El infierno

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NARRA ZACK

Asqueroso padre, asquerosa celda, asquerosa vida -dije pegando una patada a una diminuta piedra, esta se chocó contra la pared y se deshizo convirtiéndose en polvo. Más polvo negro.

Ya han pasado tres días desde que salvé a Annie de las manos del imbécil que quiso hacerla daño. ni si quiera se por qué lo hice, tan solo ocurrió.

Conozco a ese demonio, trabajé con él durante un tiempo, hacíamos prácticamente lo que nos ordenaba mi padre.

Ese es otro detalle que se me olvidaba, mi padre, el hombre que me tiene retenido, que mató a mi madre cuando tenía tan solo cinco años, el rey de los demonios, el más poderoso y malvado de todos. Un completo hijo de puta.

*flashback*

Estábamos en el palacio de los demonios, yo era un niño de cinco años, indefenso e incrédulo que confiaba en los demás. Paseaba junto a un amigo que acababa de conocer hoy mismo en el colegio. Entré en la sala real con el fin de presentarlo a mis padres.

-Mami mami -dije mientras entraba corriendo, ella estaba de espaldas- he venido a presentarte a Dan, lo conocí hoy en el cole y...

No me dio tiempo a acabar la frase puesto que mi madre giró su cuerpo y su rostro me miró. Al instante me eché a llorar. Aquello era horrible a mis ojos,  mi madre tenía la marca de un cinturón rodeando su cuello, todo ensangrentado.

Ella me miró triste, pero en ningún momento lloró, me abrazó fuertemente agachándose para ponerse a mi altura y me envolvió en sus cálidos brazos.

-No quiero que seas como tu padre -dijo cerca de mi oído pero su voz fue un pequeño susurro que agotó todas sus fuerzas.

Calló al suelo, sin respirar. Había muerto. Me puse a llorar desesperadamente deseando que regresara a la vida y mientras, mi padre tan solo miraba con el cinturón en la mano y llamaba a los guardias para que se llevaran a Sam.

-Debía morir, necesitabas saber lo que es el odio para poder ser un buen demonio, ella te estaba malcriando y, además, eres el heredero a la corona. tu madre te estaba atando a ella.

*fin del flashback*

Me pasé semanas llorando. Mi padre me arrebató lo yo más quería. Desde aquel día comencé a dar clases en palacio y practicar la lucha contra ángeles. Él siempre me repetía que lo hizo por mi bien, finalmemte le creí.

Pase años entrenándome para ser el mejor, un buen heredero y un buen hijo.

Hasta hace poco, hacía todo lo que él me ordenaba. Pero todo cambió cuando la conocí,  la chica de los ojos verdes, me recordaba tanto a mi madre que recordé sus últimas palabras:

No quiero que seaa como tu padre.

Y eso era justamente lo que no estaba haciendo,  me estaba convirtiendo en el clon de mi padre, en su mano derecha. lo contrario a lo que mi madre deseaba.

Chuté otra piedra contra la fría pared intentando que la furia se fuera con ella. Esta se hizo polvo negro de nuevo.

Ella hizo volver a mi mente tantas cosas, que me prometí a mi mismo que los demonios no la tocarían. 

Ella, la dulce chica de los ojos verdes.

Mi padre me mandó espresamente a buscarla, la encontré y no le avisé. Se lo oculté, lo desobedecí y es por ello, por lo que me siento orgulloso.

Tal vez muera en esta apestosa mazmorra a la que me llevaron al atraparme. Pero la salvé. Evité que se la llevaran.

Mientras yo estaba sentado en el húmedo suelo escuché a unos giardias que traían a una mujer, era vieja pero a pesar de ello se veía que fue hermosa en su época.  Tenía la mayoría del pelo grisáceo,  a causa de las canas. la llevaban sujeta por ambas manos y arrastrando los pies ligeramente por el suelo. La metieron en la celda de al lado de la mía. Creí que mi padre no me traería nunca compañía.

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