Prólogo

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Lee Félix, a su corta edad, se dirigía todos los días al mismo parque ubicado en el centro de la calle principal en la que él habitaba. La rutina era la misma, mirar a los pequeños niños que jugaban junto a sus padres en el columpio o en el resbalín, o tal vez simplemente apreciar lo claro del día. A pesar de encontrarse solo, no le interesaba tener lazos amistosos con sus pares, menos intentar divertirse en los fríos hierros del lugar.

Aprovechó un lugar vacío, y decidió sentarse en una banca algo desgastada. La atención de sus ojos fue desviada por un dorado brilló a su lado. Se acercó con cautela a tal resplandor, notando cómo un collar yacía en el suelo. Lo tomó entre sus diminutas manos, diferenciando un dije de corazón y algo borroso escrito en él.

— SuJin. — Susurró el castaño con el seño fruncido.

No le tomó mucha importancia y volvió a su postura anterior. Nuevamente algo lo distrajo, esta vez una niña que lloraba. A medida que ella se le acercaba se podían notar sus mejillas ruborizadas y sus pómulos hinchados, dirigía su mirada al suelo, y con desesperación movía sus manos por la sucia tierra.

El chico no demoró mucho en darse cuenta de que el amuleto podía pertenecer a aquella chica. No dudó ni un segundo y se levantó de su lugar con el objeto en mano.

— Perdona... — Habló tímidamente el castaño — ¿Esto es tuyo? — El pequeño quedó asombrado al ver unos hermosos ojos color azul, con pequeños toques de verde y amarillo en ellos. Ella tomó el collar con algo de temor y lo examinó.

— S-Si — dijo, todavía con los ojos cristalizados — Gra-Gracias. — Terminó de agradecerle con un beso en la mejilla del chico. Estas se ruborizaron, a kilómetros de distancia se podía notar lo avergonzado que estaba.

— D-De-De nada — Sobó su nuca por el nerviosismo.

Luego de ese pequeño momento incómodo para ambos, SuJin hace un ademán con la mano para despedirse, sonriente, se da la vuelta y se aleja lentamente.

A partir de entonces Félix, al fin, tuvo un propósito por el cual ir a ese parque. El simple hecho de ver a la niña de hermosos ojos color zafiro lo hacía feliz ¿Se había enamorado? Su corazón lo decía a gritos.

Se vieron por un par de semanas, pero luego de un tiempo la niña no volvió a aparecer. No había rastro de ella ni de su familia, era como si nunca hubiera existido aquel encuentro, como si de la nada todos los recuerdos de ella se le fueran arrebatados.

Félix lloraba desconsoladamente cada noche, a pesar de haberla conocido recientemente le tomó un gran cariño; la consideraba su mejor amiga.

Un día no aguantó más, tomó su mochila, echó todo lo necesario y salió en su búsqueda, sin pensar en sus padres ni en lo que le podía pasar.

[...]

Ocho años después, Félix, solo, se trasladó a Corea del Sur. Allí se estableció en un pequeño departamento gracias al dinero que aportó su familia tras el viaje. Se inscribió en un instituto, donde logró hacer un amigo, Hyunjin. Después de lo sucedido cuando era niño, tenía miedo que las amistades que hiciera se esfumaran al igual que Su Jin. Sí, a pesar de pasar varios años, él aún la recuerda. Es como si la chica siguiera rondando en sus sueños, en los cuales siempre se terminan separando por una misteriosa sombra que se les cruzaba en el camino.

Se encontraba jugando con su celular por los pasillos de la escuela, no estaba muy atento a lo que pasaba a su alrededor, sólo se enfocaba en pasar el nivel de su vicioso juego. Sin querer chocó con alguien.

— Disculpa — dijo Félix mientras caminaba y mantenía la mirada en la pantalla de su dispositivo.

— ¿Félix? — dijo una voz femenina a sus espaldas. El chico se dio la vuelta y se sorprendió al saber de quién se trataba, podía reconocer esos bellísimos ojos en cualquier parte y también la hermosa joya que adornaba su cuello. Era SuJin.

Las mejillas de Félix inmediatamente se tornaron rojizas ¿Acaso ese amoroso sentimiento había permanecido oculto en su corazón todo ese tiempo? Su trance fue interrumpido por el sonido de game over que transmitía su celular. No le tomó mucha importancia y lo primero que hizo fue dirigirse a la chica y rodear, con sus brazos, su espalda, formando así un melancólico abrazo.

Las lágrimas amenazaban con salir de los ojos de Félix, pero no se mostraría débil delante de ella ni de los estudiante que se encontraban allí. No obstante, lo único que deseaba en ese momento era llorar, no puso más resistencia y dejó que las lágrimas fluyeran. Hizo más presión en sus brazos y se ocultó en el hombro de la chica, intentado que nadie lo mirara en esa situación tan deplorable.

No era un abrazo incómodo, incluso se sentía cálido para ambos. El sweater de SuJin no tardó en humedecerse y tampoco ella en dejar escapar algunas lágrimas. Por un momento solo eran ellos en el mundo, hasta que SuJin decidió alejarse y hablar por primera vez, después de tanto tiempo.

— Te estuve buscando.

— Yo igual — dijo a la vez que resoplaba la nariz y dejaba ver una pequeña sonrisa.

[...]

Ya pasado dos años, contadas todas las anécdotas y aclarado los motivos de la desaparición de SuJin, ella y Félix comenzaron una relación.

El chico seguía asistiendo a la escuela, pero ahora solo le faltarían unos meses para salir de ella y entrar a la universidad, que era donde se encontraba SuJin terminando su segundo año, sí, ella era dos años mayor que Lee.

Se acercaba el aniversario por su sexto mes juntos. Esta vez Félix tenía una sorpresa preparada, la cual había estado organizado hace unos días. Sería algo simple, pero igualmente se ponía nervioso antes de tiempo. Su obsequio principal, que sería algo típico, era un ramo de flores azules, como los ojos de la chica, además, una carta que describía sentimientos de forma poética, y por último, un delfín de peluche con un corazón en su interior. Todo esto sería entregado en el apartamento de SuJin.

Se podía notar a simple vista cómo el chico de cabello castaño había cambiado al estar cerca de la joven de ojos azules. Era algo normal, en el primer amor lo es todo, pero ¿Sería así para siempre? Acaso, ¿Llegaría alguien que hiciera cambiar todo lo que Félix sentía?

 Era algo normal, en el primer amor lo es todo, pero ¿Sería así para siempre? Acaso, ¿Llegaría alguien que hiciera cambiar todo lo que Félix sentía?

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