Capítulo 25

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Aquella señora había comenzado a reír como loca. Una risa fuerte, pero al mismo tiempo nerviosa, no creyendo lo que le decían. De alguna forma Changbin había arruinado mucho más la situación de lo que ya estaba, el pecoso sabía que esa no era su intención, pero así lo hizo.

La mujer, un poco más calmada, decidió hablar, pero su semblante parecía algo confuso y molesto, como si no quisiera creer lo que le decían.

- ¿Harán la típica escena cliché? Hijo, sé que quieres quedarte aquí, con tu madre, pero si haces esto sólo...me reiré de tí.

- ¡Ja! Seguro Félix querría quedarse con usted, le está prohibiendo seguir sus sueños. - Habló irónico el pelinegro.

- No me hables así. - Miró amenazante a este, pero él ni se inmutó ante tal acto. - Al parecer tus amiguitos de Corea vinieron a salvarte la vida, por eso mismo te prohibo que salgas de esta casa. - Tomó del brazo a su hijo llevándolo atrás de ella bruscamente. - No quiero que vuelvan aquí jamás. - Sin más cerró la puerta de un fuerte golpe, haciendo estremecer por completo al chico.

[...]

-  ¡Félix! - Golpeó la puerta, recargádonse en esta. Changbin se sentía culpable.

- Oye - Tocó el hombro de su amigo. - No sabíamos que Félix justo se iría hoy, no es nuestra culpa, pero agradece que su mamá no tomó en serio su relación.

- No sé si darle gracias a eso, pero entiendo tu punto. - Tomó nuevamente una posición normal, alejándose lentamente de aquella casa. - No entiendo a esa señora, de verdad quiero - Fue interrumpido.

- No digas nada, no vale la pena. - Seo asintió algo resignado. - Esta vez lo haremos bien ¿Si? Por la noche sacaremos a Félix de ahí y volveremos a Corea los tres ¿de acuerdo?

[...]

- ¿Es verdad? - Preguntó la mujer, soltándo al pequeño.

- ¿Qué cosa? - Dijo serio.

- Es tu ¿Novio? - La última palabra fue pronunciada con algo de asco.

- ¿De qué hablas? - Félix mostró una sonrisa nerviosa, realmente no sabía que decir. Si la verdad salía a la luz estaría huérfano, su madre no lo aceptaría, la sociedad en la que ella se crió, añadiendo la religión, se lo prohibió, era algo indebido, del diablo según la iglesia. A pesar de que no lo trataba muy bien como hijo, él no estaba dispuesto a exponerse de tal forma, pero tampoco podía negar a Changbin. Un colpaso mental lo invadió.

- Ese chico lo dijo. "Es mi novio", y no se veía que estaba bromeando. - Repitió aquella palabras que lo afirmaban todo. El ojo del pecoso temblaba a causa del estrés y del momento. Los había descubierto, su madre no era tan tonta. Lo podía negar, pero ella lo sabía todo.

- Es verdad. - Murmuró el castaño agachando su cabeza. - Es mi pareja. - Silencio incómodo. La mujer empuñaba los puños de tal manera que sus nudillos pasaban a un tono blanco. El joven, aún con la mirada hacia abajo, sentía miedo por aquella confesión.

- Mírame. - Dijo autoritaria. - ¡Mírame! - Repitió con un grito al ver que su hijo no obedecía. Félix lentamente fue retomando su postura para quedar frente a frente a su madre. - ¿Cuándo te crié así?

- Mamá

- ¡Cállate! - Su mirada transmitía enojo, tristeza, decepción. Esos ojos totalmente abiertos y el ceño fruncido no faltaban en su rostro. - Eres un engrendo del diablo, no eres mi hijo, nunca lo fuiste.

- Mamá. - Sus ojos se llenaban de lágrimas, esas palabras dolían. - Yo sólo

- ¡Cállate! - Golpeó fuertemente la mejilla del pecoso, provocando un fuerte estruendo en toda la habitación. La parte maltratada estaba totalmente roja, al igual que la palma de la mano de la madre. - Me haz decepcionado de todas las formas posibles, agradezco que tu padre no conociera esto de tí. - La puerta emitía fuertes sonido fuera de ella, estaban tocando, más bien aporreando vigorosamente. - No permitiré qye te quedes ni un segundo más en esta casa. Hace lo que quieras, sé feliz, vive tu vida, pero olvídate que tienes una familia, una mamá. - Dicho eso abrió la puerta y se dirigió a su habitación, encerrándose de un manotazo.

- ¿Félix? - Changbin estaba preocupado. Los ojos totalmente rojos de su pareja, su mejilla golpeada y su corazón, au que no se viera, destrozado en mil pesados.

Al momento de salir de esa gran casa, el pelinegro envolvió en un cálido abrazo al menor, produciendo una total tormenta de emociones por parte de ambos. Félix ahora había quedado sin madre...

Capítulo finales...

¿Qué opinas
sobre la madre?

Anexo || Changlix ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora