Capítulo XI ( Reencuentro)

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- ¡Sam, maldita sea! ¡Está lloviendo a mares! ¿Cómo se supone que voy a salir del hospital con el coche? No se ve nada y no conozco el lugar.

- Tasha, ahora no puedo atenderte por el teléfono, Estoy hablando con el encargado del laboratorio de ingeniería mecánica, sólo ten cuidado de no dejarnos sin coche, por favor. Trata de volver despacio justo por dónde viniste.

- Está bien, está bien. Ha sido un día productivo, no lo vamos a estropear ahora. Recuérdame que unas gafas para ver a través de las cortinas de lluvia, también habría que inventarlas.

- ¿Llevas tus gafas puestas al menos?

- Claro que no, ¿Por qué habría de haberme acordado hoy de llevarlas? ¿Hay una inspección en mi contra o algo?

- ¿Porque estás más ciega que un gato de escayola? ¡Jajajaja! No sé, pero deberías asumirlo algún día, Tanto estudio te ha fundido las retinas.

- Bueno, ahora ya no tiene remedio. Te veo en casa para comer. Por favor, si llegas antes prepara algo.

- No creo que pueda llegar tan fácil, si no afloja tendré que esperarme aquí en la universidad...Te aviso con lo que sea. Ten cuidado Tasha. Tengo que cortar la llamada.

- Está bien, voy a concentrarme todo lo que pueda.- Tasha continuó su camino entrecerrando los ojos, el agua cubría las aceras y no dejaba ver con claridad los indicadores.

- ¡Gracias miopía, por hacer mi vida tan emocionante!- Pensó la chica mientras giraba por una de las calles del parking del hospital.

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- ¡Oye Tony! Si sigues gritando así no te voy a entender nada. Por cierto, me alegra ver que saliste de casa.

- Si, vale Rodey. ¡Pero ese no es el punto! No me estás escuchando. ¡Maldito sea ese loquero! ¿Te lo puedes creer? ¿Acaso no se da cuenta de quién soy yo?

¡Se puso a regañarme cómo si fuera un niño que no hace sus deberes! ¡Para eso ya tengo a Pepper!

- Te lo recomendó ella. ¿Qué esperabas? Jajajaj! ¿ Eso que escucho es una tormenta?

- Si y yo no le veo la maldita gracia Rodey.

- Pepper no me quiere en mi propia empresa a no ser que vea a este tipo, y no va y sólo me atiende 10 min y para ofenderme solamente. Para llamarme narcisista, egocéntrico y no sé qué más. ¡Ah, sí! Irresponsable. ¿Pero qué coño sabe ese tío? ¡Se la va a cargar Pepper cuando la vea!

¡Que es su hora de marcharse dice! ¡Pero si madrugué sólo para arrastrar mi hermoso culo hasta aquí! ¡Debería sentirse alagado!

- Tony oye. Cálmate. ¿Seguro que no le provocaste tu primero? Si ella te lo recomendó será bueno, y sabes que necesitas ayuda. Yo no puedo estar ahí ahora, estoy fuera por trabajo. Pero me alegra ver que ya saliste de casa; así que voy a suponer que estás mejor. ¿Verdad?... ¿Verdad?

- Ya veo que estás de su parte. ¿Estáis todos en un maldito complot contra mí! ¡¡Diosss!! ¡Necesito un trago!

-¡No Tony! Lo que menos necesitas es un trago... ¿Tony?

El castaño giró la cabeza cuando escuchó un auto que al girar en su dirección, patinaba en el asfalto a causa de la lluvia.



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- Oh!! ¡No, no, no! ¿Le di? Creo que le di sólo un poco.

- ¿Señor?... ¿Señor se encuentra bien? ¿Le dañé?

Natasha bajó rápidamente de su coche, dejando este en mitad del parking. La fuerza de la lluvia apenas le dejaba ver a un señor con traje y gafas de sol, aquello le pareció chocante con lo negro que estaba el cielo, pero no estaba en aquel momento cómo para prestar atención a eso.

- ¿Señor?...

Tony se volvió para ver a aquella mujer pequeña y de cabello castaño que le acababa de apenas rozar con el coche haciendo que su teléfono móvil cayera al suelo en un gran charco de agua. Era lo que le faltaba para dejar salir todo el estrés que malamente había podido reprimir dentro de él desde varios meses atrás.

- ¿Está loca? ¿Pero qué clase de inútil es usted? ¿Acaso no le han dicho que hay que sacarse un carnet para conducir?

- Disculpe señor, entiendo su enfado. Le aseguro que no fue mi intención, el coche patinó con la lluvia. ¿Se encuentra bien? ¿Quiere que le acompañe dentro del hospital?

- ¿Con usted? No iré con una tarada como usted a ningún sitio. ¿Qué pretende, rematarme?

- En serio señor, no me quedaré tranquila sino sé que está bien.

Natasha empezaba a desesperarse con aquel tipo tan maleducado. Aún así se sentía lo suficientemente culpable, porque sabía que había decidido conducir sin apenas ver nada y con la que estaba cayendo.

Extendió una mano hacia el hombre para ofrecérsela en señal de ayuda.

- ¡No se le ocurra tocarme! Usted no sabe quién soy. La demandaré si lo hace y tendrá que empeñar hasta esa tartana que hace llamar coche, para pagar por su estupidez.

- ¡Es usted un maleducado insoportable! No voy a permitir que me siga faltando al respeto. ¡Si quiere demandarme hágalo! Pero por mi cómo si le da una conmoción cerebral por el golpe y se muere.

- ¡Ojalá! Así me aseguraría de no volver a encontrarme con una mujer tan torpe y fea como usted.

- ¡Dios! ¡Le golpearía!

- ¡Inténtelo!

Natasha apretó los dientes, intentando reprimir las ganas de golpearlo, y se quedó mirando a aquel hombre grosero frente a ella. Se dio cuenta de que le hacía sentir vulnerable, odiaba ese sentimiento.
Apenas un metro les separaba, aunque la cortina de lluvia hacía que no se pudieran ver con tanta claridad, ambos habían olvidado con la discusión que se estaban empapando hasta los huesos.

Por su parte Tony se repente se sentía exhausto, había estado tanto tiempo en tensión, en situación de alerta; pero intentando aparentar tranquilidad en los últimos días. Que aquellos gritos hacia aquella desconocida que ni siquiera le importaba, se habían sentido cómo una liberación. Se quedó por un momento ausente, o tal vez esperando una reacción por parte de la mujer.

Pero la mujer no se movió, se quedó parada por un momento mirándolo detenidamente, analizando al hombre frente a ella. En realidad aquel tipo le había parecido tan extraño. Era cómo uno de esos excéntricos personajes de las revistas de sociedad, sólo que no intentaba aparentar simpatía ni tan siquiera fingida frente a las cámaras ocultas que la chica imaginaba en su cabeza. Pensó de repente que no tenía sentido tratar con un demente cómo ese. Que era una discusión perdida de antemano y que igualmente no quería ser ayudado por ella. Así que Tasha decidió marcharse.

- Le aseguro que no ha sido un placer conocerle.- Alcanzó a pronunciar la castaña por lo bajo, al fin. Giró sobre sus talones dando la espalda al hombre empapado, subió al coche y se marchó.

Tony no dijo nada. Sólo deseaba haber estado en aquel momento junto a su enorme cama, para poder haberse dejado caer en ella, o tal vez en el sofá de la entrada, o incluso en el suelo del taller. De todas formas ya estaba acostumbrado a caer inconsciente en el.

Recogió el teléfono del charco, más para que nadie pudiera cogerlo y recuperar algo de su interior, que con la esperanza de que funcionara. Se subió a su propio coche y se marchó a casa.

EN OTRA VIDA (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora