Capítulo 22

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Demasiados trámites para realizar un funeral decente. Estuvieron casi todo el día hablando con un señor que se encargaba de todo, el cual, cabe recalcar, no paraba de coquetear a la madre de Félix, esta cedía. El pecoso no decía nada, seguía enojado con esa mujer que le tenía prohibido uno de sus sueños, obligándolo a hacer algo que él no quería.

- Son algo costosos los terrenos aquí, preferiría una fosa común. - Dijo ella, con una voz sensual a ese mugroso caballero.

- ¡Mamá! - Objetó Félix, hablando por primera vez en el día.

- Tú no te metas ¿Si? - Lo miró directo a los ojos, empujando un poco su cuerpo para que se fuera.

- Tenemos suficiente dinero para pagar algo decente. Si no me quieres pagar a mí al menos págale a él.

- Ese dinero ahora me pertenece y no estoy dispuesta a malgastar todo.

- ¿Malgastar? ¡Mamá, es papá! ¡Dió todo por nosotros, por mí! ¡Merece un buen sitio donde descansar!

- ¡Cállate! - Gritó. - yo veo lo que hago, ahora por favor ve a otro lugar ¿Si? - Se dió vuelta, mostró una falsa sonrisa y siguió hablando con aquel hombre.

El castaño se fue de la recepción algo indignado, al parecer su madre no estaba interesada en la muerte de su esposo, sólo se enfocaba en la gran herencia que él había dejado.

Ya en un lugar más tranquilo, sacó su teléfono marcando a Changbin. Necesitaba tranquilizarse, desahogarse o simplemente conversar para sacar toda esa ira que tenía guardada. Marcaba y nada. Una y otra vez llamando al mismo número que sólo terminaba en buzón de voz. Félix sólo pudo pensar que era algo temprano por allá y prefería no molestar, seguramente después devolvería la llamada.

[...]

No sabía si ir, pero inconscientemente, él y su siila de ruedas ya se dirigían a la cafetería indicada por esa pequeña hoja de papel. Lo podrían asaltar, tal vez era una simple fan que quería una cita, pero la curiosidad se apoderaba por él.

Ya fuera de aquel lugar se decidió a entrar. Se quedó unos segundos en el umbral de la puerta a ver si alguien lo veía o algo, pero nada. Decidió ir a una de las mesas y esperar.

Revisó su celular para verificar la hora, faltaban unos dos minutos para las diez en punto. Se sorprendió al ver las notificaciones, seis llamadas perdidas de Félix. Apresurado, marcó su número. No alcanzó a llamar ya que un rostro familiar de apareció en la entrada, eso lo hizo quedar atónito.

[...]

Los frenos del auto, los cambios y sus ruedas era lo único que sonaba. Ambos iban en total silencio. Con una cara algo amargada la mujer habló.

- He estado pensando en una universidad cerca de aquí, seguro te gustará.

- ¿Qué? - No podía creer lo que escuchaba ¿Acaso su madre pensaba tenerlo viviendo aquí, en Australia?

- Hay varias carreras, medicina, derecho, ingeniería y demás. La mensualidad está bien y por el transporte no te preocupes, yo te vengo a dejar.

- ¿Estás loca? - Exclamó. - No pienses que vendré aquí a vivir contigo.

- ¡Oh! ¿Quieres un departamento? Te lo pue - La interrumpió.

- ¡No! No quiero vivir aquí, volveré a Corea.

- ¿Quieres volver a Corea para que esos chinos te peguen su baile?

- ¡No les digas así!

- ¡Les digo como yo quiera! - Semáforo en rojo, la mujer paró bruscamente mirando los pequeños ojos de su hijo. - Desde hoy empieza tu nueva vida aquí y no estoy dispuesta a pagarte un pasaje devuelta a ese país de mierda. - Ojos grandes e indignación por parte del castaño, se echó hacia un lado del asiento ignorando a su madre.

Una luz verde iluminó el camino. Esa señora le estaba hechando a perder toda su vida. Sólo faltaba que le dijiera sobre su relación con un chico para que ella lo golpeara.

[...]

El joven que se sentó en frente de Changbin, se cruzó de brazos y habló.

- Hola. - Dijo algo apenado. - Lamento no venir antes, tampoco disculparme. - Venía vestido con una gran sudadera, traía el gorro puesto, a lo que sólo se podía observar su rostro. - He tenido que venir en secreto para acá, o si no mi padre es capaz de matarme. - Rió, pero era la verdad.

- ¿Hyunjin? ¿Qué haces aquí? Digo...- Se tomó su tiempo para pensar, recordando todo lo que ese maldito les hizo. - ¡Mira lo que me hiciste! - Gritó furioso. - ¡Me dejaste en una estúpida silla de ruedas y ahora viene como si nada! ¡¿Te parece correcto?!

- Por favor cálmate, no era mi intención.

- ¡Claro que no era tu intención, tu intención era matarme! - Golpeó la mesa con sus manos en forma de puños.

- ¡Changbin! - El mayor se calló, esperando una buena defensa. - Los humanos siempre piensan por uno, no por los demás. Morías tú o era yo. ¿Qué harías en esa situación? Tuve que hacerme pasar por alguien con experiencia, confiado, de carácter fuerte con todos y demás cosas que no quería. - Sus ojos habían empezado a humedecerse. - Yo sólo quería asistir a la escuela, hacer amigos y salir por las tardes con ellos. Quién sabe si una novia o algo por el estilo. ¡Pero no! - Su llanto era cada vez más fuerte. - Obedecí a papá en cada uno de sus mandatos, y por idiota casi te mato. Huí, ¿Sabes por qué? Él me iba a matar por no satisfacer a un cliente, me dispararía justo aquí. - Apuntó su cabeza. -  a pesar de ser su propio hijo. - Hipó, su respiración era cada vez más inestable.

- Oye, Hyun

- No, no digas nada. Sólo venía a disculparme, espero lo aceptes y no me odies toda tu vida. - Se levantó de ahí, dejando con un millón de dudas al pelinegro.

Anexo || Changlix ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora