34. "Nada que temer"

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Nayeon se arregla la camisa y trata de alisar todas las arrugas posibles; tendría que haber escogido otro atuendo. Pensar en lo bien vestida que va le recuerda que la última vez que se mudó así fue por Haneul.

Pero ahora no es momento de obsesionarse con su apariencia. Respirando hondo, llama a la puerta que tiene delante. Tras unos segundos, una chica de larga melena la recibe con sorpresa.

─¡Nayeon! 

Seungyeon la abraza automáticamente con emoción. Nayeon puede sentir de cerca el perfume de la chica, muy elegante y sofisticado, y piensa que no tiene nada que ver con el olor de su hermana; a pesar de solo ser tres años mayor que Jeongyeon, siempre ha tenido un estilo mucho más maduro, más... mujer.

─¡Cuánto tiempo sin verte! ─se alegra la chica tras separarse del abrazo─. Estás preciosa, como siempre.

Nayeon ríe un poco avergonzada mientras Seungyeon la invita a entrar. Su casa es amplia y moderna, lo típico en una familia llena de éxitos.

─¿Quieres tomar algo?

─No, está bien, no te preocupes. ─Nayeon solo ha venido para ver a su compañera y Seungyeon lo sabe, así que no la entretendrá más.

─Jeong está en su cuarto ─señala al piso de arriba─. Desde que volvió está con un humor de perros, a ver si consigues domesticarla un poco ─bromea.

─Uff, misión imposible ─ríe. A continuación le agradece su acogedora bienvenida y se dirige escaleras arriba.

Justo cuando alcanza el piso superior, desde la habitación de Jeongyeon -que está cerrada- escucha el sonido de un cerrojo sellando la puerta desde dentro. Nayeon frunce el ceño y, llegando a la altura del cuarto, intenta escuchar en silencio... pero no se oye absolutamente nada.

─Jeong, te he oído.

Pero no recibe respuesta.

─He escuchado cómo pasabas el cerrojo... ─insiste, a sabiendas que la menor intenta ignorarla. Transcurren unos segundos en silencio, hasta que surge una voz desde dentro del cuarto.

─Te manda Jihyo, ¿verdad?

Verdad. La líder lleva días mandándole mensajes a Jeongyeon, y ella lleva ese mismo tiempo ignorándola.

─Sí, está preocupada.

Desde el otro lado de la puerta se escucha la risa irónica de la menor.

─¿Preocupada... O cabreada? Porque son cosas distintas.

─Claro que está enfadada. ¿Tanto te cuesta responder a sus mensajes?

Se oye a Jeongyeon levantándose de su cama.

─Lleva cabreada conmigo desde que me marché. Y ya me encuentro suficientemente mal como para aguantar sus broncas, ¿sabes?

─Oye, que a mí también me ha sermoneado, ¿eh?

─Pero sé que me culpa a mí ─la voz de Jeongyeon se oye mucho más cerca de la puerta─. La conozco y sé que me vendrá con el rollo de que la he decepcionado. 

Nayeon suspira; su compañera no va desencaminada, pero seguir escondiéndose en su habitación no es una solución para nadie.

─Jeong, abre, por favor.

La mayor aguarda unos instantes con la esperanza de que la puerta se abra en cualquier momento. Finalmente, acaba sucediendo.

Detrás aparece una Jeongyeon algo... desmejorada, por decirlo de alguna manera. Su rostro está pálido, tiene ojeras y su pelo está enmarañado.

World Wide Twice (Saida | Samo | Dahmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora