Parte 37; "Responsabilidad"

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Tras atravesar el espejo sin pensar Niflheim se encontró en el desierto, en un viejo almacén de trigo abandonado del que sólo quedan dos muros casi en el suelo. La brisa caliente del desierto, incluso tan temprano, lo abrumó con su sola presencia. El silencio era absoluto y la luz del sol parecía querer quemar sus ojos, se reflejaba en cada cosa a su alrededor. Por un momento temió que la trampa tratara de eso, de dejarlo a su suerte en el desierto donde él solo y en el estado en que está no puede sobrevivir ni siquiera unas horas, mas al voltear tratando de regresar por el espejo notó que junto a este había otro exactamente igual... Abrahel, como siempre, ha sido astuta al predecir que Niflheim podía tratar de atacar a través del espejo y por eso dejó el segundo, el que realmente lo llevará hasta ella, justo a un lado del primero para que su rayo no lo atravesara también.

Sólo en ese momento y tras el susto que se llevó al pensar que se quedaría varado en el desierto se detuvo a pensar. Tomó su orbe, por poco olvida que de haberse quedado ahí también pudo pedir ayuda, entonces no debió temer en ningún momento... Reflexionar sobre eso, sobre el miedo que acaba de sentir de forma injustificada, sólo por la costumbre idiota de pensar que no puede pedir ayuda le pareció una estupidez y frunció el ceño apretando el orbe en su mano. Aún está a tiempo de no cometer una locura, no siente presencia hitra a su alrededor, realmente no respira ni un alma en ese lugar pero si atraviesa el segundo espejo estará nuevamente en la incertidumbre, muy probablemente en manos de Shiva y Abrahel... ¿Acaso era correcto entregarse tan fácilmente? ¿Y para qué? Los enemigos obviamente no liberarán a Sutej, pero al menos puede ir con ellos y advertirles para que el chico no pierda el control o, en su defecto, hacerlo volver en sí si eso pasa, pero ¿A qué costo? Nadie asegura que no lo matarán, en las condiciones que se encuentra está a merced de lo que deseen hacer con él, nunca antes se sintió tan inútil y perder minutos reflexionando en ello sólo lograba llenarlo de coraje, sintiéndose culpable por no haberse preocupado de quitar a su alumno el Udyat antes de hablarle del renacimiento del dragón blanco, esa quizá fue otra pérdida de tiempo, y es que estaba tan emocionado por la información... Tiempo es lo que ya no tiene. En su cabeza se mezclaban tantas cosas, con y sin sentido, que tras mucho rezongar recordó algo importante.

Hace meses, después de que Anunna destruyó gran parte de la nave verde, Sutej fue en busca de su maestro preocupado por una simple duda... El chico temía terminar en manos hitra y que los setra enviaran a su propio maestro para matarlo. En ese momento y ante la seria preocupación de Sutej, Niflheim fue claro con él y le explicó que Horus había salvado su vida antes, siendo así, si él la pierde por proteger a su alumno habrá hecho lo correcto al devolverle el favor. Adicionalmente, también prometió que si su alumno se veía obligado a huir a líneas hitra él lo seguiría... Así que, recuperando la determinación, nuevamente hizo mal uso de su esencia pura y fue leal a sus promesas antes que a la razón; no va a dejar solo a Sutej y, ya sin perder más tiempo, se armó de valor para atravesar el siguiente espejo.

Tal como esperaba, del otro lado se encontró en el cañón, cerca del lado norte. Salió desde un espejo cerca del muro este, desde donde pudo apreciar que los 200 metros de ancho que tiene aquella gran fisura en el suelo del desierto ha sido cubierta con espejos que sólo dejan pasar una pequeña cantidad de luz, suficiente para que él vea pero que desde el exterior debe estar ocultando todo el cañón. Crear ese tipo de ilusiones y espejismos a gran escala es parte del poder de Abrahel, su viejo amigo no creyó que dominara ya un truco tan osado haciéndolo reconsiderar lo importante que es deshacerse de ella, pero no está en posición ni condiciones de hacerlo ahora.

Y bien, mientras Niflheim caminaba hacia el espacio llano al centro del cañón fue advertido por ambos enemigos. Vio a Abrahel en lo alto de las rocas del lado norte y se dirigió hacia ella con la mirada de un perro rabioso por obvias razones, caminando con calma. Shiva, quien estaba a 200 metros al sur, fue cauteloso y caminó en dirección al niño viéndolo con atención, obviamente desconcertado por la apariencia infantil del famoso setra 1°S.

SETRA; Almas DivinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora