Capítulo 2

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No lloró, no se preocupó, tampoco intentó buscarlo. Salió de su apartamento y se dirigió a la universidad. Buscaba en su celular algunos contactos. Necesitaba a alguien esa misma noche, tal vez al mismo chico que estuvo con ella el día anterior.

[...]

— Lo lamento — Habló con su grave voz, agachando la cabeza. Changbin lo soltó y salió de la habitación. Los demás no dijieron nada y simplemente se fueron, acompañando a aquel chico que había interrumpido, la que había sido, la hermosa mañana del pecoso.

Félix, solo en el cuarto, se quedó pensando en los bellos ojos negros que tenía ese joven, en su perfecto rostro y en su expresión de furia, pero ¿Por qué? Esa misma duda se hacía presente en su cabeza.

[...]

Se iba a ir. Pero una mano posada en su muñeca lo impedía. BangChan había interrumpido su acción, dándole a entender que no se retirara todavía.

— ¿A dónde vas? — Preguntó, siempre afable.

— A casa — Respondió Lee al tiempo que se giraba, encontrándose con la mirada del mayor.

— ¿No quieres quedarte un rato más?

— No quiero molestarlos, además, a su amigo no le soy de su agrado, prefiero irme. — BangChan comprendió y lo dejó ir. No sin antes intercambiar números por si algún día se necesitaban o se les hacía la idea de salir a alguna parte.

[...]

Salió hecho una furia de casa, sus pasos eran acelerados y su respiración inestable, no podía creer que a los que hacía llamar sus amigos y compañeros de trabajo habían llevado a un adolescente ebrio a su hogar, y para más, a su habitación. Lo peor es que ese mismo chico arruinó su presentación en el bar, una de las únicas oportunidades de trabajo que su grupo había obtenido. De la nada recibe un mensaje, el cual lo hace detenerse.

¿Estás libre en la noche?

Después de lo que sucedió
con tu "noviecito" no sé.

Vamos, sólo será un rato.

Ok, pero a la próxima que no sea
una fecha especial, por favor.

¿Desde cuándo tan preocupado?
Ok, te veo más tarde.

Guardó su teléfono y suspiró. Al menos tendría la noche para divertirse un poco.
Empezó a frecuentar con aquella chica en su apartamento, no le gustaba, tampoco eran novios, simplemente era su pasatiempo, y ambos se consideraban de la misma manera.

[...]

Ya de noche, Félix caminaba por las atestadas calles iluminadas por los grandes edificios que la rodeaban junto con las farolas. Su mirada estaba centrada en el suelo, sus ojos estaban un poco irritados del llanto que había tenido antes, al recordar a SuJin, pensando en los días que lloraba al no tenerla cerca, cuando la volvió a encontrar y esa tristeza se convirtió en júbilo, y también esa escena que le había partido el corazón en mil pedazos.

No sabía que hacer, volver a su apartamento y reanudar su vida, llamarla o ir a visitarla, quedarse toda esa noche fuera de casa, todas esas opciones de hacían presentes, pero ninguna le acomodaba, algo le impedía realizar cualquier opción que lo llevara al pasado, quería algo nuevo.

Sacó su celular y buscó entre sus contactos a uno en especial. Lo apretó y llamó. No era su amigo ni mucho más, pero sintió un gran afecto las pocas horas que estuvo con él, le daba confianza.

— ¿Podemos vernos? — Fueron las palabras pronunciadas por el castaño. Y así quedaron en la casa del destinatario, Félix tendría que volver a donde comenzó su día.

[...]

Tocó la puerta, luego de unos segundos se abrió, y tras él, Chan, con una sonrisa de oreja a oreja, pero al mismo tiempo preocupado, pensando en por qué el pecoso lo había llamado a aquellas horas.

Lo dejó pasar y ambos se sentaron en el mueble. Le ofreció algunas cosas, a lo que Félix se negó a todo, no sin antes agradecer la atención que le brindaba.

Sin más, comenzó a llorar desconsoladamente, en consecuencia, recibió un fuerte y cálido abrazo de lo que parecía una nueva amistad. Ese simple acto logró la confianza absoluta entre ambos. Ahora el castaño podía contar con la ayuda de alguien en sus problemas, podía tener, al fin, un consejero.

[...]

Changbin llegó al apartamento de la chica. Tocó el timbre y posicionó sus manos en los bolsillos del pantalón, esperando alguna respuesta, y ya en segundos se encontraba recostado en el sofá, con alguien encima.

— No terminamos lo de ayer — Dijo ella mientras desabrochaba la camisa del chico al tiempo que besaba su cuello.

— Hoy no tengo muchos ánimos — Habló, tomando una buena posición — Tuve un mal día.

— Pero tenemos que olvidarnos de eso por un rato. Ya no pienses más, relajate y disfruta, igual que las veces anteriores. — Lo besó, y volvieron a retomar la misma postura de antes. El chico no sentía nada, nunca sintió nada, pero en esos momentos ella le servía más que nadie para hacerse olvidar de sus problemas.

[...]

— Te puedes quedar si deseas.

— Pero ¿Y tu amigo? Se molestará si me rondando por aquí otra vez. — preguntó vacilante.

— No te preocupes, no creo que hoy llegue.

— ¿Por qué lo dices? — fue curioso.

— Debe estar "ocupado" — Formó unas comillas con sus dedos. Félix no quiso preguntar más, podía ser algo íntimo o personal, así que prefirió dejarlo así. Aceptó quedarse esa noche.

Al fin tenía la preocupación de alguien por él, un amigo y confidente, alguien de quien fiarse, algo que hace mucho tiempo no tenía. Mañana sería domingo y tendría que regresar a su hogar a estudiar para los exámenes finales, aunque los pocos ánimos que tenía no ayudarían mucho en ese tema.

Ya recostado sobre la cama, miró el techo y pensó, en que si nunca hubiera entrado a ese bar no habría conocido a BangChan, que si SuJin no lo hubiera engañado, él estaría pasando un lindo sábado junto a ella. Por último agradecío todo lo anterior, ya que había conocido a una persona muy agradable, pero después maldijo, ya que su precioso amor de la infancia se había convertido en un total desaire.

 Por último agradecío todo lo anterior, ya que había conocido a una persona muy agradable, pero después maldijo, ya que su precioso amor de la infancia se había convertido en un total desaire

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Anexo || Changlix ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora