16. ¿Un novio normal es mucho pedir?

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— Cuento tres, no regreses a ver, solo corres.

—Sería mejor salir y hablar con ellos, quizás nos disculpen por alborotar el lugar —susurré.

—Sí, tienes razón. ¡Es lógico! O tal vez solo nos pidan documentación y ¡Oh, sí! ¡No tenemos, sabionda!

Apreté los labios olvidando ese detalle.

—Uno... Dos... ¡Tres!

André abrió en el momento justo, dándole con la puerta a uno de los guardias.

Corrimos hacia el letrero de nuestra salvación "Exit" que parecía a 100mt.

¡Stop! ¡I said stop!

Oí un pitido hacia nosotros y el gordo venía a toda prisa, me asusté al verlo así de cerca, yo empujaba la puerta y no se abrió. ¡NO SE ABRE!

— ¡André esto no abre!

— ¡Carrie la puerta se abre hacia dentro! —grita apartándome.

Aquel incidente dejó mi inteligencia por el suelo y aun así, reí. Sonrisa quese alejó de mi rostro al notar que salimos al patio enrejado.

—¡Sube! —gritó André mientras sostenía la puerta que estaba siendo empujada por el guardia— ¡Carrie, sube la fucking puerta! ¡Pero ya!

—¿Y tú? —pregunto mientras escalaba.

—¡Solo vete! ¡Rápido!

No quería irme sin él, pero insistía tanto que tuve que hacerlo. Corrí, y solo cuando estaba cruzando la calle, alcancé a verlo forcejeando en la reja, el guardia le había tomado del pie. Vi venir dos guardias más por la esquina, así que hui sintiéndome culpable.

Y de lo que pudo ser la peor idea de la noche, me escabullí por otro callejón y volví por él. Lo se, es estúpido.

—¡André! —Lo busco murmurando su nombre pero no estaba por ningún lado— ¡André!

—¿En qué estabas pensando, tonta?—Me taparon la boca metiéndome hacia un pequeño callejón— ¡Se suponía que estarías en Alaska ahora!

— ¡Suéltame! —Le manoteo el pecho— ¡Regresé por ti! ¿En qué crees que estaba pensando? —reclamé.

—Si no estuviéramos huyendo de dos gordos con placas, juro que te besaría por ese comentario. Pero ahora —Sacó la cabeza por un costado de la esquina— Vienen por ahí. Ven, no hay más salido.

Me agarró de la mano llevándome cerca de un contenedor de basura.

— ¡Aquí! ¡Vamos! —exige mientras me ofrece ayudar me a subir— ¡Entra!

— ¿Eres corto de cerebro? ¡Yo no voy a entrar ahí! O sea, ¡mírame! ¿Te parece que esta diosa como yo entraría a un tacho de basura? ¡Never!

Crucé mis brazos al ver como él se metía en aquel tacho. Perfecto que se meta, yo no. Esta ropa sigue siendo cara.

— No te preocupes, prometo llevarte comida a la prisión.

Y bajó la tapa.

¡O por Dios!

— ¡Bien bien bien! ¡Abre ya!

— ¡Noooo ya no!

— ¡André! —chillé.

Abrió el contenedor y de un agarrón de cintura ya estaba sobre...

—Ahhh... ¡Qué asco! ¿Qué se murió aquí?

¡Oh mon dieu! Deja la ridicules.

Perros y gatos no se juntan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora