« Pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.» Santiago 1:20
No se movió cuando escucho la puerta del despacho abrirse bruscamente — ¡Alto! — gritaron los guardias al ver el cadáver inerte de su santidad en el suelo, todos apuntaban al sacerdote de cabellos blancos, que con la pistola en mano, se aproximó a uno de los ventanales que dominaban en la estancia.
— ¡Deténganse o dispararemos! — Maurizio lanzo la pistola a los pies de los hombres, demostrando que ya no tenía nada que hacer, abrió el ventanal, sintiendo el viento en su cara y las lágrimas caer con violencia. Todo había acabado finalmente, todos ellos estaban ardiendo... pero no se sentía mejor. La desdicha seguía ahí, el dolor estaba latente aún, el vacío en su pecho era más grande que nunca.
¿Qué le faltaba?
Había cumplido su venganza, había limpiado la casa de Dios de las más grandes impurezas. Los feligreses podían ir sin ser engañados ¿Por qué no podía parar de sufrir? Sollozo en silencio, ahogándose en un profundo desespero. — Mamá... Alessia...— murmuro mirando el cielo, imaginándolas ahí, recriminándole por haberse convertido en lo que tanto odiaba.
— Lo siento... lo siento tanto — sollozó en voz alta, haciendo sobresaltar a los guardias que atónitos, continuaban observándolo — Lo siento mucho...— murmuro, otra vez, antes de poner un pie fuera del ventanal y saltar al vacío.
Era hora de que él recibiera su propio castigo.

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DIOS TE SALVE
Short StoryPuedes correr, pero no esconderte. Puedes luchar, pero no ganar. Puedes sufrir, pero no puedes llorar. SEGUNDA PARTE DE LA SAGA PECADOS CAPITALES: Ira. (BORRADOR) Prohibida la copia total o parcial de esta obra.