21. Our last kiss, Je t'aime, mon amour.

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¡Vaya que el camino se ha hecho muuuuuy largo!

El idiota ha... ¡Qué no ha hecho en el camino!

Cada chica que pasa a su lado le sonríe, le dice "Hola, guapa" y como el tipo no es feo, ya se imaginan la sonrisita de tonta que le hacen, ser novia de alguien guapo es un verdadero problema más cuando no soy temporalmente su novia y con lo celosa que soy es como tragarse mi propio odio.

— Estás muy callada —dice a mi lado, simplemente sonrió y continúo mirando al frente— Que provocadora, muñeca.

Me rio fingidamente.

— Evita llamarme "muñeca" tú y yo no tenemos tal grado de confianza. Además soy demasiado para... —Lo repaso con una mirada despectiva— alguien como tú.

Sonríe de lado y me da un guiñe.

— Seguro, bebé.

Giro mis ojos y lo aparto de mi espacio personal como si realmente me diera asco, se tragó el cuento tanto que pareció turbarse su frente.

Para mi suerte, cerca ya de la estación de buses, veo un chico de cabello rosa, el indicado para ser mi pato de celos, era hora de sacar mi encanto natural. Lanzo mi cabello a un lado al mejor estilo kiki mayens tu maiself unido a la sonria de un millón de dólares, ¡Dios, si me postulo a miss universo seguro gano!

El chico cambió su mirada hacia mí cuando hicimos contacto visual, era tímido pero tierno, muy lindo, mi trabajo sería más fácil. Vuelve a levantar la mirada y esta vez contesta mi sonrisa. Estábamos esperando el mismo vez por lo que acercarme con mi grupo fue muy normal, claro, yo intencionalmente me puse a su lado y lo saludé en voz baja, Leblanc no pareció notarlo ya que escuchaba música.

— Soy Ethan.

Vaya que tengo suerte con los Ethan.

— Carrie.

— Eres muy linda como para viajar en un bus así —dice.

— Gracias —digo con adoración exagerada al igual que sonrojo, Leblanc lo notó—comentarios así me alegran el día. Y más cuando está tan frío como hoy.

Ethan miró a todos lados buscando algo, me dice con el dedo que regresa enseguida. Lo veo correr a toda prisa hacia una esquina y luego se perdió de mi visita.

—Tu pato huyó.

Comenta André aún con los audífonos puestos.

— ¿Estabas oyéndonos? —me indigno.

— ¿Tengo oídos? Entonces sí.

— Respeta mi espacio, déjame hablar con quién yo quiera.

—Lo respeto pero has notado que... tu pato huyó asustado. No es de extrañar, con el carácter que te llevas, muñeca.

—Escucha, indigente —Me pongo frente a él— no tienes permitido llamarme muñeca. No imaginas la repulsión que me da oírte.

El mira oír encima de mi hombro, así que giro y era Ethan regresando con dos vasos.
Le sonrío.


— ¿Tarde mucho? —pregunta entregando un vaso— Espero te guste el café moca.

— ¡Es mi fav! Gracias, Ethan.

André escuchó ese nombre y tosió.

— ¿Y hacia dónde te diriges?

— A San Francisco, con mis hermanos. Ethan, ellos son Megan, Roy y André.

Perros y gatos no se juntan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora