1. Me caí de la cama.

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Planes de boda: una iglesia privada, un pastel de 6 metros, rosas adornándolo todo, el chico de mis sueños e invitados de lujo. Sí, mi boda perfecta.

Bueno... era mi boda perfecta, sin contar que justo ahora estoy en medio de la carretera conduciendo a más de 150 km por hora, el rostro lleno de lágrimas, con una maleta que contiene un poco de mi ropa, trescientos dólares encima y mucha pero mucha hambre. ¡Ah! olvidaba mi adorable pijama de oso.

Y un detallito: tengo que cruzar la frontera.

Seguramente se preguntan porqué a una chica tan guapa, millonaria, guapa, millonaria y otra vez guapa le suceden cosas de tal magnitud.

Pues bien, se los explicaré.

Hace dos años nos mudamos a México, a una mansión alejada de la ciudad para poder descansar del estrés de la ciudad que nunca duerme, Nueva York. Sería como unas vacaciones alargadas por parte de mi padre. La verdad nunca me molestó mientras tenga a mi novio cerca. Así es, él se cambio a México sólo por estar conmigo.

Mi padre estaba enfermo, no podía levantarse, padecía deficiencia pulmonar sebera, más leucemia, los pulmones estaban llenos de agua; a duras penas hablaba.
Como todas las mañanas, antes de ir a clases de francés, solía saludarlo. Solía.

Ese día parecía de lo más normal, pasé a despedirme de mi papá pero Oliver, mi mayordomo, me lo impidió debido a que mi padre, Raphael Olsen, estaba en reunión con varios abogados de la empresa junto a mi «amadísima» madrastra, Sophia Lord. Diría bruja despiadada pero bueno, ése no es el punto.

Hoy, mi prometido debía viajar a Nueva York para tramitar varias cosas de nuestra boda, como ambos somos neoyorquinos, queríamos casarnos allá. Así que no fui a ninguna de mis actividades planeadas para acompañarlo al aeropuerto.

La llegar, sacó sus maletas y nos paramos como dos tontos en la puerta. Sus brazos me estrecharon contra él, sentía lo nervioso que estaba, y él también lo sabía. Besó mi frente y repitió lo mucho que me amaba.

— Llévatelo, desde hoy es tuyo. —Me dio las llaves de su auto— Pero... hay algo que quiero que te quedes por siempre.

— Cálmate, amor, sabes que debo quedarme por papá, una vez casados podremos volver todos. Además solo serán... ¿dos meses? ¿dos meses irás?

Asintió cabizbajo.

Sacó del bolsillo de su chaqueta un estuche cuadrado color plata. Lo abrí y en su interior había un collar.

— Veinticuatro quilates. Sólo para ti. Voltéalo

— ¿Una C al cuadrado? —pregunté observando la leyenda en el collar.

— Carrie y Christopher —explicó— Un pequeño detalle.

—Amo sus pequeños detalles, señor Collins.

—Y yo la amo a usted, futura señora Collins.

Si estás pensando que este chico es lindo, y cursi, tienes toda la razón.
Christopher sería el sueño de todas. Es guapo, millonario y si de romanticismo se trata, él es el rey. Una vez reservó todo un centro comercial... creo que fue para mi cumpleaños 17, fue el primer regalo "costoso" y excesivo que hizo por mí.  Y desde entonces no ha parado de sorprenderme y también lo sorprendo, a veces con viajes, aveces con pases dorados a esos partidos que le gustan tanto.

Luego de esa despedida, volví a casa y me topé con que Raphael seguía en esa misteriosa reunión. No le di mucha importancia porque era muy usual verlo así de ocupado.

El resto del día, aparte de mis clases de francés, y de mis clases de yoga, todo fue tan aburrido. Hasta que llegó la madrugada y seguía despierta,  fue cuando oí ruidos como si caminara o esculcaran cosas.

Recuerdo haberme preocupado y bajar en busca de Oliver... Cosa que ahora me arrepiento.

— ¿Oliver? ¿eres tú? —grité en la mitad de la escalera, agarrada de la baranda para no caer por la oscuridad —¿Oliver?

Sentí que las manos de alguien se posaron en mi boca presionando fuertemente, intenté gritar pero...ya entenderán mi situación.

— Señorita Olsen —susurró Oliver, arrastrándome nuevamente hacia la habitación.

Al llegar a mi cuarto encendió una linterna pequeña y empezó a meter mi ropa en una maleta.

— Exijo una explicación, Oliver. ¿Qué rayos pasa?

— Chsss... no hay tiempo. —Puso la maleta en hombro, me indicó que tomara mis zapatos y bajamos en silencio  hacia el despacho de mi padre. Al llegar, aseguró la puerta— ¡Salga por la ventana, rápido!

Si tu mayordomo te dice eso... Tú pones cara de "what?!" ¿Cierto?

Me dijo que la casa estaba asediada, y que a mi padre...
Lo mataron en la madrugada.
Además, que ese sería mi destino si no me iba ahora. Los teléfonos no funcionaban, los guardias de seguridad de la casa se habían ido, estábamos fritos.
Y entonces.... Me dio un plan para permanecer con vida. Nada agradable por cierto.
Consistía en buscar a un tal "lobo negro" o... "Pato negro".... Algo así.
Que él le debía un favor.

« Suele estar en Hermosillo. Él te pasará. Tu destino es Utah, Carrie. Mandaré a alguien a buscarte cuando hayas cruzado»

"Él te pasará" "Cuando hayas cruzado"

¿Pasarme? ¿Cruzado? ¡¿Pasarme?! ¡¿Cruzado?! ¿Qué quería decir con eso? Yo creo que estaba loco.

¡Su magnífico plan resultaba en pasar la frontera así como así!

Un boleto para cruzar la frontera, primera clase plz.

Luego de eso, me entregó un sobre con dinero antes de salirme por la ventana y entrar en mi carro para huir, pero Oliver se quedó con un arma en la casa. Fue traumático tratar de huir mientras te persiguen y te disparan a la vez.

En fin, eso es lo que pasó. Replanteando la historia: primero, tengo un padre muerto. Segundo, acabo de escaparme de un atentado que seguramente fue causado por Sophia. Tercero: cruzaré la frontera entre México y Estados unidos porque soy bien macha... Y porque si no lo hago me matan.

Sí... se podría decir que estoy en el mejor momento de vida.

Perros y gatos no se juntan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora