Caramelos de cianuro »KrAy

Stay

Y no deja de maldecir mi nombre. No importa lo que haga, no soy buena sin ti. Y no puedo obtener suficiente, debe ser amor en el cerebro.
Love on the brain- Rihanna

En el momento en que YiXing se fue y él tuvo que regresar con Kai, YiFan se tragó todo el orgullo y se mantuvo muy sereno lo que restó de su convivencia.

Había justificado la salida apresurada de YiXing, no estaba seguro de si el coreano le había creído, pero sentía que debía disculparse de alguna forma. Pagó la comida, invitó a su JongIn a regresar pronto y partió a su casa.

Desafortunadamente las cosas no acabaron ahí. Su madre estaba especialmente molesta, no sabía por qué, pero su humor sólo estaba haciendo mella en su poca tranquilidad. Ella sin querer metió temas en su cabeza, YiFan sólo quería alejarse de todo tanto como pudiera, pero no le fue posible cuando su padre lo llamó para terminar juntos algo sobre la constructora.

Estuvo trabajando entrada la noche, pero paró cuando su madre obligó a los dos para cenar. YiFan se disculpó por no acompañarlos, pero no fue suficiente cuando al final lo obligaron a sentarse con ellos.

Su padre estaba hablando sobre los contratos que estaban por cerrarse, pero YiFan no estaba al pendiente porque su cabeza estaba en otra parte. No podía dejar de pensar en YiXing y la manera en la que se había ido. Sus ojos lo decían todo, el menor era infeliz, ya nada era como antes, todo había cambiado y él era el principal culpable.

Y no sólo era YiXing, también el mensaje de Angela. Ella estaba insistiendo en que debían ir con YiXing para terminar la coreografía que tenían para su boda. Una cosa sobre otra. Problema tras problema. YiFan no podía soportar todo.

Después de un rato de estrés, YiFan salió del comedor, tomó sus cosas, el auto y se fue. No escuchó a su madre, ignoró los mensajes de su prometida y manejó sin rumbo fijo. Quería, tan sólo por esa noche, dejarse llevar por la tristeza.

¿De qué servía complacer a todos si él no estaba satisfecho? Al parecer tampoco nadie lo estaba y eso lo estaba rompiendo en partes que estaba empezando a perder.

Llegó hasta las orillas de la ciudad y buscó el mirador el donde solía estar. Deshacerse de sus ataduras sonaba bastante bien cuando llegó a estar una hora bajo las estrellas.

De haber podido, YiFan hubiera seguido ahí. Pero el rugido de una motocicleta le recordó que nunca podría esconderse en ninguna parte del mundo.

—Debe haber sido algo bueno para traerte aquí —la voz de Jackson opacó el silencio. YiFan no dijo nada— supongo que es un poco de todo ¿o me equivoco?

—Odio el día en que te traje aquí.

—Hey, hey —protestó el rubio con una risa. Él caminó para estar cerca. YiFan le miró de reojo, su amigo iba como en esos días de su adolescencia—. Más respeto que realmente lo olvidé. Bueno, tu madre me llamó preocupada, yo le dije que estabas conmigo.

—Gracias bro, pero no tuviste que venir tan lejos.

—Tenía, aunque tú creas que no.

Tan sólo eran ellos dos sobre el cofre del auto, con la mira en el cielo y los pies en la tierra, sintiéndose un poco inútiles ante un universo tan extenso. Jackson era el mejor amigo de YiFan, por consiguiente sabía todo de él. Pero tampoco se tenía que ser un genio para saber que el otro tenía problemas.

YiFan jamás había sido de hablar sobre sí mismo, tampoco de sus sentimientos, ni de su vida en general. Siempre fue callado, reservado, autosuficiente y solitario. Jackson se acercó a él porque pensaba que YiFan intimidaba a otros chicos en la escuela, pero descubrió a un ser muy interesante escondido entre ceños fruncidos y mutismo esporádico.