Una promesa

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Solo espero no haberme equivocado.

Sé que pactar con demonios no puede ser nada bueno pero si no lo hacía matarían a las personas que más me importan, las únicas que han demostrado un afecto hacia mí.

Siempre creí tener una vida normal, sin complicaciones. Nunca pensé que las personas que me educaron y cuidaron, a los que llamo 'mis padres', no lo fueran. Es cierto que nunca me demostraron mucho afecto, porque tenían un trabajo que les robaba la mayoría de su tiempo y pocas veces pasábamos días en familia. Siempre supe que, a pesar de ello, me querían o tal vez, eso era lo que yo quería creer pues aunque estuvieran lejos, solo les tenía a ellos.

Conforme los años fueron pasando conocí a Cloe y, con ella, Christian, que me enseñaron lo que significaba la palabra 'amistad'. Ellos me hicieron llegar a creer que me querían más que mis padres, quizás mis pensamientos fueran erróneos, pero mis padres nunca me demostraron el cariño que ellos me aportaban.

Todavía recuerdo el extraño día en que conocí a Jake Williams, el chico al que no le gustaba esconderme sus secretos, que me demostraba cuan importante era para él, que cambió mi vida con su hermosa sonrisa. Extraño sus misteriosos ojos verdes, solo espero volver a verlos. Siento cosas por él que no siento por nadie, eso me da miedo y me hace sentir débil y vulnerable. Dos cualidades que me aterran.

Después llegó Zachary, mi Zack, este odioso chico que, al mismo tiempo puede ser encantador. Salvó mi vida y me ayudó en todo momento aunque esto suponga enfrentarse a su padre.

Estos dos me cambiaron la vida y la manera de ver las cosas que suceden a mi alrededor, les admiro por ello.

Me han ayudado tanto que ¿Cómo iba a dejarlos? Era obvio que no lo haría, debo hablar con los demonios si esa es la única opción que aunque no asegura su vida, les aporta que ellos no les matarán, no ahora, no mientras yo viva.

Y ahí estaba yo, luchando contra mí misma para no echarme atrás, para superar el miedo que me invadía por dentro y las tristes miradas de Zack hacia la acción que iba a realizar.

Me alejé de Zack dando firmes pasos hacia su padre y tío, cuando me posicioné frente a ellos paré mi marcha.

-Veo que eres valiente, no todos se atreverían a hablar con nosotros y más si es par... -empezó a decir Alec, el padre de Zack.

-Al grano, ¿Qué queréis de mí? -pregunté fría y cortante.

El tal Alec se acomodó en su trono con una sonrisa divertida.

Que tío más idiota.

-Annalia, tan solo queremos que sepas la verdad sobre ti -prosiguió.

Hice una mueca de asco.

-No me llamo Annalia -contesté furiosa, ese no es mi nombre- Ya se todo sobre mí y vosotros no sois tan simpáticos como para contarme más sin pedir nada a cambio ¿o me equivoco?

No sé de dónde saco la fuerza para decir todas estas palabras, parecen decirse solas, yo no hanlo así.

-Eres muy lista, no me sorprende, tus padres eran igual, veo que no sabes nada acerca de ellos -dijo fríamente.

Una lágrima cayó por mi mejilla derecha, Zack, que obsevaba la escena con confusión y desconfianza, la notó.

-¡¡¡Dejarla en paz pedazo de idiotas!!! -gritó moviéndose bruscamente intentando llegar a mí,  pero los guardias lo agarraron impidiéndoselo.

Al fin alguien los llamó por sus verdaderos nombres.

Mierda.

Retiro lo dicho.

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