15. Mis razones.

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***Carrie***

Me hallaba frente al espejo, parada con un vestido celeste que conseguían cubrir mi elevado calzado. Este vestido es la viva imagen de magnificencia sobre un cuerpo que trataba de imitarlo hasta más no poder, mas quien lo usaba estaba harto de él.

Todos los invitados aguardaban en mi salón a que bajara por esa escalera dándoles mi mejor sonrisa, diciendo que todo estaba bien, que sería perfecto por la eternidad completa. Nada más lejos de la verdad.

Mi cabello conseguía caer con ondulaciones a cada lado de mis hombros dándome aires ilustres y señoriales al igual que mi vida hace un par de meses. Mi rostro con ligeros rasgos de maquillaje suave sobre mis mejillas causando que mis ojos resaltaran como nunca antes. En mi mano, un anillo... el cual quité. No sería justo usarlo hoy.

- ¿Estás lista?-insistió London, mirando mi reflejo con rostro calmante o compasivo. Asentí luego de tomar un fuerte respiro- Llamaré a Christopher.

- ¡Espera! -Grité antes de que saliera de mi cuarto- Quiero... decírselo después de la fiesta, así... así que matente callada. No... levantes sospechas.

Mi amiga se retiró luego de comprender ese punto.

- Soy: perfecta, hermosa, tengo dinero... y ahora esta manía de decirlo ante el espejo acaba. Y si hago esto, sería... Carrie Olsen es: hermosa, tiene dinero y ahora es feliz porque ya no finge.

Tragué saliva cuando escuché la voz de Christopher decir mi nombre tras la puerta.

Suspiré.

- Hola, princesa.

- Hola, príncipe.

Sonrió ligeramente, luego alzó su mano como digno caballero de la realeza para llevarme hasta el salón de esa forma.

Podía ver el pasillo del balcón por el cual saldré, antes de que siquiera me notaran , detuve a Chris.

- ¿Qué sucede?

- ¿Por qué la fiesta?

- Lo sabes. Tú cumpleaños...

- Eso no es verdad.

Su silencio lo sentenció. Mantenía cordura respecto a esta fiesta desde que él la mencionó pero para ser partícipe de este teatrito tenía que saber el objetivo real.

Giró la cabeja mirando hacia el pasillo en dirección a la fiesta.

- Es hora de salir -dijo con tono seco.

- Christopher, dime, ahora. -ordené con el tono mandón que normalmente utilizo con el rebelde de Ethan-Sé que esto es más que una fiesta glamurosa de cumpleaños. ¿Qué propósito tiene?

- Negocios. Unos accionistas franceses e italianos, familia de Cameron, insisten en invertir en tu compañía así que cuando todos estén distraídos, dentro de diez minutos nos veremos en la biblioteca para hablar sobre ese contrato. No pensaba firmar nada sin tu consentimiento si es lo que piensas.

- ¿Oliver sabe de esto? -indagué.

- Sí. Pero puedo solo. Ahora -me tomó de brazo con esa sonrisa perfecta- sonríe, Carrie.

Apreté los labios forzando mi sonrisa.

La música disminuyó para abarcarnos en una lluvia de aplausos, flashes de las cámaras cayendo en nosotros, marcándonos como la revista People o Ford nos han llamado antes "jóvens y multimillonarios: La pareja perfecta"

Bajamos los escalones con lentitud como si disfrutara de su compañía, observando mi casa... que ahora se convirtió en fiesta de época en la cual asistía la alta burguesía. Era un palacio magistral con el candelabro que siempre permanecía apagado pero hoy brillaba por todo lo alto irradiando con una suave luz blanca a los invitados luciendo costosos trajes negros, vestidos largos sumamente refinados.

Perros y gatos no se juntan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora