Un romance de niños que se convirtió en un infierno. Félix no creyó que la chica que amó durante años pudiera romperle el corazón de esa manera. Un joven no tan amigable se cruza por su camino, haciéndole sentir cosas raras que desde un principio su...
Félix estaba totalmente nervioso. A pesar de sus arduos esfuerzos y haber ensayado cada día sin descanso tenía miedo. Muchas personas esperaban a su lado ser llamadas. Esta era una oportunidad única, una de las empresas más de famosas del entretenimiento realizaba una de sus primeras audiciones a todo público, incluyendo una beca por todo el año de práctica del estudiante.
El menor tocaba sus dedos con los otros, movía uno de sus pies mientras que mantenía la mirada al piso. Se había preparado con un poderoso baile que representaría todas sus fuerzas, por todo lo que ha pasado y lo vigoroso que se mostraría ante nuevas situaciones.
Su nombre fue escuchado e inmediatamente se dirigió al lugar señalado. Abrió la puerta y se encontró un gran auditorio, tres personas sentadas en el frente y unas cuantas más atrás. No quería demostrar debilidad, por lo que entró sin temos alguno.
Comenzaron con preguntas personales. Edad, lugar de nacimiento, ocupación, entre otros. Su momento para presentarse llegaría en cualquier momento, esas personas solo hacían que sus niveles de inquietud aumentaran. Dejaron de cuestionar, comenzando a buscar algo en algunos papeles. Ya listos, hicieron una cuenta regresiva para que el pecoso iniciara.
Una tenue luz lo alumbró, la pista había sido colocada. Sus pasos iban a la par con el ritmo, sus pies habían perdido la timidez por completo al igual que su expresión. De un momento a otro la canción, el baile, todo había comenzado a tomar un significado. Esto decidiría su futuro como profesional, sería un sueño cumplido.
El instrumental era cada vez más fuerte, se movía a cada lado, su respiración era duramente controlada y algunas gotas de sudor se hacían notar alrededor de su cuello. Venía el gran final. No podía fallar, ganaría esa beca junto a cuatro personas más, sería uno de los elegidos. Por su padre, por él, por Changbin.
Fuera música, solo se escucha un cuchicheo. Las luces volvieron e indicaron al castaño volver a la sala de espera, donde luego darían los resultados. "Lo hize bien ¿verdad?" Gran duda que sería respondida más tarde y que su mente tendría que soportar la incertidumbre.
[...]
- ¿Bang Chan, Changbin? ¿Qué hacen aquí? - Preguntó el menor, parándose de su asiento.
- No podiamos aguantar a que llegaras a casa. - Dijo Chan.
- Sabemos que te esforzaste mucho para esto ¿Falta mucho para los resultados? - Changbin estaba igual de impaciente.
- Creo que una o dos personas más.
- Todo saldrá bien, ya verás.
El optimismo de Seo era excepcional, no siempre era así, pero lograba hacerte sonreír y creer en uno mismo. Félix no pudo evitar ir a abrazarlo. Era enrollado en esos trabajados brazos lentamente. El perfume del chico de iba impregnando en su sudadera, y se sentía totalmente cálido y protegido allí, en su pecho.
Bang Chan notó que una chica con papeles en las manos salía de una de las puertas, por lo que avisó a los chicos, poniendo atención a esta.
- Bueno, primero que nada debo decir a todos que lo hicieron expectacular, no cabe duda que hay muchos talentos sueltos por todo el mundo. Como ya saben cinco personas serán seleccionadas y podrán iniciar su vida como estudiantes de la empresa de forma gratuita. Esto lleva una gran responsabilidad además de un gran trabajo. Por favor, si no están en esta pequeña lista no se desanimen, podrán venir en otra ocasión, estoy segura de que serán grandes ídolos de la música algún día. No quiero inquietarlos más, por lo que diré los nombres inmediatamente. - Félix tomó la mano de su novio y la apretó con fuerza. La chica había empezado a nombrar, una joven saltaba de la felicidad al igual que un hombre y un estudiante que se veía mucho más joven que él mismo. Llevaba tres nombres, solo dos más, ¿Habría posibilidades de que fuera él?
La presión lo apoderaba, mordía su labio inferior esperando calmarla. Otro nombre fue escuchado, quedaba un puesto. Quería llorar, no tenía fé alguna.
- Por último, Lee Felix. Por favor, las personas nombradas acérquense a mí. - Una, dos, tres lágrimas, cada vez salían más. Estaba más que emocionado, no tenía descripción al sentimiento que su mente estaba tomando. Por fin, podía decir que valió la pena seguir adelante.
[...]
Saliendo del recinto se encontraron un clima agradable. El pecoso empujaba la silla con lentitud para que el pelinegro no hiciera esfuerzo alguno. Bang Chan acompaña a ambos chicos desde un lateral, donde revisaba con atención su celular, dando algunos pasos torpes.
- Changbin - Pronunció, parando en seco su caminata, llamando la atención de este, pero no del mayor, el cual seguía hundido en la tecnología. Seo giró su cabeza, mirando fijamente los ojos del menor. - Gracias. - Y sonrió. Simples palabras acompañadas de un pequeño gesto ruborizaron por completo las mejillas de Changbin.
- ¡Hey, chicos! Una foto. - Dijo Chan más adelante, preparado con su teléfono en forma horizontal y apuntando a la pareja.
Félix pasó los brazos por alrededor de él e hizo una mueca agradable, como besando al mayor. Changbin solo sonrió por la situación, y un flash nada necesario iluminó a ambos.
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