27. "Sabía que eras tú"

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Un sollozo se escucha desde las escaleras. La única integrante que se había retirado a la cama antes de que la situación explotara -y que había estado escuchándolo todo desde la planta superior- está ahora plantada al límite de las escaleras, con los ojos hinchados llenos de lágrimas y el rostro empapado.

Sus compañeras la observan perplejas, por un segundo confundidas, desorientadas, hasta que por fin caen. Mina es la primera en llevarse las manos a la cara rompiendo a llorar desconsoladamente. La japonesa lo sabía; lo sospechó desde un principio, cuando empezó a notar que la pequeña se distanciaba lentamente de todas mostrándose más callada, apagada. La conocía demasiado bien como para saber que algo iba mal. Verla así ahora, con ese dolor en sus ojos, le ha partido el alma. Y es que el rostro de Chaeyoung lo está confesando todo.  

─¿¡Habéis acabado?! ─brama la menor, quebrándose su voz en el grito.

El corazón de la líder se rompe al ver a la pequeña. Está abatida. No puede creer no haberse dado cuenta antes del estado de Chaeyoung. 

─¡Ahora ya lo sabéis... así que callad de una vez! 

No hay ni una de ellas que no esté llorando. El dolor es el castigo, una pena conjunta que deben pagar por permitir que uno de los nueve pilares de Twice se quebrase por dentro y no por fuera, que escondiese su dolor en lugar de compartirlo, que callase en lugar de gritarlo, y por hacerle creer que apartarse del grupo era mejor opción que confiar en él. Todo y cuanto podían haber hecho mal, así ha sido; ¿cómo mantendrán su hogar en pie si uno de los pilares cae?

La menor no puede soportar seguir encerrada en ese repentino claustrofóbico lugar. Bajando las escaleras apresuradamente y con las lágrimas todavía brotándole a borbotones, cruza el salón por delante de las chicas y sale de la suite. El desastre que se acaba de producir las deja hechas ceniza, pero Jihyo ya no tiene tiempo de más lamentaciones; secándose las lágrimas rápidamente, se dirige también hacia la puerta para seguir a Chaeyoung, aunque se detiene al ver que Nayeon la sigue.

─No. ─La frena la líder con cara de muy pocos amigos─. Os quiero a todas a vuestras habitaciones. Ya.

─Deja que te acompañe ─se lamenta la mayor con los ojos llorosos.

─No ─repite tajante. Luego se dirige hacia las demás─. ¡A las habitaciones! ¡Todas! ¿¡Está claro?!

Cuando quieren responder Jihyo ya está dirigiéndose a paso rápido por el pasillo hacia las escaleras. No puede perder la pista Chaeyoung, tiene que hablar con ella urgentemente para calmarla. No soporta que la pequeña haya estado sufriendo, sola, en silencio, exactamente igual que ha tenido que hacer ella durante estas últimas semanas. Ambas han podido contar con Doona, pero ¿qué hay de sus compañeras de grupo?

Justamente entonces aparece Nayeon a su lado, caminando a su mismo ritmo. Por supuesto, a la más mayor le sigue costando acatar órdenes cuando no está de acuerdo con ellas, hecho que Jihyo aborrece con todo su ser... a excepción de hoy. Porque sí, en el fondo le agrada tener ahora mismo alguien a su lado, así que simplemente deja que Nayeon se una y la acompañe.

─¡Ahí está! ─exclama Jihyo, que a través del enorme ventanal del vestíbulo del hotel avista a la menor dirigiéndose hacia un taxi que aguarda la llegada de clientela.

─¿¡Qué demonios hace?! ¿¡Se va a subir!?

La inestabilidad de Chaeyoung hace que actúe impulsivamente y puede jugarle una muy mala pasada, ¿dónde va a ir a estas horas de la noche? Deben evitar como sea que suba a ese coche.

Pero mientras se apresuran para alcanzar la salida del hotel, detrás de ellas escuchan una avalancha de pasos que descienden por las mismas escaleras de las que antes habían bajado ellas.

World Wide Twice (Saida | Samo | Dahmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora