Jueves 16 de Febrero.
Transcurría otro día tranquilo en la escuela setra, eso significó asistir a la agradable clase de educación doméstica antes de soportar estar quieto como una momia durante la helada clase de historia impartida por Niflheim, responder a sus preguntas como si se tratara de un interrogatorio policial, luego almorzar tratando de recuperar el calor de sus cuerpos y encaminarse hacia el gimnasio donde son responsables de ejercitarse adecuadamente.
La mayoría disfruta la clase de acondicionamiento físico, al menos les es la más fácil de todas, pero otros prefieren los exámenes y hasta la clase de combate... Aquí no sirven de nada los demonios de Rolf y Eiree no puede eximirse por su línea, igualmente debe mantener la forma. Gin detesta el gimnasio tanto como ellos pero es quien más se esfuerza de forma voluntaria, desea ganar fuerza pero su progreso es casi nulo, es como si estuviera atrapado junto a Eiree en el nivel más bajo y furioso termina por gritar y golpear todo cuando su paciencia llega al límite.
Ya casi termina la clase y Sutej va en busca de su equipo, los demás justamente se habían reunido en la zona verde del gimnasio donde Gin está taimado y no escucha a nadie, ha quedado ahí de brazos cruzados haciendo su berrinche y más aún al ver a sus compañeros de reojo... ¿La razón? Envidia pura; ve tantos setra en buen estado físico que cada vez que va detesta su presencia, deseando ser como ellos, y no tiene nada de paciencia aunque se le ha dicho que su progreso requiere tiempo y que hasta quizás pueda crecer con el paso de los años. Pero ¿Quién lo sacaría de su frustración? Sutej ríe un poco al ver su actitud infantil, ganando un puntapié en el talón, la verdad no quiso burlarse pero eso cree Gin quien se indigna aún más al ver que a su compañero no le causó dolor alguno el golpe. Sutej en tanto no puede evitar ser un idiota fanfarrón y mostrar su cuerpo fornido estirando los brazos y girando el torso, sin camiseta como le gusta para llamar la atención de las damas, pero presta poca atención a cuánto ha sudado y apesta de forma proporcional a su musculatura.
-¡Es que te odio!- bufó Gin dándole un puñetazo en el estómago que a Sutej hizo reír-
- ¿Qué fue eso?- dudó su compañero hilarante- Soy de metal. No hagas berrinche por envidioso, eso está mal.
- Tú no aprendes- lamentó Katerina por su mala actitud-
- ¿Metal? ¡No jodas!- dijo Gin justo al darle un puñetazo en los testículos que tumbó a su amigo al suelo de rodillas, pálido como un papel-
Quizá aquel golpe bajo fue innecesario, Sutej enmudeció del dolor y se quedó frío, cayó de rodillas con las manos en el entrepierna y luego se dejó caer al suelo de costado, tembloroso, mientras que Gin sonreía con macabra malicia gozando verle retorcerse como todo un mamut moribundo
Tras recuperar el aliento el pobre egipcio al fin podía gritar pero no se ponía de pie, se quedó boca abajo en el suelo mientras Rolf, sin saber a quién culpar por aquella triste escena que llamaba la atención de los demás en el gimnasio, se acercó para aliviar su dolor haciendo uso de su poder setra... ¿Lo malo? Pues tiene que posar sus manos al menos a veinte centímetros de la zona afectada haciendo la escena aún más rara y graciosa pero no tiene opción y, tras voltear a su compañero con ayuda de Katerina, procede a ayudarle.
-Me lo debes- impuso Rolf odiando totalmente verse en esa posición- ¡Ambos me lo deben! Te dejaría aquí tirado si no fuese porque no quisiera estar en tu lugar, Sutej.
- Deja que sufra- rezongó Gin con desdén-
- No, Gin- le habló Eiree dando a entender que estuvo mal- Fue demasiado. Esta vez no hizo nada malo y lo sabes... Sutej- admiró con lástima- ¿Estás bien? Di algo.
- Oh, Ra...- suspiró el muchacho cubriéndose el rostro con ambas manos- por poco me desmayo... Necesito respirar.
- Aprenderás a cerrar la bocota- rió Katerina tomando la mano de su amigo para reconfortarlo- Pobrecito. Al menos Gin no tiene mucha fuerza, pudo ser peor.
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SETRA; Almas Divinas
Fantasía"Setras" son llamados por su poder sobrehumano y noble objetivo, mas el nombre también existe para ocultar lo que realmente son; ángeles caídos. Cuando la Tierra llegó a ser perfecta bajo la ley de Dios, hubo quienes se opusieron a vivir en el ansia...