- Hijo, pasa, toma asiento. - La mujer dejó pasar al castaño,.indicándole el sofá.
- Este lugar se ve tan vacío sin papá. - Hipó, recordando la cena navideña.
- Lo sé, pequeño, pero...- Rompió en llanto. Se acurrucó junto a su hijo, sintiendo algo de calor por su parte.
Pasaron los minutos hasta que ambos quedaron satisfechos con ese abrazo. Más calmados pudieron seguir una conversación más tranquila.
- Papá, él estaba mal cuando llamé...¿Pasó algo? - Silencio por parte de ella dando a entender que si habían ocurrido cosas, y tal vez esas misma llevaron a su padre al alcohol.
- Sólo... - Bajó la mirada, no encontrando las palabras adecuadas. - Tuvimos una discusión, nada grave.
- Por eso se fue de la casa. - Comprendió.
- No se fue formalmente, sólo no llegaba, no sabía su paradero.
- ¿Por qué discutieron? - Nuevamente ese silencio.
- Sobre tí, tu carrera. Antes nos dijiste que no irías a la universidad, que eso no era lo que querías. Hablé con tu padre y él estaba de acuerdo, pero yo no, y sigo en la misma postura. - Movía sus manos algo nerviosa.
- Papá aceptó pagarme todo.
- Lo sé, pero ahora ese dinero pasó a mí, y no estoy dispuesta a pagar algo que sé que no servirá para nada.
- ¡Mamá! - Objetó.
- Lo siento, pero tendrás un mejor futuro con una carrera estable.
- ¡Ese dinero es de papá, él creía en mí! - Exclamó.
- Ahora es mío, no pienso pagarte nada de eso. - Félix se levantó del sillón, dirigiéndose a su habitación, estaba molesto.
Se echó en el frío colchón, su cara ya soltaba algunas lágrimas. Había encontrado algo que realmente le gustaba y estaba dispuesto a esforzarse, pero no tenía control sobre ese dinero, la única causante de su llanto ahora era su madre. No confíar en su hijo y no permitirle realizar algo que a él le gusta le rompía el corazón.
Volvió a recordar a su padre, aumentando el llanto por sí solo. Pasó su antebrazo por los ojos, humedeciendo este. Al día siguiente tendría que acompañar a su madre a miles de trámites respecto a la funeraria, tenía que estar estable.
Se levantó de la cama, sentándose en esta. Tomó su celular, buscando el contacto correspondiente. Maracaba y marcaba, hasta que por fin contestaron.
- ¿Changbin?
- ¡Félix! Pensé que ya te habías olvidado de mí.
- ¿Cómo dices eso? - Dijo algo desanimado. - Jamás me olvidaría de tí.
- ¿Estás bien? Tu voz suena algo triste.
- Sólo discutí con mamá, lamento no llamarte antes.
- Tranquilo, lo importante es que llegaste bien. ¿Por qué pelearon?
- No está dispuesta a pagar mis clases en la empresa, dice que son un gasto.
- ¿No que lo había aceptado?
- Nunca lo hizo, papá pagó los primeros meses, pero ahora el dinero de él pasó a mi madre. Ella tomó el poder y me dijo que no malgastaría esa plata.
- Estúpida. - Susurró con esa voz rasposa.- ¿No harás nada al respecto?
- Por ahora no, además acaba de fallecer papá, no quiero pelear más.
- Comprendo, supongo que tampoco le haz dicho lo nuestro.
- Lo siento, no se dió la oportunidad, prefiero hacerlo luego del funeral.
- Concuerdo. Si esa señora no te ayuda con tus estudios estoy dispuesto a pagar una parte.
- Changbin, no te preocupes. - Una pequeña sonrisa se mostró por parte del menor. - La puedo convencer, no debe ser tan difícil.
- Espero lo logres ¡Oh! Nos están llamando al escenario, te llamó más tarde. - Dijo algo apresurado.
- Suerte. Te quiero.
- Yo también. - Colgó.
- ¿Con quién hablabas, hijo? - Una voz femenina se escuchó. La mujer estaba parada en el umbral de la puerta con los brazos cruzados. Félix agradecía para sus adentros que su madre no entendiera coreano o habría descubierto algo muy íntimo y difícil de explicar, y más en estos momentos.
- Un amigo, de Corea. - Aclaró.
- ¿Por qué estás rojo? ¿Seguro que era un amigo? - Se iba acercando lentamente a la cama.
- No estoy rojo. - Con las palmas de sus manos verificó sus mejillas, notando cierta temperatura en ellas. - No te acerques - La mujer paró en seco. - No quiero hablar contigo, además ¿Qué haces escuchando conversaciones ajenas? Vete ¿Si? - Su madre comprendió, y se fue de la pieza dejando al pecoso solo.
[...]
Nunca pensó que saldría de esa pequeña cafetería, pasando a grandes bares. Cada vez era más reconocido por la gente, lo cual hacía que su felicidad y ganas de vivir aumentaran, a pesar de su discapacidad. Terminado el espectáculo, agradeció a sus compañeros y a los dueños del local por permitir todo esto.
Iba camino a recoger su chaqueta notándo encima de esta una especie de nota. Miro a su alrededor viendo si había alguien cerca que podría ser el autor de ella, pero no había nadie. La tomó entre sus grandes manos y la abrió.
" Cafetería 10 a.m. es importante "
Pensó en todas las personas posibles que lo habían citado, pero nada se le venía a la mente. ¿Un fan? ¿Alguna chica?
- ¡Changbin, vamos! - Gritó BangChan desde el otro lado.
- Ya voy. - Guardó el papel en su bolsillo, tomó la chaqueta y se fue del local.
¿Puedo golpear a
la madre de Félix?
ESTÁS LEYENDO
Anexo || Changlix ✔
FanficUn romance de niños que se convirtió en un infierno. Félix no creyó que la chica que amó durante años pudiera romperle el corazón de esa manera. Un joven no tan amigable se cruza por su camino, haciéndole sentir cosas raras que desde un principio su...