Capítulo 21

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- Hijo, pasa, toma asiento. - La mujer dejó pasar al castaño,.indicándole el sofá.

- Este lugar se ve tan vacío sin papá. - Hipó, recordando la cena navideña.

- Lo sé, pequeño, pero...- Rompió en llanto. Se acurrucó junto a su hijo, sintiendo algo de calor por su parte.

Pasaron los minutos hasta que ambos quedaron satisfechos con ese abrazo. Más calmados pudieron seguir una conversación más tranquila.

- Papá, él estaba mal cuando llamé...¿Pasó algo? - Silencio por parte de ella dando a entender que si habían ocurrido cosas, y tal vez esas misma llevaron a su padre al alcohol.

- Sólo... - Bajó la mirada, no encontrando las palabras adecuadas. - Tuvimos una discusión, nada grave.

- Por eso se fue de la casa. - Comprendió.

- No se fue formalmente, sólo no llegaba, no sabía su paradero.

- ¿Por qué discutieron? - Nuevamente ese silencio.

- Sobre tí, tu carrera. Antes nos dijiste que no irías a la universidad, que eso no era lo que querías. Hablé con tu padre y él estaba de acuerdo, pero yo no, y sigo en la misma postura. - Movía sus manos algo nerviosa.

- Papá aceptó pagarme todo.

- Lo sé, pero ahora ese dinero pasó a mí, y no estoy dispuesta a pagar algo que sé que no servirá para nada.

- ¡Mamá! - Objetó.

- Lo siento, pero tendrás un mejor futuro con una carrera estable.

- ¡Ese dinero es de papá, él creía en mí! - Exclamó.

- Ahora es mío, no pienso pagarte nada de eso. - Félix se levantó del sillón, dirigiéndose a su habitación, estaba molesto.

Se echó en el frío colchón, su cara ya soltaba algunas lágrimas. Había encontrado algo que realmente le gustaba y estaba dispuesto a esforzarse, pero no tenía control sobre ese dinero, la única causante de su llanto ahora era su madre. No confíar en su hijo y no permitirle realizar algo que a él le gusta le rompía el corazón.

Volvió a recordar a su padre, aumentando el llanto por sí solo. Pasó su antebrazo por los ojos, humedeciendo este. Al día siguiente tendría que acompañar a su madre a miles de trámites respecto a la funeraria, tenía que estar estable.

Se levantó de la cama, sentándose en esta. Tomó su celular, buscando el contacto correspondiente. Maracaba y marcaba, hasta que por fin contestaron.

- ¿Changbin?

- ¡Félix! Pensé que ya te habías olvidado de mí.

- ¿Cómo dices eso? - Dijo algo desanimado. - Jamás me olvidaría de tí.

- ¿Estás bien? Tu voz suena algo triste.

- Sólo discutí con mamá, lamento no llamarte antes.

- Tranquilo, lo importante es que llegaste bien. ¿Por qué pelearon?

- No está dispuesta a pagar mis clases en la empresa, dice que son un gasto.

- ¿No que lo había aceptado?

- Nunca lo hizo, papá pagó los primeros meses, pero ahora el dinero de él pasó a mi madre. Ella tomó el poder y me dijo que no malgastaría esa plata.

- Estúpida. - Susurró con esa voz rasposa.- ¿No harás nada al respecto?

- Por ahora no, además acaba de fallecer papá, no quiero pelear más.

- Comprendo, supongo que tampoco le haz dicho lo nuestro.

- Lo siento, no se dió la oportunidad, prefiero hacerlo luego del funeral.

- Concuerdo. Si esa señora no te ayuda con tus estudios estoy dispuesto a pagar una parte.

- Changbin, no te preocupes. - Una pequeña sonrisa se mostró por parte del menor. - La puedo convencer, no debe ser tan difícil.

- Espero lo logres ¡Oh! Nos están llamando al escenario, te llamó más tarde. - Dijo algo apresurado.

- Suerte. Te quiero.

- Yo también. - Colgó.

- ¿Con quién hablabas, hijo? - Una voz femenina se escuchó. La mujer estaba parada en el umbral de la puerta con los brazos cruzados. Félix agradecía para sus adentros que su madre no entendiera coreano o habría descubierto algo muy íntimo y difícil de explicar, y más en estos momentos.

- Un amigo, de Corea. - Aclaró.

- ¿Por qué estás rojo? ¿Seguro que era un amigo? - Se iba acercando lentamente a la cama.

- No estoy rojo. - Con las palmas de sus manos verificó sus mejillas, notando cierta temperatura en ellas. - No te acerques - La mujer paró en seco. - No quiero hablar contigo, además ¿Qué haces escuchando conversaciones ajenas? Vete ¿Si? - Su madre comprendió, y se fue de la pieza dejando al pecoso solo.

[...]

Nunca pensó que saldría de esa pequeña cafetería, pasando a grandes bares. Cada vez era más reconocido por la gente, lo cual hacía que su felicidad y ganas de vivir aumentaran, a pesar de su discapacidad. Terminado el espectáculo, agradeció a sus compañeros y a los dueños del local por permitir todo esto.

Iba camino a recoger su chaqueta notándo encima de esta una especie de nota. Miro a su alrededor viendo si había alguien cerca que podría ser el autor de ella, pero no había nadie. La tomó entre sus grandes manos y la abrió.

" Cafetería 10 a.m. es importante "

Pensó en todas las personas posibles que lo habían citado, pero nada se le venía a la mente. ¿Un fan? ¿Alguna chica?

- ¡Changbin, vamos! - Gritó BangChan desde el otro lado.

- Ya voy. - Guardó el papel en su bolsillo, tomó la chaqueta y se fue del local.

¿Puedo golpear a
la madre de Félix?

Anexo || Changlix ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora