Capítulo XXXV (Tu luz)

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Dos botellas de Whisky, veintiún cigarrillos y una ducha después.

Le parecía increíble que con tanto alcohol en el organismo, no hubiera desaparecido el temblor en sus manos, pero en el fondo sabía que esta vez esa no era la medicina que necesitaba ni para los temblores, ni para las noches de insomnio.

Necesitaba que su starkphone volviera a sonar de nuevo, no había conseguido soltarlo de su mano desde hacía 10 días. ¿Y si ya no volvía a sonar? ...

Seis recuentos de trajes y corbatas, 10 comprobaciones del estado del teléfono, 12 vueltas a la habitación, las cuales sumaban 146 pasos exáctamente,  4 comprobaciones de la cerradura y 3 chasquidos de lengua después. 

***

· Mensaje de Whatsapp. (Para Tasha)

Últ. Vez hoy a las 17:00

Fecha: 31 de Diciembre de 2020.

Hola, soy el imbécil.

No sé en qué punto de mi vida comencé a fallar a todos los que me rodean. A ti la primera...

Pero el destino o Dios si es que existe, volvió a ponerte en mi camino. Así que tal vez si que hice algo bueno, esa sería una posible teoría. Que tal vez si hice algo bueno por ti, aunque haya sido en otra vida y por eso no lo recuerdo. (No puedo aplicar el método científico aquí y por eso puede parecer que divago.)

Pensé que lo mejor era alejarme de ti, que serías más feliz sin mi cerca, pero no puedo más. Egoístamente tengo que admitir, que tengo miedo de no volver a sentir jamás lo que siento cuando estamos juntos.

He pasado demasiados años herido, en los que las relaciones se me hicieron difíciles. Las caricias más amorosas y dulces me parecían dañinas y malvadas, pero de pronto apareciste tú y todo volvió a estar bien. Tus besos y tus caricias pueden curar el mundo, siempre pudieron. Así que si no estás muy enfadada y te atreves a aguantar a este cabezota.

¿Te importaría que comenzáramos desde el principio?

***

Hacía bastante frío. De ese que se te cala en los huesos por la humedad.

Las temperaturas llegaban casi hasta los 10 grados bajo 0, y las calles sin asfaltar embarraban sus botas de cordoneras. El viaje había sido largo, ya había anochecido y el cielo amenazaba con llover.

Tasha recorría las calles de Detroit lentamente. Conocía aquel camino de memoria, aunque con el paso de los años estuviera un poco cambiado.

Aún recordaba las miles de veces, en las que cuando se sentía triste había escapado de casa de los Wilson sólo para estar allí a solas.

Llegó al centro de la ciudad y se encontró de frente con el antaño esplendoroso United Artists Theater.

Localizó el hueco en la pared por donde solía entrar y agradeció no haber crecido demasiado para poder así seguir cabiendo por él. Atravesó el recargado vestíbulo y se detuvo para coger aire  sólo un segundo antes de entrar con paso firme, por las puertas que daban a la gran sala de proyección.

Caminó por el pasillo central que daba al escenario y poco a poco su cara fue palideciendo, se sintió tonta al darse cuenta de que no había nadie allí.

— "¿En qué bendito momento llegué a pensar que Tony estaría aquí? El jamás volvería a Michigan."

Estuvo tentada de volverse a casa, pero algo llamó su atención en el suelo del escenario. Subió de un salto a él y se acercó.

EN OTRA VIDA (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora