendía porque ella decía que era un ángel, pero desde la primera vez que lo vio, no paraba de repetirlo sin cesar. Estaba seguro que él era cualquier cosa menos un ángel, porque Dios amaba los ángeles y Dios lo odiaba a él, los ángeles traían paz y armonía mientras que él solo derramaba sangre sin cesar.
Como en ese momento.
Colgado de cabeza, el Cardenal Rizzo miraba aterrorizado al hombre de aspecto fantasmal que miraba sin demasiado interés la cantidad de herramientas que tenía en sus manos. A su lado, descansaba un portafolio abierto con las fotos de todos sus familiares... muertos. No sabía quién era ese hombre ni como se enteró de que financiaba clínicas de aborto clandestinas. Le había ofrecido dinero, le había ofrecido todo lo que quisiera, sin resultado. « El dolor solo se paga con sangre » fueron las únicas palabras que recibió del que ahora, sostenía un enorme taladro frente a sus ojos.
— ¡Por favor, perdóname la vida, te lo suplico! — rogo horrorizado, al ver como conectaba el aparato a una batería, encendiéndolo. Maurizio lo miro y sintió un escalofrió al reparar en esos pozos azules tan vacíos. — Alessia Mancini — pronuncio en voz baja. Los mareos ya se estaban apoderando de su cuerpo debido a la sangre que se acumulaba en su cabeza.
— ¿No sabes a quien me refiero, cierto? — Continuo el fantasma al ver que no respondía, una sonrisa irónica formándose en su rostro, el hombre tembló cuando acerco su rostro demasiado al suyo — Era obvio, los monstruos como tú nunca saben que tanto hacen... ni cuanto dolor causan con sus acciones — su mandíbula se apretó, deformando su sonrisa a un gesto de pura rabia, el vacío de sus ojos cambiado por un odio profundo, aterrador— Pero no te preocupes, que en el infierno vas a tener que recordar todos y cada uno de tus pecados — dijo, encendiendo el taladro y acercándolo directamente a uno de sus ojos.
Ya nadie iba a tener escapatoria.

ESTÁS LEYENDO
DIOS TE SALVE
Short StoryPuedes correr, pero no esconderte. Puedes luchar, pero no ganar. Puedes sufrir, pero no puedes llorar. SEGUNDA PARTE DE LA SAGA PECADOS CAPITALES: Ira. (BORRADOR) Prohibida la copia total o parcial de esta obra.